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Nos escribe… Antonio (Huelva)
“Tengo alto el colesterol y el médico me ha recetado unas pastillas que se llaman simvastatina. Llevo ya casi dos años tomándolas y en la última analítica me salieron bien los niveles de colesterol. ¿Podría dejar de tomarlas?”
El colesterol es una grasa natural indispensable para el buen funcionamiento de nuestro organismo, ya que a partir de él se fabrican las hormonas sexuales y las tiroideas, los ácidos biliares vitales para la digestión de las grasas, la vitamina D (formada gracias a su exposición a los rayos solares) y otras sustancias.
La mayor parte del colesterol se produce en el hígado, aunque también puede provenir de algunos alimentos. La sangre conduce el colesterol desde el intestino o el hígado hasta los órganos que lo necesitan y lo hace uniéndose a las lipoproteínas.
2 tipos de lipoproteínas
- Las lipoproteínas de baja densidad (LDL): que se encargan de transportar nuevo colesterol desde el hígado a todas las células de nuestro organismo.
- Las proteínas de alta densidad (HDL): que recogen el colesterol no utilizado y lo devuelven al hígado para su almacenamiento o excreción al exterior a través de la bilis.
Los niveles totales de colesterol en una persona sana deberían situarse por debajo de los 200 mg/dl, según la Fundación Española del corazón. Las cifras de colesterol LDL se consideran normales hasta los 100mg/dL, aunque en personas con enfermedad cardiovascular, las cifras se deben situar por debajo de los 70mg/dL. En lo que respecta al colesterol HDL, los niveles deben ser superiores a 35 mg/dL en el hombre y a 40 mg/dL en la mujer.
Las consecuencias de la hipercolesterolemia
Cuando el cuerpo es incapaz de asimilar todo el colesterol que circula por la sangre, deposita en la pared de las arterias el que le sobra. Así forma unas placas que contribuyen a su estrechamiento y originan la aterosclerosis. Con el tiempo, la placa se endurece y estrecha aún más las arterias, limitando que la sangre rica en oxígeno llegue a los órganos y a otras partes del cuerpo. Según los expertos de la Fundación Española del Corazón, la hipercolesterolemia es causa directa de casi una cuarta parte de las muertes por enfermedad cardiovascular, por lo que es importantísimo, según los especialistas, mantener los niveles de colesterol bajo.
Los fármacos que te ayudan
Existen varias estrategias farmacológicas para reducir el colesterol. Pueden usarse fármacos que reducen la producción de colesterol dentro del hígado o que facilitan que el hígado capte más colesterol de la sangre, o bien los que disminuyen la absorción de colesterol de la alimentación o facilitan su eliminación intestinal. Las estatinas son el tratamiento de elección y del que se dispone de más experiencia. En la actualidad es el más utilizado. Dentro de esta familia hay diferentes compuestos y los dos más representativos son la simvastatina y la atorvastatina. Actúan reduciendo el colesterol dentro del hígado lo que hace que capte más colesterol de la sangre y que disminuyan los niveles circulantes. En dosis elevadas pueden reducir las cifras de colesterol LDL (colesterol “malo”) hasta en un 50%. Respecto a tu pregunta, si dejas de tomar la medicación volverán a subir, y tienes que tener mucho cuidado, ya que diversos estudios científicos han demostrado que los pacientes que están tomando estatinas y tienen riesgo de enfermedad cardiovascular, aumentan ese riesgo si dejan de tomar el medicamento. Por el contrario, hay evidencias de que el uso de estatinas es beneficioso hasta bien avanzada la vejez.