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Pudiera parecer que estamos a merced de ellas y, hasta cierto punto, es así. Las hormonas femeninas, al igual que las masculinas regulan un buen número de funciones del organismo, pero en el caso de las mujeres, su papel es aún mayor, ya que son las artífices de ese complejo entramado que es el ciclo menstrual, con todas las repercusiones físicas y anímicas derivadas de él. Conocerlas es… controlarlas.
Una de las peculiaridades del buen número de hormonas que circulan por el organismo es su capacidad para oscilar. El hecho de tener unos niveles más altos o más bajos de alguna de ellas tiene repercusión en el estado anímico, en el aspecto de la piel o en el peso, por ejemplo. Este “vaivén” es más obvio en el caso de las hormonas que rigen el ciclo menstrual femenino, “culpables” de una serie de síntomas que en algunas mujeres pueden darse en un grado tal que pueden llegar a alterar su ritmo vital. Precisamente de esta incidencia y de la forma de mantener las repercusiones hormonales más o menos controladas trata un reciente informe presentado por Tampax + Salud, Las hormonas femeninas: ¿eternas desconocidas?, en cuya elaboración ha colaborado la doctoraIsidora Hernández de la Calle, ginecóloga del Hospital Vall d’ Hebrón de Barcelona y miembro del Grupo de Ginecología para la infancia y la Adolescencia (GIA).
Femeninas y singulares
Dos hormonas, los estrógenos y la progesterona, son las responsables de los distintos cambios que las mujeres experimentan a nivel físico y psíquico tanto durante los 28 días que dura el ciclo menstrual como en las diferentes etapas de su vida.
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Los estrógenos son los encargados de la distribución de la grasa corporal de la mujer y más concretamente, de la acumulación en la zona de las caderas y alrededor de los senos. También son determinantes para mantener la consistencia del esqueleto, ayudando a la fijación de calcio que se ingiere en la dieta, evitando que el hueso se vuelva frágil y poroso (de ahí que en la menopausia, cuando sus niveles descienden, haya más riesgo de osteoporosis). Otra de sus funciones es mantener los niveles de colesterol poco elevados y actuar sobre el metabolismo de las grasas (esto explica que las mujeres entre 15 y 45 años tengan un riesgo menor de sufrir problemas cardiacos). “Estas hormonas aportan vitalidad física, psicológica y sexual a la mujer. Por eso, el descenso de los estrógenos que se produce cuando llega la menstruación afecta al comportamiento emocional, provocando cambios de humor, depresión e irritabilidad”, explica la doctora Hernández de la Calle.
Pero, además, los estrógenos pueden aportar datos muy importantes acerca del estado de salud. Según una reciente investigación llevada a cabo por expertos de la Universidad de California (EEUU), el hecho de presentar unos niveles elevados de estas hormonas en sangre podría indicar una recurrencia del cáncer de mama en aquellas mujeres que ya han padecido la enfermedad. Este hallazgo viene a confirmar evidencias médicas previas y, de hecho, es habitual en algunos casos prescribir el uso de medicamentos que reducen los niveles de estrógenos en el tratamiento de este tumor. Los resultados demuestran que las mujeres que intervinieron en esta investigación y que experimentaron una recurrencia del cáncer de mama tenían casi el doble de estrógeno en la sangre que aquellas que continuaron libres de cáncer después del tratamiento.
Al hilo de este estudio los expertos han señalado que hay otras medidas que también son efectivas para controlar el exceso de estrógeno en sangre, como la práctica habitual de
ejercicio entre moderado y vigoroso y el control saludable del peso (el estrógeno no sólo se produce en los ovarios, también en el tejido graso).
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En cuanto a la progesterona, se trata de la hormona encargada de aumentar la parte glandular del pecho en los días previos a la menstruación, estimular la retención de agua y sal (con el consiguiente aumento de peso) durante el síndrome premenstrual, y aumentar la temperatura corporal gracias a su acción sobre el cerebro y el sistema nervioso central, por lo que puede tener un efecto relajante sobre los músculos.
Hay también evidencias de que la progesterona podría tener un cierto efecto depresivo sobre la parte afectiva de la mujer, que puede ser más evidente también durante la segunda fase del ciclo.
