Una infección por Helicobacter Pylori puede desencadenar gastritis, intolerancias alimentarias, pérdida de peso repentina, úlcera duodenal o gástrica, y a largo plazo, cáncer de estómago. Los expertos advierten de la importancia de su diagnóstico, ya que sólo el 30% de los afectados desarrolla síntomas, mientras que en el 70% restante se presenta de manera silente.

El estómago, su fortín

La bacteria Helicobacter Pylori ha coexistido con el ser humano durante miles de años y actualmente su infección sigue siendo muy común: se estima que dos tercios de la población mundial está infectada por ella. Esto se debe a que nuestras células inmunitarias no pueden llegar al revestimiento del estómago, lugar del que la Helicobacter Pylori ha hecho su fortín. Allí, estas bacterias alteran el pH del estómago al segregar una enzima llamada ureasa que transforma la urea en amoníaco y en dióxido de carbono, que neutraliza parcialmente la acidez gástrica natural del estómago. 

Aunque no se sabe exactamente de qué manera se produce el contagio por Helicobacter Pylori, sí se sospecha de la falta de higiene de manos, de la contaminación del agua y de los alimentos que consumimos o del contacto directo de boca a boca. Según explica Patricia Nevot Escusa, nutricionista del Centro Júlia Farré, de Barcelona (www.centrojuliafarre.es), su diagnóstico se realiza mediante la prueba de aliento, mediante una analítica sanguínea, un examen coprológico o una biopsia. De todas ellas, “la más habitual es la primera, la prueba de aliento, mediante la cual se ingiere una solución de urea y se sopla para detectar en aire expirado el contenido de dióxido de carbono generado”, explica. 

Síntomas: cuando el monstruo asoma la cabeza

Según nos explica Patricia Nevot, la infección por Helicobacter Pylori es muy común, pero solo unos pocos, un 30% de los infectados aproximadamente, muestra síntomas.

  1. La mayoría suelen ser problemas digestivos como reflujo en la parte superior del abdomen.
  2. Hinchazón abdominal.
  3. Sensación de saciedad cuando se ha ingerido una pequeña cantidad de alimentos.
  4. Dolor de estómago.
  5. Náuseas o vómitos.
  6. Debilidad.
  7. Anemia.
  8. Pérdida de peso repentina.

Dieta de fácil digestión y protección gástrica

¿Y qué tipo de alimentos deben incluirse en la dieta de una persona que la padece? Según explica Patricia Nevot, la alimentación que deben llevar las personas infectadas por Helicobacter Pylori debe ser de protección gástrica “adaptada a los síntomas”, ya que “hay personas que se quejan más de unos síntomas que de otros o incluso llegan a desarrollar ciertas intolerancias alimentarias que también se deben tener en cuenta”, aclara. Esta experta enumera entre los alimentos recomendados aquellos que permiten una fácil digestión y cumplen el papel de protectores gástricos, como los cereales refinados (arroz, pasta, quinoa, cuscus, pan o biscottes, boniato y patata al vapor o hervida); las frutas cocidas (en compotas o asadas y sin azúcar añadido) y plátanos maduros; las verduras cocidas como el calabacín, la calabaza, la zanahoria, el puerro, las judías verdes y las berenjenas; las proteínas animales procedentes de carnes blancas como las de pollo, pavo o conejo, así como del pescado blanco y el huevo (especialmente la clara); proteínas vegetales como las de las lentejas (pasadas por el chino y en puré); y las grasas como las del aceite de oliva virgen extra y del aguacate. Por el contrario, hay que evitar los cereales integrales; los cítricos como la naranja o la piña; los ácidos como la salsa de tomate; el café y el alcohol; los vegetales fibrosos y los flatulentos como la brócoli o la coliflor; las carnes rojas, el pescado azul, los embutidos y los mariscos; las legumbres enteras; las comidas picantes, la bollería, los encurtidos, los alimentos muy picantes, los fritos, las bebidas carbonatadas, así como los lácteos y quesos curados.

Antibióticos y omeprazol

Para su erradicación es importante combinar la toma de medicamentos prescritos (dos antibióticos y un inhibidor de protones como es el omeprazol), mantener una correcta higiene de manos y de los alimentos que vayamos a consumir, así como llevar una alimentación adaptada a la sintomatología de cada persona. También es vital no consumir lácteos durante el tratamiento y separar su ingesta de la de alimentos ricos en calcio. Patricia Nevot explica cómo a veces resulta complicado erradicarla, debido a que este tipo de bacterias han terminado desarrollando resistencia a los antibióticos, fundamentalmente por el mal uso que la población ha hecho de estos medicamentos. De ahí la importancia de que estén recetados por personal médico y se cumpla su prescripción. Otros factores que pueden afectar a la inflamación y volver ineficaz el tratamiento son el estrés, la falta de sueño y descanso, el sedentarismo (que provoca acumulación de gases y puede generar distensión gástrica e intestinal, perjudicando al tejido y acentuando los síntomas), una mala alimentación y una ingesta errónea de la medicación.

Cuando hay gastritis… ¡Arde el estómago!

A veces, a consecuencia de la infección por Helicobacter Pylori, se produce una inflamación en la zona afectada del estómago, lo que se conoce como gastritis, que aumenta el riesgo de complicaciones conforme aumenta la duración de la infección. 

 “Si la gastritis no remite se produce un estado de inflamación de la mucosa estomacal crónica, que hace que las células y glándulas que allí se encuentran pierdan su funcionalidad. Ello impide que se produzca una buena digestión como consecuencia de la falta de producción de ácido clorhídrico, provocando como efecto secundario la pérdida de la capacidad de absorber vitamina B12”, explica la experta. 

Esta inflamación de la mucosa estomacal provoca un ardor que los afectados describen “como un incendio”, por lo que los alimentos a consumir deben tener la característica de facilitar la digestión e impedir la irritación de la mucosa. También es común que se produzca una ulceración. De hecho, el Helicobacter Pylori es el factor principal de riesgo de úlcera péptica y responsable de la mayoría de úlceras estomacales y del tramo superior del intestino delgado.

Además del Helicobacter Pylori, otras causas que pueden provocar una gastritis son un consumo excesivo de alcohol y de picantes (ambos agentes irritantes), así como determinados medicamentos como el ibuprofeno o el ácido acetilsalicílico.

Protege tu estómago en 3 días

*Menú elaborado por Patricia Nevot, nutricionista del Centro Júlia Farré, de Barcelona

Primer díaSegundo díaTercer día
DesayunoInfusión + tostada de pan con queso
fresco.
Vaso de bebida vegetal de avena + cereales de maíz sin azucares añadidos.Infusión + tostada de pan con aceite de oliva virgen.
Media mañanaYogur desnatado +
manzana al horno.
Infusión + tostada de pan con pavo.Yogur desnatado + plátano.
AlmuerzoCalabaza asada con
boniato. Hamburguesa de pollo a la plancha.
Dorada al horno con
patata y calabacín.
Espaguetis salteados con
zanahoria, calabacín,
espinacas y gambas.
Merienda Tortitas de arroz con aguacate + infusión.Yogur desnatado
+ pera al horno.
Tortitas de maíz con jamón dulce + infusión.
CenaJudías verdes con patata al vapor.
Merluza plancha.
Crema de calabacín.
Tortilla francesa.
Biscotes de pan.
Salteado de champiñones y
berenjena con arroz.
Pollo plancha.

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Paula Rivero

Soy de la primera promoción de Periodismo que salía del "horno" de Sevilla (en todos los sentidos), allá por el año 94, estudios que completé con los de Historia Contemporánea, licenciándome en...