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Quedarse sin aire durante la noche y a continuación soltar un fuerte ronquido nos está avisando de un grave trastorno que en modo alguno hay que descuidar. Se llama apnea del sueño y puede ocasionar falta de oxigenación en sangre y afectar a distintos órganos. Veamos cómo se puede prevenir y remediar.
La apnea del sueño es un trastorno respiratorio bastante frecuente y a menudo crónico, que provoca interrupciones en la respiración mientras se duerme. Estas pausas pueden durar desde unos segundos hasta dos minutos y repetirse treinta o más veces a la hora, el aire no llega a los pulmones. Cuando la persona vuelve a respirar, es habitual que emita un ronquido o ruido fuerte. Además de perturbar el sueño, estas pausas también disminuyen el oxígeno en sangre y aumentan el dióxido de carbono.
10 consejos preventivos
- Cuida tu higiene del sueño. Duerme el número suficiente de horas y mantén horarios regulares, tanto para irte a dormir como para levantarte. Evita las siestas largas durante el día y no comas ni bebas grandes cantidades durante las tres horas previas a irte a la cama.
- Duerme de lado. El decúbito lateral es la mejor postura para mantener lo más liberadas posibles las vías respiratorias, de manera que no se interrumpa la respiración.
- No permanezcas tumbado sobre la espalda. Prueba a dormir con almohadas especiales que favorecen el paso a dormir de lado.
- Mantén las vías nasales despejadas durante la noche. Consulta a tu médico por si se da el caso de que padezcas desviación de tabique o sequedad nasal por cualquier motivo.
- Intenta tener un peso saludable. Si sufres obesidad o sobrepeso, trata de regresar a tu peso ideal. El sobrepeso y la obesidad son un factor claro en la aparición de apneas. Para ello, sigue una dieta variada y equilibrada. Apuesta por las cenas ligeras y asegúrate de hacerlo, al menos, dos o tres horas antes de acostarte.
- Aprovecha las ventajas del deporte. Con el fin de evitar el exceso de peso, haz todo lo posible por practicar ejercicio físico de manera regular. Además, ayuda a controlar la respiración. Pero evita realizarlo durante las tres horas antes de irte a dormir, porque su efecto excitante podría hacerte más difícil conciliar el sueño.
- Deja de fumar. El tabaco deteriora el estado de las vías respiratorias y puede agravar la apnea del sueño.
- No tomes bebidas alcohólicas por la noche. Esta medida también te ayudará a prevenir los síntomas o, incluso, la aparición del trastorno.
- Evita, si es posible, ciertos medicamentos. Algunos fármacos inductores del sueño, como las benzodiacepinas, hacen que el organismo disminuya su respuesta a la falta de oxígeno en sangre cuando ocurren apneas, por lo que es preferible no utilizarlos. Nunca tomes estos fármacos sin haber consultado a tu médico y además estudiar la posibilidad de otras medidas o fármacos diferentes si requieres ayuda para dormir.
Ante la duda, consulta al especialista. Si piensas que presentas síntomas compatibles con este trastorno, no demores la consulta con el médico. Además del síndrome de apnea, pueden existir otras causas que provoquen un exceso de somnolencia diurna. El tratamiento se enfoca en los factores controlables como peso, tabaquismo, consumo de alcohol o postura y la práctica de ejercicio físico. Además, se puede emplear en caso de apnea leve o moderada, un sistema de presión positiva (CPAP). Se trata de una mascarilla que introduce una leve presión positiva durante su uso, manteniendo las vías respiratorias abiertas. También las prótesis bucales extraíbles pueden ayudar evitando que la lengua caiga hacia atrás, obstruyendo la garganta. En ciertos casos es necesaria la cirugía para, por ejemplo, corregir una desviación del tabique nasal o extirpar las amígdalas o posibles pólipos, que pueden ser la causa de este síndrome.