¿A que edad hay que tomarse la tensión arterial?

La mayoría de las personas mayores de 18 años habitualmente no se miden la presión arterial (PA) o no recuerdan cuándo fue la última vez que lo hicieron. Si embargo, los expertos de la Fundación Española del Corazón alertan del aumento del consumo de alcohol y tabaco entre los jóvenes, que a la larga puede producir rigidez en las arterias e hipertensión arterial. El mejor lugar donde ir: la farmacia.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), todos los años mueren cerca de diez millones de personas en el mundo, debido a enfermedades relacionadas con la hipertensión arterial. Si hasta ahora la hipertensión debutaba a partir de los 40 o los 50 años, actualmente, la combinación de hábitos de vida no saludables en cuanto a dieta y actividad física, está haciendo que cada vez existan más personas que desarrollan hipertensión a edades más tempranas, en torno a los 25 y los 30 años. Ello unido al aumento de las cifras de tabaquismo y alcohol entre los jóvenes de nuestro país, ha llevado a los expertos de la Sociedad Española de Hipertensión-Liga Española para la Lucha contra la Hipertensión (Seh-Lelha), a incidir en la importancia de acudir a revisiones periódicas que se realizan en las empresas o a la hora de entrar en clubs deportivos, sobre todo en los casos en los que existe sospecha de poder desarrollar la enfermedad (pacientes que son hijos de padres hipertensos, por ejemplo, en cuyo caso deberían tomarla incluso en casa y por supuesto en la farmacia). Además, según los expertos de la Fundación Española del Corazón, el consumo entre adolescentes de alcohol y tabaco, incluso en pequeñas cantidades, se asocia con un aumento de la rigidez arterial. Por ello, el doctor Carlos Macaya, presidente de la FEC, considera “fundamental que se tomen medidas para preservar la salud cardiovascular de los más jóvenes, incluidas aquellas que combatan el tabaquismo pasivo”.

¡A la farmacia!

En el caso de la hipertensión arterial, la farmacia es el centro que tenemos más cercano y al que primero nos dirigimos cuando tenemos algún síntoma de que algo no va bien. Así lo afirma un estudio realizado por la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (SEFAC) en el marco de la campaña mundial May Measurement Month (MMM), organizada por la Sociedad Internacional de Hipertensión durante mayo de 2018 y en la que SEFAC participó aglutinando los datos recabados por los farmacéuticos comunitarios españoles. El objetivo de esta campaña anual, según la doctora Ana Molinero, vicepresidenta de SEFAC y vocal de la Sociedad Española de Hipertensión-Liga española para la lucha contra la hipertensión arterial (SEH-LELHA), es “aumentar el grado de conciencia con respecto a la presión arterial (PA) a nivel mundial, poniendo el foco especialmente en aquellas personas mayores de 18 años que habitualmente no se miden la presión arterial (PA) o no recuerdan cuándo fue la última vez que lo hicieron”. En esta campaña participaron 891 farmacéuticos comunitarios españoles que llevaron a cabo 5.785 mediciones de presión arterial (PA) en personas mayores de 18 años durante mayo del año pasado. Casi la tercera parte de los participantes en la campaña tenían, al menos, uno de los valores de PA (presión arterial sistólica –PAS- o diastólica –PAD) por encima de 140/90 mmHg, que se encuadrarían en cifras de hipertensión según las últimas guías europeas.

El resultado de una fórmula muy sencilla

Tal y como explica el doctor José Luis Palma, vicepresidente de la sociedad Española del Corazón (SEC), el corazón ejerce presión sobre las arterias para que éstas conduzcan la sangre hacia los diferentes órganos del cuerpo humano. Esta acción es lo que se conoce como presión arterial, que es pues, el resultado de una fórmula muy sencilla: presión= volumen/resistencia, es decir, es el resultado del volumen de sangre que el corazón expulsa con cada latido, en contraposición a las resistencias periféricas de las arterias. La presión máxima se obtiene en cada contracción del corazón y la mínima, con cada relajación. La hipertensión es la elevación de los niveles de presión arterial de forma continua o sostenida, es decir, una situación en la que los valores exceden lo que convencionalmente está aceptado como máximo, 135 o 13,5 mmHg de máxima (sistólica) por 8,5 de mínima (diastólica), aunque valores del 14-9 también están considerados dentro del límite normal.

