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La ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social en funciones, María Luisa Carcedo, ha presentado esta mañana la campaña institucional contra el tabaco insistiendo en que “todas las formas de fumar, incluidas las nuevas, también crean adicción y son perjudiciales para la salud”. La campaña “El tabaco ata y te mata” tiene como objetivo concienciar, sobre todo a los más jóvenes, de que el tabaco siempre es perjudicial, se consuma como se consuma. Las pipas de agua, los cigarrillos electrónicos, el tabaco calentado o los vapeadores también crean adicción y son perjudiciales para la salud. “No queremos que les engañen”, ha insistido la Ministra, que ha recordado que el tabaquismo provoca 50.000 muertes “prematuras” en España cada año.
Se trata de la primera campaña que realiza el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social para alertar a la población sobre los riesgos para la salud que tienen los nuevos productos emergentes. “Pretendemos eliminar falsos mitos y creencias erróneas asociadas al consumo de los distintos productos del tabaco”, ha explicado Carcedo. La Ministra ha presentado la campaña acompañada por la directora general de Salud Pública, Pilar Aparicio, y la Delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas (PNSD), Azucena Martí.
Mayor consumo entre los jóvenes
La preocupación del Ministerio responde a los datos que arrojan las encuestas oficiales: el consumo de estos nuevos dispositivos es mayor entre los jóvenes que en el resto de grupos de edad. En la Encuesta EDADES 2017, el 9% de la población de 15 a 64 años declaraba haber probado estos dispositivos. Según la Encuesta ESTUDES 2016, el 21% de los jóvenes de entre 14 y 18 años, había fumado por esta vía alguna vez.
Además, el consumo aumenta significativamente entre los más jóvenes. En la Encuesta ESTUDES de 2016, 1 de cada 5 jóvenes había probado estos dispositivos. En los datos provisionales de 2018, asciende a casi 1 de cada 2.
Baja percepción de riesgo
También es significativo el hecho de que el cigarrillo electrónico tiene la percepción de riesgo más baja entre todas las drogas y sustancias. Sólo el 34% de los estudiantes piensa que consumir cigarrillos electrónicos puede causar bastantes o muchos problemas de salud. En cambio, si se trata de tabaco o de alcohol, el 92% y el 90% respectivamente de los encuestados percibe ese riesgo, ha destacado Azucena Martí.
“En general, los líquidos que contienen nicotina son potencialmente peligrosos ya que la nicotina es tóxica y aditiva. Pero incluso el uso de cigarrillos electrónicos que no contienen nicotina puede suponer potenciales efectos nocivos en salud”, ha asegurado Pilar Aparicio.
Puerta de entrada al consumo de tabaco
La Ministra ha asegurado que, como ocurrió hace décadas con el tabaco tradicional, “la publicidad de los nuevos productos del tabaco quiere hacer creer a los jóvenes que fumar un cigarrillo electrónico es sexy o que fumar un vapeador es moderno y estiloso”. Al contrario, Carcedo ha insistido en que “fumar un vapeador, una pipa de agua o un cigarrillo electrónico crea adicción y es una puerta de entrada al consumo de tabaco”. Entre los estudiantes que usan cigarrillo electrónico, el 78% declara haber fumado tabaco, mientras que entre quienes no lo usan, la cifra es de un 28%.
Además, el consumo de cigarrillo electrónico es un factor de riesgo para el consumo de otras drogas, como muestra la Encuesta ESTUDES 2016. El 98% de los jóvenes que usan cigarrillo electrónico han consumido alguna sustancia psicoactiva (alcohol, tabaco o hipnosedantes) y el 66% alguna droga ilegal. Este porcentaje desciende hasta el 77% y el 23% respectivamente entre quienes no han probado nunca estos dispositivos.
La rápida introducción en el mercado de estos productos podría favorecer modificaciones en los patrones, incluso incorporar nuevos consumidores o la pérdida de oportunidad para el abandono del consumo en fumadores, así como una marcha atrás en la desnormalización del tabaco conseguida hasta ahora.
La seguridad y eficacia de los cigarrillos electrónicos como ayuda para dejar de fumar no han sido demostradas, al contrario, pueden prolongar el consumo e implicar riesgos adicionales. En cambio, sí existen tratamientos que han demostrado su seguridad y eficacia. Los profesionales sanitarios pueden orientar y ayudar a aquellos que desean dejar de fumar.