los peligros de la trombosis venosa

De riesgo

La trombosis venosa, tanto superficial como profunda, puede desencadenar graves complicaciones si no se trata a tiempo.

Un trombo es un coágulo formado en el interior de una vena, que conlleva una reacción inflamatoria de la pared venosa. Según estén afectadas las venas más superficiales o las venas profundas se llamará trombosis venosa superficial o trombosis venosa profunda. El mayor peligro es que se desencadene una embolia pulmonar, un estado grave que precisa de la intervención inmediata en urgencias.

Muchas son las causas por las que se puede producir un trombo: permanecer encamado o inmovilizado tras una operación o por alguna enfermedad (de ahí que se deban inyectar anticoagulantes profilácticos como la heparina); por alteraciones congénitas o adquiridas (trombofilias); por enfermedades malignas como el cáncer o algunas enfermedades autoinmunes genéticas; y, sobre todo, por la presencia de varices, que siempre implican alteraciones en el flujo sanguíneo venoso y en la pared venosa. 

Otros factores de riesgo trombótico son la edad, la deshidratación, la obesidad, el embarazo y el tabaquismo. Así lo explican los expertos del Capítulo Español de Flebología y Linfología, que aclaran la diferencia que existe entre el sistema venoso profundo, “que transcurre entre los compartimentos musculares de las piernas y transporta la inmensa mayoría del caudal venoso; y el sistema venoso superficial, que transcurre en el espesor de la piel y tejido celular subcutáneo, y es independiente de la circulación arterial” pudiendo decirse que es “accesorio” y por lo tanto, menos grave.

Trombo superficial o profundo: sus síntomas

  1. En la trombosis venosa superficial se produce un enrojecimiento o cambio de coloración en la piel afectada, calor, induración y dolor sobre las varices previas. Para el diagnóstico es necesario, además de la exploración física, hacer una ecodoppler que permita ver su extensión. Andar disminuye el dolor y la progresión a una complicación de la trombosis, así como la utilización de medias elásticas y tratamiento farmacológico, si así lo indica el especialista. Una vez instaurado el tratamiento, la vena obstruida puede tardar entre 6 y 8 semanas en canalizarse (en ocasiones, meses), o quedar parcial o totalmente obstruida. Entre las secuelas que puede dejar un trombo superficial están la aparición de una pigmentación oscura en la piel o un endurecimiento permanente. 
  2. En la trombosis venosa profunda se produce un coagulo de sangre (trombo) en una o varias venas profundas y el síntoma más característico es el aumento de volumen de una de las piernas, aunque también se puede producir en un brazo. Suele causar hinchazón, edema, cambio en la coloración de la piel que se hace más roja o violácea, sensación de calor en la pierna pesadez y dolor en el miembro afectado. Entre los factores de riesgo figuran tener más de 60 años, antecedentes familiares, haber padecido alguna lesión o cirugía reciente, estar embarazada, consumir píldoras anticonceptivas orales (ACO), tener sobrepeso u obesidad, fumar, tener cáncer, insuficiencia cardiaca, enfermedad intestinal inflamatoria o enfermedades que afectan a la coagulación de la sangre y la hacen más espesa (estados de hipercoagulabilidad). También permanecer inmovilizado durante mucho tiempo (viajes largos, reposo en cama tras una cirugía…) puede ser un desencadenante. La prueba clave para su diagnóstico es la realización de una ecografía doppler venosa. “En cuadros más severos o con afectación a nivel del abdomen (venas ilíacas o cava) se emplean otras pruebas diagnósticas más complejas, como el ANGIOTAC o la flebografía, que únicamente se realizan en el hospital”, explican desde el Capítulo Español de Flebología. Una vez indicado el tratamiento anticoagulante se evita que el trombo vaya a más y se ayuda a su disolución. En estos casos se recomienda evitar el reposo absoluto con una movilización progresiva, alternando paseos con reposo con las piernas elevadas. También se recomiendan medias de compresión con un gradiente de presión 30-40mmHg en tobillo. En muchos casos, el trombo se elimina completamente con el tiempo, pero en otros casos, quedan restos. El problema fundamental es el daño que se produce en las válvulas de las venas que provoca el llamado síndrome postrombótico en el 20-50% de los casos a los dos años, y que provoca inflamación de la pierna al estar de pie o en épocas de calor, varices y úlceras venosas. 

¿Se pueden disolver?

Nuestro organismo tiene mecanismos naturales para disolver cualquier trombo arterial y venoso gracias a sustancias denominadas trombolíticas o fibrinolíticas. De ahí que los medicamentos fibrinolíticos o trombolíticos, sintetizados por la industria farmacéutica y administrados mediante catéteres, puedan ayudar a disolver trombos con éxito, no solo en las extremidades sino también en el caso de un infarto al corazón, una embolia pulmonar y/o una trombosis cerebral. A estos tratamientos se les pueden añadir otros mecanismos de destrucción mecánica y aspiración que pueden acelerar el proceso. Y también en ocasiones se requiere la colocación de un stent, un dispositivo cilíndrico colocado dentro del vaso enfermo, que permite mantener las venas abiertas y asegurar el flujo sanguíneo.

La embolia de pulmón, una urgencia

En las formas más graves, el trombo puede desprenderse y migrar hasta el pulmón, causando un tromboembolismo pulmonar o embolia pulmonar, más frecuente en la trombosis venosa profunda, aunque también puede producirse en algunos casos de trombosis superficial. Esto ocurre cuando el trombo formado se desprende y se desplaza por el torrente sanguíneo venoso hacia el corazón, y de ahí a las arterias pulmonares, bloqueando su flujo y ocasionando una embolia pulmonar, un cuadro potencialmente mortal. Si el dolor en la pierna y la pesadez se acompañan de otros signos como falta de aire repentina, dolor o molestia en pecho, desmayo, pulso acelerado, tos con sangre o respiración rápida, debe consultar atención médica urgente, porque puede tratarse de una embolia pulmonar. De ahí que, cuando la sospecha clínica de trombosis venosa profunda es alta, se debe de iniciar tratamiento lo antes posible con anticoagulantes para evitar un cuadro más grave.

Síndrome de la clase turista

Los vuelos de larga duración y en espacios reducidos en personas de riesgo, pueden desencadenar una serie de síntomas como dolor, calor o enrojecimiento en una pierna, inflamación, e incluso dificultad respiratoria y/o dolor torácico. Es lo que se ha descrito como Síndrome de la clase turista, y para evitarlo los expertos recomiendan:

  • Llevar ropa cómoda y no ajustada durante el vuelo.
  • Beber abundantes líquidos (evitando alcohol y café).
  • Intentar moverse por el pasillo y no estar todo el vuelo sin moverse de la butaca. Cada 20 minutos intentar movilizar las piernas.
  • Realizar ejercicios de flexo-extensión y laterales de tobillo.
  • Evitar tener las piernas cruzadas.

Una vida activa, evitar el sedentario, practicar ejercicio físico regular, evitar la obesidad y llevar una alimentación saludable, ayudan a evitar factores que puedan provocar una nueva trombosis venosa en la pierna.

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Paula Rivero

Soy de la primera promoción de Periodismo que salía del "horno" de Sevilla (en todos los sentidos), allá por el año 94, estudios que completé con los de Historia Contemporánea, licenciándome en...