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Los cálculos biliares o colelitiasis son depósitos sólidos que se forman bien en la misma vesícula o en las vías biliares por las que circula la bilis. Muchas veces pasan desapercibidos, pero también pueden provocar un cólico biliar acompañado de dolor intenso. Pero, ¿cuándo operar las piedras en la vesícula?
La vesícula biliar es un órgano con forma de pera que se encuentra debajo del hígado. Su función es recoger la bilis que este produce, y que el organismo utiliza para digerir las grasas, y almacenarla para ser usada cuando el sistema digestivo la necesite. A través de la vía biliar o conductos biliares la bilis producida en el hígado desemboca finalmente en el intestino delgado.
Los cálculos biliares son depósitos de materia sólida. En occidente, el componente principal de estos es el colesterol que, cuando es segregado en exceso por el hígado, forma partículas sólidas (cristales de colesterol) que se almacenan en la vesícula biliar y acaban formando cálculos.
Las piedras pueden quedarse en la vesícula biliar o pasar a las vías biliares. Alrededor del 80% de las personas con cálculos no tiene ningún síntoma, especialmente si las piedras permanecen dentro de la vesícula. Pero si pasan a los conductos biliares (coledocolitiasis) pueden provocar inflamación y un dolor característico en la parte superior del abdomen o del pecho denominado cólico biliar. Los cálculos biliares pueden provocan también gases, estreñimiento o digestiones pesadas. En ocasiones pueden desembocar en cuadros más graves, provocar una peritonitis o causar una obstrucción intestinal, denominada íleo biliar, aunque ésta es menos frecuente.
En qué casos el experto recomienda operar
Los cálculos biliares que no causan síntomas no requieren tratamiento, pero si provocan cuadros de dolor repetidos e incapacitantes, el especialista puede recomendar la extirpación quirúrgica de la vesícula biliar (colecistectomía) que, en la mayoría de los casos, se realiza mediante laparoscopia. La cirugía evita los episodios de cólico biliar, no afecta a la digestión y no es necesaria una dieta posterior. A partir del momento en el que la vesícula se extirpa, el papel de reservorio de bilis lo realiza el colédoco, conducto que une el hígado y el intestino.
Factores de riesgo
La piedras en la vesícula son muy frecuentes en mujeres, personas con obesidad y en aquellas que han perdido peso rápidamente (como resultado de una dieta o por haberse sometido a una intervención de reducción de estómago). Ciertas enfermedades (dispepsia o reflujo gastroesofágico, enfermedad de Crohn…), y el factor hereditario también pueden actuar como desencadenantes.
Como prevención: evita el sobrepeso, lleva una dieta equilibrada baja en grasas y rica en fibra y bebe abundante agua.