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Cuando los dientes reaccionan exageradamente a estímulos de origen térmico, químico o táctil, decimos que existe sensibilidad dental, una afección que provoca dolor intenso y transitorio debido a la exposición de la dentina o parte interior del diente al exterior, y que desaparece cuando cesa el estímulo que lo provoca. Esta exposición se produce bien por una retracción de la encía, bien por un desgaste progresivo del esmalte y el cemento radicular, que forman la protección natural de la dentina o parte exterior del diente, lo que acaba dejando al descubierto las terminaciones nerviosas del diente y provocando una reacción exagerada a estímulos externos como el frío y el calor, los más habituales. Cuando esto ocurre, elegir el producto específico para mejorar los síntomas es fundamental, teniendo en cuenta que no debe ser abrasivo y que se debe acompañar de unos hábitos higiénicos específicos.
Los expertos en salud dental de Dentaid nos explican en qué consiste este molesto trastorno y nos dan algunas pautas para remediarlo.
