Home InfantilPsicología 10 frases que no pueden faltar en el lenguaje de los padres al dirigirse a sus hijos

10 frases que no pueden faltar en el lenguaje de los padres al dirigirse a sus hijos

por Redacción Consejos

La psicóloga Ana Roa presenta su primer libro ¡Vive la vida! donde recopila sus escritos y ofrece consejos para aprender a ser padres amantes de la vida

Los padres y madres en ocasiones cometen ciertos errores comunicativos con sus hijos, que son precisamente los causantes de los malos comportamientos de estos. Por ejemplo, cuando vivimos una situación de estrés, como puede ser cuando nos enfadamos con nuestros hijos, es muy difícil mantener la calma y lograr comunicar nuestro descontento de una forma eficaz y asertiva. Pero no hacerlo puede ser contraproducente con la educación que queremos imprimir a nuestros pequeños, ya que su estado de ánimo depende mucho de cómo sea el nuestro, además de que los niños imitan nuestra conducta, copiando este tipo de reacciones en lugar de otras más adaptativas que son las que deberían estar aprendiendo.

Según explica la psicopedagoga Ana Roa, autora del libro ¡Vive la vida!, “los padres emocionalmente competentes tendrán hijos emocionalmente sanos. Como padres y madres somos los principales modelos que se comportan con inteligencia emocional, es importante ser referentes de nuestros hijos en la gestión de las emociones y en la resolución de conflictos, para ello debemos emplear el sentido común”.

Entre los errores más comunes de los progenitores, Ana Roa, señala:

  • Racionalizar la discusión en su momento más elevado, primero es importante conectar con el cerebro emocional de nuestros hijos para luego pasar a razonar.
  • Aplicar la autoridad paterna/materna como si estuviéramos en un “campo de batalla” y tuviéramos que vencer, es importante actuar de manera asertiva y firme.
  • Ceder ante presiones y chantajes de nuestros hijos que superen límites o fronteras relacionadas con el respeto.

Las frases como “Tu habitación está muy desordenada”, “Nunca sacas la basura” son “negativas” y entorpecen la comunicación, por eso la autora propone sustituirlas por otras más “positivas” como: “Hoy toca limpiar, ¿hay algo tirado en el suelo de tu habitación?” y “Hay que sacar la basura cada noche”.

La importancia del tono y la actitud corporal
Pero, no solo es importante lo que decimos, sino como lo decimos. ¿Cómo debemos dirigirnos a nuestros hijos, con qué actitud corporal, mirada, tono de voz…? Ana Roa lo explica, “el tono de voz será suave, el ritmo de locución no demasiado rápido, la mirada dirigida a nuestro hijo, respirar profundamente y que nuestro cuerpo no esté en tensión. Los gestos más convenientes son gestos “abiertos” (como los “brazos abiertos”), posiciones en las que no protegemos nuestro cuerpo ni estamos creando barreras”.

“Los hijos imitan nuestros patrones de conducta derivados de nuestros estados de ánimo. Dependiendo de su carácter reaccionaran de una forma o de otra, pero nuestra impronta siempre está presente en sus vivencias, especialmente en los primeros años”, recuerda la psicopedagoga.

Por este motivo, recuerda la psicopedagoga, “es importante mantenerse sereno ante los problemas para no enviar mensajes contradictorios a nuestros hijos”. Y nos pone un ejemplo: “una de las situaciones más temidas por los padres son las rabietas, en esta situación de nuestra actitud y forma de comunicarnos con nuestro hijo dependerá la buena gestión de la misma y que estas se cronifiquen en el tiempo o no”. Para hacerlo eficazmente, Ana Roa propone los siguientes pasos de actuación:

  • Anticiparse a las situaciones desencadenantes de rabietas ofreciendo alternativas.
  • No utilizar el razonamiento mientras dure la rabieta en su punto más alto de intensidad.
  • No contagiarnos de sus gritos ni de su “rabia” contenida.
  • Seguir con nuestros planes tan pronto como se calme, sin utilizar premios ni castigos.
  • No permitir que las rabietas en lugares públicos nos hagan sentir mal.

Además, la experta recuerda que la forma de pensar, sentir, comportarse, relacionarse, los intereses, las motivaciones de nuestros hijos son diferentes en las diversas etapas evolutivas de la persona. Igual que el conocimiento de nosotros mismos lo vamos adaptando a las circunstancias de la vida presente, a la hora de implantar esta sabiduría tendremos en cuenta que no lo podemos hacer igual en la adolescencia, en la niñez o en la edad adulta.

Aplicar la inteligencia emocional al dirigirnos a nuestros hijos es importante para la gestión de las emociones y la resolución de conflictos. Como padres y madres debemos ser los principales modelos de nuestros hijos, comportándonos con inteligencia emocional. De lo contrario, si empleamos órdenes, sermones y amenazas, los niños piensan: “Ya estamos otra vez con lo mismo…” “Los sermones y las amenazas no son compatibles con una educación preventiva y eficaz para la vida”, recuerda la autora.

