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Por María José Cachafeiro, farmacéutica comunitaria y 2.0
Ya estamos en noviembre y el año prácticamente ha terminado, así que, si aún no te has visitado a tu ginecólogo, llegó la hora. Somos muchas las que vamos posponiendo la cita por pereza, falta de tiempo, pudor, temor, etc., pero la realidad es que las revisiones ginecológicas rutinarias son importantísimas para la salud de la mujer y saltárselas no es una opción. No esperes más y agenda la cita.
La revisión anual permite por un lado comprobar el estado general de las mamas y los genitales femeninos y por otro detectar de manera precoz patologías o posibles factores de riesgo que necesiten tratamiento o vigilancia.
¿Cuándo hay que hacer la primera revisión?
Es frecuente tener dudas sobre a qué edad debemos hacernos la primera revisión, y en realidad no es tanto una cuestión de edad como de necesidad.
Ø Debe hacerse si notas cualquier tipo de problema: periodos irregulares, menstruación dolorosa, si tenemos molestias o infecciones, si aparece flujo de color extraño, …
Ø Al iniciar las relaciones sexuales.
Ø Entre los 18 y los 20 años si no has tenido relaciones ni has notado ningún problema.
Y las siguientes, ¿cuándo y hasta cuándo?
Aunque la frecuencia de las revisiones dependerá de cada caso concreto, de tu historial, tus antecedentes familiares, los posibles factores de riesgo, etc., en general se considera adecuado realizar una visita anual al ginecólogo. Por supuesto, debe adelantarse en caso de notar alguna molestia, desajuste o cambio en el flujo, la menstruación o los genitales.
El reconocimiento anual es necesario a cualquier edad, las mujeres de edad más avanzada suelen ser menos conscientes de la necesidad de la revisión, pero aún pasada la menopausia es conveniente seguir con los controles preventivos.
¿Qué incluye una revisión ginecológica rutinaria?
La primera vez que acudas, el ginecólogo te hará una serie de preguntas para valorar y completar tu historia clínica ginecológica: antecedentes personales, familiares, historia menstrual y aspectos sexuales.
Tras el interrogatorio clínico será el momento de la exploración física y de la realización, de algunas pruebas auxiliares que pueden ser necesarias en ocasiones.
Tu edad determinará en parte el tipo de exploración y de pruebas que debas realizarte en el chequeo anual, aunque siempre incluirán al menos la inspección de los genitales externos y de la vagina y el cuello del útero.
Hasta los 20 años:
En estas edades la revisión consiste en una exploración abdominal, revisión de los genitales externos (vello, labios, himen, …) e inspección o tacto vaginal.
Si no se han tenido aún relaciones sexuales se sustituye el tacto vaginal por una ecografía o tacto rectal.
Son frecuentes en este periodo las alteraciones del ciclo, dolores menstruales y dudas relacionadas con las primeras relaciones sexuales y los métodos anticonceptivos. Temas que se deben aprovechar a tratar en la revisión.
Hasta los 30 años:
Se continúan muchos de los problemas de la etapa anterior, incidiendo en el tema de la anticoncepción. En este periodo es muy importante realizar el cribado para detectar y prevenir el cáncer de cuello de útero realizando una citología cervicovaginal (el llamado test de Papanicolau).
También puede incluirse la palpación mamaria.
Hasta los 40 años:
Habitualmente es el periodo en el que se produce la maternidad, por lo que, en las revisiones, además de lo anterior se suele incluir todo lo relacionado con ella y con el parto como el estado del suelo pélvico.
La revisión ginecológica tras el parto debe realizarse a la semana si ha tenido lugar mediante cesárea o entre las semanas 6 y 10 si ha sido un parto vaginal. En esta revisión post-parto puede o no realizarse la citología, pero si se hará al menos un año después de dar a luz.
Hasta los 50 años:
A partir de los 40 años la revisión ginecológica se acompaña de la prevención del cáncer de mama mediante mamografía anual y autoexploración mamaría mensual.
Después de los 50 años:
Se mantiene la importancia de la prevención del cáncer de mama (al menos hasta los 65 años) y comienzan los cambios fisiológicos y desajustes hormonales de la menopausia y la perimenopausia.
Además, en estas edades hay que vigilar la pérdida de masa ósea, por el riesgo de sufrir osteoporosis. Y, sobre todo a partir de los 65 años, los problemas derivados de la perdida de firmeza del suelo pélvico como pueden ser la incontinencia urinaria o los prolapsos de útero y vejiga.
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¡Muy buenas consideraciones sobre la revisión ginecológica!
No cabe duda de que esta cita es un imprescindible de la mujer desde la madurez. Al menos, ha de realizarse 1 al año. Por supuesto, los consejos del especialista siempre han de seguirse.
¡Un saludo!