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CONSEJOS SECCIÓN
BRONCEADO EN SEIS LECCIONES
En teoría, a estas alturas de la película, poner en práctica las lecciones básicas sobre la forma de protegernos frente al sol debería ser tan sencillo como recitar el abecedario. Sin embargo, y pese a la proliferación de campañas informativas, todo indica que todavía queda mucho por aprender en lo que a fotoprotección se refiere.
Los expertos lo han dejado claro: aún nos queda mucho camino por recorrer para disfrutar de un bronceado sano. Muchas campañas se basaron en que la mejor forma de fotoprotección era evitar tomar el sol de las 3 a las 5 de la tarde, hora solar. Sin embargo, basta con ir cualquier día a la playa para darse cuenta de que no han tenido, hoy por hoy, ningún éxito, explicó el doctor Julián SáncheConejo-Mir, presidente de a Academia Española de Dermatología y Venerología y Jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Virgen del Rocío, de Sevilla, durante la reciente presentación de la campaña Euromelanoma 2006, patrocinada por los Laboratorios Dermatológicos Avéne. Por tanto, es importante ponerse al día tanto respecto a los fundamentos de la relación sol-piel como sobre los últimos hallazgos que se han producido en el campo de la fotoprotección.
– Lección 1: El daño solar es la principal causa del envejecimiento. La gran mayoría de las líneas de expresión, las patas de gallo o las manchas cutáneas que van apareciendo con la edad están directamente relacionadas con la exposición al sol. Basta con comparar la piel de debajo de los senos o de la axila con la de la cara o los hombros: la piel que no ha estado expuesta al sol luce un aspecto notablemente más saludable, lo que demuestra que son las radiaciones las que aceleran el envejecimiento.
– Lección 2: Atención a las zonas corporales de alto riesgo. La cara es, con diferencia, la zona con mayor riesgo de quemadura solar, seguida de cerca por los hombros, las manos, las orejas y el cuello. Además, estudios recientes han demostrado que la nariz es a menudo la gran olvidada a la hora de aplicar protector solar. No en vano, es una de las zonas de mayor incidencia del cáncer de piel. La parte de atrás de las rodillas y el empeine de los pies son otras dos zonas víctimas de los descuidos, de ahí que haya que proporcionarles fotoprotección constante durante los meses de verano.
– Lección 3: Hay que elegir un protector solar de amplio espectro. Solamente los productos con esta denominación proporcionan protección adecuada frente a los dos tipos de radiaciones: la UVB, constituida por rayos cortos, que penetran hasta la epidermis (un 10 por ciento llegan hasta la dermis) y que están implicados en el desarrollo del cáncer de piel; y la UVA, formada por rayos largos capaces de atravesar el cristal y de penetrar hasta la dermis, atacando el núcleo de los fibroblastos (células encargadas de la fabricación de colágeno y elastina), acelerando el proceso de envejecimiento cutáneo.
– Lección 4: Se debe perder el miedo a los SPF elevados. Los estudios demuestran que la mayoría no nos aplicamos la suficiente cantidad de protector solar necesaria para asegurar una correcta protección, así que muchos dermatólogos están empezado a aconsejar sustituir el factor 15 por uno más elevado, como el 30, al menos entre abril a septiembre, cuando las radiaciones UVB son más fuertes. Es importante aplicarse el producto al menos 20 minutos antes de iniciar la exposición al sol, y reaplicarlo cada cierto tiempo.
– Lección 5: Maquillaje: no tan fiero como lo pintan. Tradicionalmente se ha desaconsejado ir maquilladas a la playa, debido sobre todo al riesgo de manchas cutáneas que llevaba aparejado. Sin embargo, las nuevas generaciones de maquillajes especialmente adaptados al verano echan por tierra a los que reivindicaban un encuentro con el sol a cara lavada. Por ejemplo, los maquillajes que incluyen el dióxido de titanio en su formulación (un ingrediente que proporciona una importante protección solar) se están convirtiendo en una opción al alza. También son recomendables las barras de labios que contienen en su formulación tanto este ingrediente como pigmentos bloqueadores de las radiaciones que, según los expertos, pueden proteger del riesgo de padecer cáncer en la piel de los labios (un tipo de tumor especialmente agresivo).
– Lección 6: La ropa también cuenta. Según el doctor Conejo-Mir, el mensaje use ropa adecuada será el protagonista de las campañas solares venideras. Aunque actualmente el uso de la ropa como fotoprotección no es habitual, se sabe que constituye una buena protección frente al sol. Se han realizado múltiples estudios para analizar cuál es la más adecuada dependiendo de la porosidad, peso, espesor y color. Los resultados han demostrado que la de mayor índice de protección solar es la vaquera de los Levi´s 501; mientras que, por el contrario, un tercio de las camisetas de algodón protegen menos que una crema antisolar de factor 15, y si están húmedas o mojadas, aún menos.