La tercera en discordia
Aunque no se trata de una hormona propiamente dicha sino de un neurotransmisor, la serotonina está directamente relacionada con el comportamiento hormonal. De hecho, está comprobado que la alteración de los estrógenos puede suponer una disminución de los niveles de serotonina, lo que a su vez desencadena alteraciones a nivel anímico como estrés, insomnio o depresión. Los estrógenos aumentan durante la primera mitad del ciclo y disminuyen en la segunda. La serotonina disminuye paralelamente a los estrógenos es decir, alcanza su mínimo dos semanas antes de la menstruación. “Hacer ejercicio con regularidad, pasear o bailar; practicar técnicas de relajación o iniciar nuevos proyectos favorecen el aumento de esta sustancia”, señala la experta.
Un carrousel mensual
Las distintas fases del ciclo menstrual suponen la manifestación más evidente del juego hormonal en el organismo femenino. Un ejemplo de hasta qué punto su incidencia es determinante son los resultados de una investigación llevada a cabo por científicos de la Universidad de Cornell (EEUU). Tras analizar imágenes de cerebros femeninos tomadas antes, durante y después de la menstruación, se llegó a la conclusión de que la actividad del córtex frontal, asociado al control de las emociones, presenta mayor o menor actividad según el momento del ciclo, de lo que se deduce que el cerebro se “ajusta” a las fluctuaciones hormonales para en la medida de lo posible paliar los síntomas derivados de ello. Esto explicaría por qué el síndrome premenstrual no afecta de igual manera a todas las mujeres (dependerá de la actividad cerebral de cada una).
- El ciclo se inicia con la menstruación (días 1 al 5), en la que se produce un descenso de estrógenos y progesterona, lo que produce cansancio, debilidad y tristeza.
- La fase folicular (del día 6 al 13) se caracteriza por un aumento de los estrógenos, permaneciendo estable la progesterona. El resultado, una mayor sensación de energía, entusiasmo e iniciativa.
- En torno al día 14 se produce la ovulación, una fase en la que los niveles de estrógenos están muy elevados y aumenta la progesterona, lo que incrementa la libido y hace que la mujer disfrute de una plena forma física.
- A partir del día 17 se inicia la fase lútea, que va hasta el día 28 y en la que se produce un aumento de la progesterona. Como consecuencia de ello, se eleva la temperatura corporal, se produce un aumento de peso y hay una mayor irritabilidad.
Para controlarlas mejor…
Estas son algunas de las medidas que han demostrado ser más efectivas para aliviar las consecuencias negativas del juego hormonal:
-Apuntarse a la B6.
Este nutriente está relacionado con la producción de serotonina, un neurotransmisor que se encuentra disminuido en las alteraciones emocionales como la depresión. No debe excederse la dosis de 200 microgramos al día.
–Comer con más frecuencia. Especialmente durante el SPM, muchas mujeres tienen unos niveles de glucosa en sangre muy bajos. Cuando esto ocurre, se segrega cortisol (una hormona relacionada con el estrés) lo que aumenta los estados de nerviosismo y ansiedad y, además, favorece la apetencia por determinados alimentos como dulces, galletas o fritos. Para evitar esto y mantener estables los niveles de glucosa, se debe ingerir, al menos cada cuatro horas, comidas en cantidades pequeñas.
-Dar una oportunidad al calcio
. Un estudio realizado en 500 mujeres a las que se les suministró calcio en forma de carbonato de calcio 4 veces al día, demostró que este mineral puede ayuda a mejorar la retención de líquidos.
–Mantener a raya la cafeína. Se ha relacionado la ingesta excesiva de café y bebidas con cafeína con un incremento de la hinchazón mamaria, alteraciones del humor y ansiedad. Un estudio realizado sobre un total de 200 mujeres demostró que el 60 por ciento de las que bebían más de cuatro tazas y media del café al día experimentaban síntomas más severos de SPM.
-Hacer ejercicio
. Las investigaciones han sugerido que la actividad física podría aliviar notablemente los síntomas del SPM ya que ayuda a estabilizar los niveles de glucosa en sangre. Asimismo, mantener un estilo de vida activo favorece la producción de endorfinas, las hormonas del bienestar; contribuye a elevar el ánimo y a reducir la ansiedad. Un dato: los niveles hormonales que se alcanzan justo antes de la menstruación elevan la capacidad del organismo para quemar grasa, por lo que hacer ejercicio durante estos días resulta mucho más “productivo” que en otro momento del mes.