Un asesino silencioso

1.      El primer afectado por la hipertensión es el CORAZÓN. Al ejercer una mayor resistencia, este responde aumentando su masa muscular (hipertrofia ventricular izquierda) para hacer frente a ese sobreesfuerzo. Este incremento de la masa muscular acaba siendo perjudicial porque no viene acompañado de un aumento equivalente del riego sanguíneo y puede producir insuficiencia coronaria y angina de pecho. Además, el músculo cardiaco se vuelve más irritable y se producen más arritmias.

2.      La hipertensión también propicia la ARTERIOSCLEROSIS (acúmulos de colesterol en las arterias) y fenómenos de TROMBOSIS (pueden producir infarto de miocardio o infarto cerebral). En el peor de los casos, la hipertensión arterial puede reblandecer las paredes de la aorta y provocar su dilatación (aneurisma) o rotura (lo que inevitablemente causa la muerte). Si afecta a las arterias de las piernas causa dolor al caminar.

3.      La hipertensión también afecta al CEREBRO. Cuando las arterias se vuelven rígidas y estrechas, el riego sanguíneo resulta insuficiente y provoca la aparición de infartos cerebrales (ictus o accidente vascular cerebral isquémico). La elevación de la presión arterial también puede causar la rotura de una arteria y ocasionar una hemorragia cerebral (ictus o accidente vascular cerebral hemorrágico).

4.      Los RIÑONES también se ven afectados, al causar rigidez en las arterias que suministran la sangre a los riñones. Pero también perjudica al propio riñón, lo que puede desembocar en una insuficiencia renal que incluso requiera diálisis. Por otro lado, si el riñón resulta dañado se puede producir un aumento de la presión arterial.

5.      Si daña las arterias de la retina provoca ALTERCIONES EN LA VISIÓN.

6.      En los hombres puede ser causa de IMPOTENCIA.

¡Bajo control!

*Recomendaciones de la Fundación Española del Corazon

1.      No fumes. El tabaco aumenta la presión arterial y la frecuencia cardiaca. Además, las personas hipertensas fumadoras multiplican el efecto perjudicial del tabaco. Dejar de fumar tiene unos efectos positivos superiores a cualquier medicación para la hipertensión. Fumar incrementa tanto la presión arterial como la frecuencia cardiaca.

2.      Cuidado con el alcohol. El consumo moderado de alcohol (un vaso de vino al día en las comidas) puede ser beneficioso, pero si es excesivo provoca el incremento de la presión arterial y otras alteraciones perjudiciales el corazón y otros órganos.

3.      Controla tu peso. El sobrepeso es una causa de hipertensión. Rebajarlo reduce la presión arterial y disminuye el riesgo cardiovascular y de diabetes.

4.      Haz ejercicio. La realización de ejercicio físico regular consigue bajar las cifras de presión arterial. Además, aumenta la masa muscular y la capacidad de esfuerzo, ayuda a controlar el peso y logra disminuir el riesgo cardiovascular.

5.      Disminuye el consumo de sal y alimentos que la contengan. También es necesario consumir frutas, verduras, legumbres, frutos secos, pan y otros cereales. Por último, usar aceite de oliva como grasa principal e incrementar la ingesta de aves y pescado en detrimento de las carnes rojas.

6.      Tratamiento farmacológico. Si eres hipertenso no puedes conformarte con las recomendaciones anteriores, ya que es posible que debas seguir un tratamiento farmacológico. Los fármacos antihipertensivos están agrupados en varios tipos: diuréticos; inhibidores del sistema renina angiotensina (IECA); antagonistas de los receptores de angiotensina (ARA-II); calcioantagonistas y betabloqueantes.

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Redacción Consejos

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