La comunicación familiar está íntimamente relacionada con la escucha activa. La educación también consiste en que los niños sepan comunicar lo que les desagrada sin molestar a nadie, con asertividad. El hecho de que sean capaces de adquirir una personalidad única y un criterio propio implica que escuchemos activamente sus experiencias cotidianas. Es necesario que perciban: “Estoy escuchando, me interesa lo que piensas y dices”.

Entre las estrategias que propone la psicopedagoga Ana Roa para mantener la calma y gestionar nuestra energía se encuentran:

  • Actuar con la máxima coherencia y atenernos continuamente a unas normas claras y constantes.
  • Utilizar el elogio cuando los niños hacen las cosas bien o al menos lo intentan y nos sentimos felices.
  • Anticiparse y prevenir las situaciones difíciles y/o conflictivas, no “educar sobre la marcha”.
  • Buscar la implicación del hijo en su propia educación.
  • Dar instrucciones y directrices muy claras desde la calma, por ejemplo: “Es hora de ir a dormir”.
  • Comunicar al niño qué queremos o qué esperamos exactamente que haga de manera breve. “Por favor, guarda la ropa en tu armario”.
  • Ofrecer pequeños premios ganados con su esfuerzo en lugar de castigos: “Cuando hayas recogido tus juguetes, puedes tomarte un helado”.
  • Vivir buenos momentos en común, no solamente las obligaciones.
  • Estar alineados con nuestra pareja en las decisiones que tomemos sobre nuestros hijos.
  • Intercambiar impresiones sobre temas en los que necesitamos relax con otras familias, profesores…

10 frases que no pueden faltar en el lenguaje de los padres al dirigirse a sus hijos

1. “¿Qué podemos hacer para que te sientas mejor?”
La importancia de la expresión de sentimientos sincera acompañada de nuestro consuelo encaminan al niño al abandono del disgusto. Con esta frase conseguimos la expresión de la emoción y el comienzo de aquello que puede empezar a mejorar para sentirse bien.

2. “Te prometo que no te voy a soltar de mi mano”
Con esta frase conseguimos transmitirle que no va a sentir abandonado, que estamos siempre ahí para ayudarlo. Coger la mano a nuestro hijo le aporta seguridad y compañía.

3. “Me gusta más si lo haces así, gracias”
Es realmente importante verbalizar en positivo aquellos actos de nuestros hijos que nos gustan menos. Cuando el niño recibe el feedback en positivo evitamos dañar su autoestima y ayudamos a cambiar el plan de acción.

4. “Estoy aquí siempre para ayudarte, avísame si me necesitas”
Esta frase representa la importancia de estar siempre con nuestros hijos, el amor incondicional, sin reservas.

5. “Sabes que puedes contar conmigo”
Se podría unir a la frase anterior. Esta expresión simboliza el apoyo incondicional y fomenta la comunicación padres-hijos.

6. “Tenemos un problema, pero muchas soluciones, vamos a analizarlas”
Con esta frase le enseñamos la importancia de la resolución de conflictos en conjunto, un problema y varias alternativas. Es necesario que nuestros hijos aprendan a analizar los pros y los contras de cada decisión, así fomentaremos su autonomía.

7. “Ahora dame un abrazo, después seguiremos hablando”
Saber “contener” cuando la emoción aflora con intensidad en los niños es una de nuestras funciones más complejas como padres. Podemos abrazarnos y “dejar que pase la tempestad” para hablar más tarde.

8. “Te estoy escuchando, me interesa lo que piensas y lo que dices”
Somos los interlocutores más importantes para nuestros hijos, la escucha activa es necesaria en nuestro papel de padres porque implica presencia activa y más tarde desembocará en la deseada asertividad de la que tanto hablamos.

9. “¿Me ayudas?, los dos juntos terminaremos antes”
Esta frase positiviza las tareas que son más tediosas, pero no por ello dejan de ser necesarias. Trabajar juntos y en conjunto, recoger los juguetes o la mesa juntos y en conjunto cuando se hacen los remolones…

10. “Eres mi prioridad y no voy a educarte ‘sobre la marcha’”
No podemos educar a nuestros hijos “apagando fuegos”, es importante dedicación y esfuerzo, ellos son nuestra “empresa” más importante si nos hemos decidido por el “oficio” de ser madres y padres. Debemos transmitírselo y tenerlo muy presente nosotros.

Presentación del libro ¡Vive la vida! 
El próximo jueves 9 de octubre a las 18,30 h en el Colegio Profesional de Pedagogos y Psicopedagogos de Madrid (c/ Fuencarral, 101 3ª Planta) tendrá lugar la presentación de este libro y una conferencia taller didáctico de aprendizaje y crecimiento para familias y profesionales. Entrada libre, confirmar asistencia en: Teléfono 914471400.

Ponentes:
Ana Roa García. Pedagoga y autora de ¡Vive la vida!
Pablo Muñoz Gacto. Fundador y Director de Nascia.
Francisca Macías Benavente. Profesora de Educación Primaria, psicopedagoga, experta en Dificultades de Aprendizaje y Dislexias.

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