–Aliarse con la vitamina D. Investigadores de las universidades de Massachussets y Amherst han demostrado que una ingesta elevada de vitamina D y calcio puede no sólo disminuir la severidad de los síntomas del juego hormonal menstrual sino incluso evitar su aparición. Según estos expertos, la ingesta diaria recomendada para conseguir estos efectos es de 1.200 gr de calcio y 400 UI de vitamina D, lo que equivale a cuatro porciones diarias de leche desnatada, zumo de naranja enriquecido y otros productos frescos bajos en grasa como el yogur.
–Llevar un diario. Los expertos aconsejan apuntar en una agenda o calendario los días en los que se experimentan los síntomas más severos del juego hormonal y llevar un registro durante al menos tres meses para así identificar mejor la periodicidad e intensidad con la que éstos se presentan.
Las tres edades hormonales
1. Pubertad: Los estrógenos y la progesterona son las responsables de la primera menstruación. Los estrógenos son la primera hormona que produce el ovario cuando empieza a funcionar, favoreciendo el desarrollo de los senos y facilitando el proceso de maduración de la vagina, el útero y las trompas de Falopio. También afectan al crecimiento y la distribución de la grasa en el cuerpo femenino. La progesterona se produce en los primeros ciclos menstruales en poca cantidad, de ahí que estos suelan ser irregulares. Los ovarios también producen una pequeña cantidad de testosterona, la hormona masculina; ésta es la causa de los brotes de acné, del vello corporal y del despertar del deseo sexual.
Así afectan al ánimo: “La adolescente se encuentra desconcertada y puede pasar del odio al amor en un segundo. Es muy importante visitar al ginecólogo en este momento”, recomienda la experta.
2. Edad adulta: Es un periodo de estabilidad hormonal. Los ciclos suelen ser regulares y los niveles hormonales oscilan durante los 28 días, produciendo síntomas diferentes según la menstruación esté próxima o ya se haya acabado.
Así afectan al ánimo: “Incluso en esta época de estabilidad, las hormonas pueden tener un excesivo protagonismo: el síndrome premenstrual afecta a muchas mujeres a nivel físico y psíquico durante los últimos días del ciclo”, comenta la doctora.
3. Menopausia: En los tres o cinco años antes del último ciclo menstrual, los ovarios se comienzan a deteriorar y se disminuye la producción de estrógenos y progesterona. Esto se traduce en síntomas como sofocos, sequedad vaginal, infecciones urinarias… además de incrementar la posibilidad de desarrollar enfermedades cardiacas y osteoporosis.
Así afectan al ánimo. “En este periodo, los cambios hormonales pueden hacer que la mujer tenga síntomas de ansiedad, irritabilidad y cambios de humor, entre otros”.
Y ellos, también
Dos hormonas, la testosterona y el cortisol, podrían tener mucho que ver en actividades tan típicamente masculinas como la bursátil. Esto es al menos lo que se desprende de un reciente estudio llevado a cabo por expertos de la Universidad de Cambridge, en Inglaterra, según el cual, los brokers financieros que se despiertan con altos niveles de la hormona masculina testosterona tienden a ganar más dinero ese día, probablemente porque se sientan más audaces. Por otro lado, aquellos que tienen niveles más altos de la hormona del estrés, cortisol, tienden a ser más cautos.
La razón parece estar en el hecho de que la testosterona se relaciona a la conducta sexual y competitiva. De hecho, por ejemplo, aumenta en los atletas antes de la competencia, e incluso más si ganan, mientras que disminuye entre los que pierden.
Por otro lado, el cortisol responde al estrés y a las situaciones inciertas.
En el estudio, en el que participaron 17 brokers financieros londinenses, se constató que los niveles altos de testosterona se correlacionaban con una mayor rentabilidad, mientras que los niveles más altos de cortisol (que aumentó hasta 500 por ciento durante un día) estaban íntimamente ligados a situaciones de incertidumbre económica.
Los autores de esta investigación concluyeron que “se vería un sistema financiero muy distinto si hubieran más mujeres y hombres mayores en el parqué”.
Azafrán, serotonina y síndrome premenstrual
Un reciente estudio llevado a cabo por expertos de la Universidad de Ciencias Médicas de Teherán (Irán) ha demostrado que la ingesta habitual de azafrán puede ser efectiva en la reducción (hasta en un 50 por ciento) y alivio de los síntomas característicos del síndrome premenstrual, especialmente los calambres, la hinchazón, la irritabilidad y la fatiga. También se observó una reducción a más de la mitad de los síntomas depresivos, típicos en este momento del ciclo. Según los autores del estudio, este efecto se debe a la incidencia que esta sustancia tendría sobre la serotonina.