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Muchos pacientes soportan su acidez o ardor de estómago de manera innecesaria, algo que los expertos califican de peligroso, ya que las complicaciones pueden llegar a ser muy serias.
Entre un 30 y un 40 por ciento de la población española sufre reflujo gastroesofágico en alguna ocasión. Además, un 16 por ciento de los españoles tiene la Enfermedad de Reflujo Gastroesofágica (ERGE) diagnosticada por sufrir síntomas de reflujo, que afectan a la calidad de vida, dos o más días a la semana. “Los síntomas principales de esta enfermedad son la pirosis (ardor o quemazón retroesternal) y la regurgitación», explica el doctor Manuel Rodríguez-Téllez, especialista en Digestivo del Hospital Virgen Macarena de Sevilla.
Su mecanismo
Desde la Sociedad Española de Patología Digestiva explican su mecanismo: normalmente, una estructura valvular, situada en la unión anatómica de la parte inferior del esófago y el estómago, impide que el contenido ácido del estómago retroceda (reflujo) al esófago. La ERGE se desarrolla cuando estos mecanismos normales anti-reflujo dejan de funcionar, a consecuencia de la relajación o debilidad del músculo que une el estómago con el esófago, responsable del paso de los alimentos. “Si es débil o se relaja demasiado cuando el estómago está muy lleno, se favorece el ascenso de los ácidos gástricos hacia el esófago, que puede verse dañado al no estar acostumbrado a soportar un PH tan bajo, y eso puede dar lugar a síntomas molestos”, afirma el doctor Enrique Rey, jefe de Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario Clínico San Carlos de Madrid.
Atención médica rápida
El síntoma más frecuente de la ERGE es la pirosis, “la sensación de ardor o acidez en la boca del estómago o en el centro del pecho”, indica este especialista en digestivo. Otros
Proteger la mucosa
Según explican desde la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD), es frecuente que los pacientes soporten la pirosis de forma innecesaria, bien porque no le dan la importancia que se merece o porque no son tratados adecuadamente. Además, habitualmente las personas afectadas retrasan la búsqueda de consejo médico durante años, ya que piensan que su estilo de vida es la causa de sus síntomas. Sin embargo, según el doctor Rey, en estos pacientes la protección de la mucosa esofágica es clave. «El tratamiento habitual con antisecretores mejora los síntomas y reduce el reflujo, pero en algunos casos no lo suficiente. En esos casos, una posibilidad es ayudar al organismo a proteger la superficie del esófago», explica. “Para esos pacientes acaba de salir un nuevo tratamiento protector de la mucosa esofágica, formulado con ácido hialurónico y sulfato de condroitina, que ejerce una labor de protección y reparación de la mucosa del esófago. Forma una película protectora para evitar el contacto del esófago con elementos agresivos como los ácidos gástricos», añade el especialista. «Los pacientes no acuden a consulta, utilizan remedios tradicionales o antiácidos. La recomendación es acudir cuando se sufran síntomas dos o más días a la semana o que para el paciente sean molestos e interfieran con su vida y desde luego no debe dejar de consultar cuando se añaden otro tipo de síntomas como: dificultad para tragar, pérdida de peso o sangrado«, comenta el doctor Rey. A juicio del doctor Manuel Rodríguez-Téllez, este nuevo tratamiento puede combinarse con los fármacos inhibidores de bomba de protones (IBP) en ERGE, tanto en adultos como en niños, y en quienes hay temor a altas dosis con IBP. «Estos medicamentos suprimen la secreción ácida gástrica por lo que el líquido que pueda ascender al esófago es menos dañino», precisa el doctor Rodríguez-Téllez. Sin embargo, en más del 30 por ciento de las personas, la terapia con IBP no logra resolver totalmente los síntomas.
Baja calidad de vida
Los síntomas pueden ocasionar un deterioro en la calidad de vida. Así, afecta a la alimentación puesto “que los pacientes deben controlar mucho lo que comen, sobre todo evitar las grasas, chocolates, menta, café, bebidas con gas, tomates o cítricos, que pueden contener ácidos que dañen al esófago”, afirma. Por otro lado, “es muy importante el control de peso ya que, tanto el sobrepeso como la obesidad, son los principales factores de riesgo y se ha demostrado que cuando se adelgaza se obtiene un alivio importante”. También es aconsejable no comer grandes cantidades de comida, así como la práctica de ejercicio físico, vestir ropa amplia que no oprima el abdomen y evitar el consumo de alcohol y tabaco. Los pacientes también tienen problemas para conciliar el sueño: “Existe un importante número de personas que además de sufrir los síntomas después de comer, también van a presentar reflujo por la noche al estar tumbados, de ahí que haya que evitar acostarse inmediatamente después de las comidas”, expresa el doctor Rey. Son habituales los despertares nocturnos y el no tener un sueño reparador, añade.