Cuatro mitos bajo el sol
-El mito. Yo soy morena de piel, así que no me quemo
-La realidad: Es cierto que las pieles más oscuras presentan una mayor protección natural, pero no son inmunes al daño solar. La melanina natural en nuestro organismo (sustancia responsable del color de la piel) sólo nos protege frente al sol hasta cierto punto, de ahí que, independientemente del color de la piel, la fotoprotección diaria deba convertirse en un hábito.
– El mito. De pequeña tomé mucho el sol, pero ahora uso siempre protector.
– La realidad: El daño solar es acumulativo. De hecho, nacemos con una herencia genética (capital solar) que relaciona la cantidad de melanina de la piel con la capacidad de las células para recuperarse de los efectos del sol. Con el paso de los años, y a medida que nos vamos exponiendo al sol, este capital solar disminuye, así que hay que esperar a que el daño visible en la piel nos obligue a protegerla.
– El mito: Nublado o debajo de la sombrilla es imposible quemarse.
– La realidad: Las sombrillas y las nubes no ofrecen la protección suficiente, ya que filtran las radiaciones infrarrojas (responsables de la sensación de calor), pero no así los UV, capaces de atravesar los tejidos de las sombrillas (si éstas no son muy tupidas) y se reflejan en el suelo (césped o arena). Por su parte, las nubes dejan pasar hasta el 85 por ciento de los rayos UV. Estudios recientes han demostrado que los árboles ofrecen una protección mayor que la sombrilla, llegando a una gran filtración si la arboleda es muy frondosa.
– El mito: El autobronceador proteger del sol.
– La realidad: Tal y como señala el doctor Conejo-Mir, «la pigmentación producida por las cremas autobronceadoras sólo protegen del sol con un factor 3-4 durante las dos primeras horas después de su aplicación y no durante todo el tiempo que dura su efecto bronceador.
Plan de acción para presumir de bronce
– Antes del sol: Es fundamental exfoliar previamente la piel, para eliminar la capa de células muertas que pueden hacer que el bronceado luzca acartonado. Dos-tres veces por semana es la frecuencia adecuada. También es importante iniciar durante los 2-3 meses previos a la exposición al sol una fotoprotección oral con suplementos de betacarotenos y otras sustancias como los licopenos y las vitaminas C y E. Este tipo de fotoprotección aumenta la tolerancia y favorece un bronceado sin manchas y menos dañino, explica la Dra. Mar Mira, especialista en estética corporal y directora de la Clínica Mira, de Madrid. Lo ideal es consumir una dosis (en cápsula o en ampolla) al día.
– Durante el sol: Siempre que se vaya a estar al aire libre, hay que aplicarse protector solar y evitar la exposición directa en las horas centrales del día (entre las 12 y las 16 horas). En la playa, la mejor toma de contacto es dar largos paseos por la orilla. Los primeros días no se deberían exceder los 15-30 minutos de exposición al sol y, aunque se tenga la piel morena, no usar un SPF inferior a 15. Es muy importante utilizar gafas solares debidamente homologadas, cubrirse la cabeza con un sombrero o pañuelo y beber abundante agua, así como retirase a la sombra al menor síntoma de quemadura.
– Después del sol: Es importante darse siempre una ducha de agua tibia, para eliminar cualquier resto de filtro solar, arena o sudor y hacer que los poros estén más abiertos a la acción del producto after sun, que debe incluir ingredientes hidratantes, antiiinflamatorios y regeneradores de la piel.
La protección total, ¿existe?
Según la Comisión Europea, no, a tenor de lo que desprende del estudio sobre el etiquetado de los solares. Para los expertos, en muchos casos éstos no ofrecen el índice de protección que anuncian en sus etiquetas, ya que este solo se refiere a los rayos UVB, y ocurre lo mismo con los términos de protección reforzada o impide el paso de los rayos UVA. En esta línea, el presidente de la AEDV señala que en teoría, un fotoprotector solar superior a 15 debería proteger un 93 por ciento de la radiación solar UVB; sin embargo, en la práctica, no es así. No hay homologación en los factores de protección y no se insiste en su aplicación correcta: una capa excesivamente fina o aplicada poco tiempo antes de tomar el sol hacen que la protección sea menor a la deseada».