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El desarrollo de las enfermedades alérgicas en la infancia está determinado por factores hereditarios y ambientales. Pero así como la predisposición genética es esencialmente la misma, los factores ambientales sí se han modificado en los últimos años y podrían ser los responsables del aumento de los casos de alergia pediátrica.
Las enfermedades alérgicas pueden aparecer a cualquier edad y dar lugar a un variado abanico de manifestaciones clínicas dependiendo del órgano de choque, pero la mayor prevalencia es en la infancia y
El abordaje de esta enfermedad ha sido el eje fundamental de la XXVII edición del Congreso de
Alergias y alérgenos
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Las enfermedades alérgicas
abarcan un grupo de patologías producidas por una respuesta inmunitaria desproporcionada. Se trata de una reacción del sistema defensivo que forma anticuerpos frente a sustancias que comúnmente no causan problemas (llamadas alérgenos) y que no deberían provocar enfermedad. Existen muchas sustancias capaces de producir alergia en individuos predispuestos: alimentos, ácaros, polen, hongos o animales.
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Las enfermedades alérgicas
afectan a la piel (aparece urticaria, dermatitis atópica), al aparato digestivo (estomatitis, esofagitis, enteritis) y al aparato respiratorio (rinitis, faringotraqueítis y asma, sobre todo). También se pueden producir afecciones oculares alérgicas como la conjuntivitis, y una reacción alérgica general (anafilaxia). Un mismo alérgeno puede inducir manifestaciones muy diversas, así, la leche de vaca puede ser causa de rinitis, urticaria, gastritis, asma o anafilaxia.
Los niños, presa fácil
En España, la cuarta parte de los niños menores de 14 años padece una enfermedad alérgica.Entre las más frecuentes en la edad pediátrica, y teniendo en cuenta el órgano de choque (piel, mucosa nasal, conjuntival o respiratoria), destacan la dermatitis atópica, la rinitis alérgica, la conjuntivitis y el asma bronquial.
Aunque las cifras de prevalencia varían según las zonas, el aumento de esta enfermedad se ha producido, sobre todo en las alergias alimentarias y en las asociadas a patología respiratoria. Esta última permanece “escondida” con cierta frecuencia hasta los 4 ó 5 años, edad en que la patología respiratoria se manifiesta claramente. Sin embargo, alrededor del 80% de los pacientes asmáticos inicia su patología antes de los 5 años de edad (más del 50% antes de los 2 años).
Anafilaxia, evitar el alérgeno
Uno de los aspectos más destacados en el abordaje de las enfermedades alérgicas en la infancia es el tratamiento de la anafilaxia.
Qué es
El choque anafiláctico es una reacción generalizada, que afecta a varios órganos y sistemas, que se produce cuando el paciente entra en contacto con un alérgeno. La expresión más grave de la anafilaxia es el colapso circulatorio o respiratorio, que puede producir la muerte en el paciente.
Qué la provoca
Los alimentos son la primera causa de anafilaxia en los niños, y la segunda en adultos. En este sentido, los hábitos alimentarios de cada país determinan el alérgeno alimentario más frecuente en edad pediátrica. “Mientras que hasta los tres años no hay diferencias y leche y el huevo son los más frecuentes, a partir de esa edad, en España son las frutas y vegetales los que suelen estar más implicados en procesos alérgicos, mientras que en Estados Unidos y Reino Unido, es el cacahuete”, afirma De la Hoz.
Cómo tratarla
Evitar el alérgeno es el mejor tratamiento de la anafilaxia y, por tanto, es fundamental conocer el origen de la reacción a través de un exhaustivo diagnóstico. Éste debe constar de historia clínica detallada sobre los acontecimientos inmediatamente anteriores al inicio del cuadro. Para el tratamiento de la anafilaxia, la adrenalina es el fármaco de elección. Los esteroides y antihistamínicos, que muchas veces se usan en los servicios de urgencia, son útiles para la prevención de las recurrencias.
Inmunoterapia, la alternativa
Los especialistas en alergología explican que una de las claves para frenar la progresión geométrica de las patologías alérgicas en la población mundial tendría como objetivo dos acciones principales: evitar el alérgeno que provoca la reacción y/o aplicar una terapia dirigida a la causa de la enfermedad (inmunoterapia).
En este punto, los expertos destacan que, dado que la alergia es una reacción del sistema inmune, su tratamiento debe dirigirse no sólo a reducir o evitar los síntomas, sino a combatir el origen de estas reacciones. “La evidencia científica disponible deja lugar a pocas dudas respecto a la eficacia de la inmunoterapia o vacunación antialérgica en niños. De hecho, cuando se aplica de forma precoz, en estadios tempranos de la enfermedad alérgica, es capaz de prevenir el desarrollo de nuevas sensibilizaciones”, explica el doctor Antonio Nieto, del Hospital Infantil La Fe de Valencia.
La inmunoterapia está indicada siempre que exista una sintomatología clínica de asma o rinitis alérgica, se haya identificado el alérgeno y se aplique correctamente el tratamiento. Algunos trabajos demuestran la capacidad de la inmunoterapia para modificar el curso natural de la enfermedad alérgica en edad pediátrica. Así, el Estudio PAT (Preventive Allergy Treatment) demuestra que la vacunación antialérgica es capaz de prevenir el desarrollo de asma en un porcentaje significativo de niños con rinitis alérgica sometidos a Inmunoterapia con polen de abedul y/o gramíneas durante 3 años.