Recientemente un estudio presentado durante la conferencia anual de la Asociación Estadounidense del Corazón revelaba que la meditación reduce el riesgo cardíaco. Y es que los estados de ánimo tienen influencia en prácticamente la totalidad de las enfermedades físicas, por lo que si ejercitamos la mente ganaremos salud.

Las técnicas de meditación nos permiten por ejemplo, observar los pensamientos de forma externa, independientemente de su carga emocional y tomar una actitud más positiva con su consiguiente reflejo a nivel orgánico. De este modo, la meditación logra efectos positivos sobre la presión arterial, el insomnio, la resistencia al dolor, la concentración y la memoria (por citar algunos), a los que ahora se suman, gracias a la tecnología, los aportados por las técnicas de neuroimagen.

Así, Richard Davidson, profesor de la Universidad de Wisconsin, en EEUU y uno de los mayores expertos en meditación ha constatado que, después de un programa de entrenamiento en meditación consciente, se producen cambios en el cerebro y en el sistema inmunitario. Davidson y su equipo descubrieron un incremento en la activación del lóbulo frontal izquierdo (relacionado con la planificación, el autocontrol y la inhibición de las emociones negativas). También se observó mediante analítica el aumento en el número de anticuerpos. Paralelamente al incremento de actividad en el lóbulo frontal izquierdo, se reduce el funcionamiento de la región derecha. Los neurocientíficos han observado que las personas que emplean más la zona izquierda tardan menos tiempo en eliminar las emociones negativas y la tensión que pueden provocar, por ejemplo, un atasco o una discusión con el jefe.


Los beneficios

1. Para el corazón. Recientemente se publicaban las conclusiones de un estudio realizado por el Colegio Médico de Wisconsin y la Universidad Maharishi (Iowa) con pacientes que sufrían arteriosclerosis. A los participantes se les asignó la práctica de meditación trascendental que consiste en reducir el estrés por medio de la relajación y la respiración. El grupo debía meditar 20 minutos dos veces al día. Según el doctor Robert Schneider, principal autor del estudio y director del Centro para Medicina Natural y Prevención de la Universidad Maharishi “este programa de reducción de estrés reduce la incidencia de eventos clínicos cardiovasculares, como infartos, derrames cerebrales y mortalidad en un 47%”.

2. Frente al insomnio. La meditación puede ser una intervención eficaz en el tratamiento contra el insomnio, según una investigación presentada en el congreso anual de la Asociación Profesional de Sociedades del Sueño, en Estados Unidos. Los pacientes que practican meditación sienten mejoras en la calidad subjetiva del sueño y en su duración total, el tiempo en quedarse dormidos, el de vigilia o el despertar.
El director del programa sobre el insomnio del Memorial Hospital de Evasnton, Ramadevi Gourineni, indicó que “enseñar técnicas de relajación profunda durante las horas del día puede ayudar a mejorar el sueño por la noche”.

3. Ante la depresión.  A todos estos beneficios se pueden añadir algunos más subjetivos, descritos verbalmente por los practicantes de meditación, tales como un aumento de la serenidad, paciencia, y empatía. Pero aún hay más, las investigaciones de John Teasdale, de la Unidad de Ciencias Cognitivas y del Cerebro en Cambridge (Reino Unido) demuestran  Salud , Farmacia , Psicología , Belleza, Medicamentostambién beneficios ante estados depresivos. Llegó a la conclusión de que la combinación de meditación introspectiva con terapia cognitiva reduce a la mitad las recaídas de los pacientes depresivos crónicos.


Técnicas de meditación

Las investigaciones de Richard Davidson con monjes budistas con años de experiencia en la meditación indican que éstos tienen una actividad significativamente mayor en el lóbulo izquierdo (que es la residencia de las emociones positivas), que las personas que no practican esta técnica. Pero no es necesario ser un consumado meditador para disfrutar sus beneficios.
Existen numerosos métodos para meditar, algunos de ellos heredados de antiguas tradiciones (sobre todo orientales y que se mantenían como prácticas cotidianas) y otros de creación más reciente. En general, se establecen dos grandes grupos de técnicas:

• Las que emplean un objeto en el que fijar la concentración: puede ser una palabra, un texto, un objeto… De este modo, se detiene el bullicio mental que normalmente nos acompaña y se logra un estado de calma y relajación. Un ejemplo de este tipo de métodos es la meditación trascendental. Cuando una persona aprende la técnica, el instructor le proporciona una palabra que se denomina “mantra” que será el objeto de la concentración. Otra forma diferente es la meditación mientras se camina. En ella, la atención se centra en cada paso, en el más mínimo movimiento y en las sensaciones que se experimentan.

• En la meditación introspectiva el objetivo no es detener la mente sino que se dejan discurrir libremente los pensamientos, pero sin detenerse en ellos y sin juzgar su contenido. El meditante es un simple espectador. De este modo, la atención se centra en el momento presente y desaparecen las preocupaciones por el futuro. En este grupo se incluyen técnicas como Vipassana, cuyo origen se atribuye a Buda, que ha sido el método elegido para los experimentos de Davidson y el único del que, según él mismo, existen datos científicos. Una técnica similar, pero surgida en Japón de la mano de la filosofía Zen es el ZaZen.


El mindfulness y los trastornos alimentarios

El mindfulness, llamado también “conciencia plena” o “atención plena” es un tipo de meditación que se usa para tratar diferentes tipos de problemas psicológicos (combatir el estrés por ejemplo), una práctica muy desarrollada desde hace años en Estados Unidos. Este sistema permite observar los pensamientos, independientemente de su carga emocional, como si fuera un observador externo, algo que resulta liberador ya que se aprende a clarificar la mente, a no dejarse llevar por los pensamientos negativos y a tomar una actitud más positiva.

El Instituto de Trastornos Alimentarios (ITA) con sede en Barcelona, empezó a aplicar esta intervención hace algo más de un año y, tras la experiencia, sus psicólogos afirman que ha demostrado ser muy eficaz para tratar la impulsividad y el pensamiento obsesivo, funcionamientos psicológicos que están en la base de trastornos como la anorexia o la bulimia.

La personas que padecen estos trastornos tienen la tendencia automática al juicio negativo hacia uno mismo, el anticipar el futuro de forma catastrófica, a darle la vuelta a los problemas sin descanso o a evitar las emociones que no gustan. Gracias al mindfulness los pacientes toman distancia de estos hábitos y automatismos mentales que de otra forma les llevarían a actuar, ante determinadas situaciones de manera obsesiva o impulsiva (por ejemplo, obsesionándose con el propio cuerpo o comiendo en exceso).

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Redacción Consejos

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