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Según una encuesta reciente, la astenia es considerada por los pacientes con cáncer como el síntoma que más les ha afectado de su enfermedad, independientemente del sexo del paciente o del tipo de tumor que padece, y por delante de otros síntomas como la depresión, el insomnio o el dolor.
El cansancio, un problema mayor
El cáncer, cuyo Día Mundial se celebra el 4 de febrero, es una de las enfermedades de mayor relevancia por su incidencia, mortalidad e impacto social y económico.
El 97% de los pacientes con cáncer experimentan astenia o cansancio durante la quimioterapia, lo que les impide llevar una vida normal. Así lo arrojan los datos de una encuesta realizada en 10 servicios de Oncología Médica de España a más de 500 pacientes durante los meses de agosto y octubre de 2007. Este síntoma afecta notablemente al estado de ánimo de los pacientes y es considerada como un aspecto muy importante de su vida cotidiana para poder superar la enfermedad con fuerza, ya que impacta directamente en las relaciones sociales, el ocio y entretenimiento y el autocuidado.
Sin embargo, el impacto del cansancio varía de un paciente a otro, y también su incidencia a la hora de llevar sus actividades cotidianas. Aunque los médicos pueden reconocer estas diferencias entre pacientes, actualmente existen varias herramientas que miden la intensidad, la frecuencia y/o la duración de la astenia o fatiga relacionada con el cáncer, mientras otras evalúan su impacto en la calidad de vida relacionada con la salud. Es decir, recogen objetivamente el estado de cada paciente a través de un estándar. Pero no se conoce un instrumento para evaluar la fatiga relacionada con el cáncer que se pueda aplicar completamente en España (debido a las peculiaridades demográficas y territoriales).
El proyecto PERFORM
Bajo estas circunstancias nació el Proyecto PERFORM (Percepciones de la fatiga en pacientes oncológicos: su realidad y medición), cuyo objetivo ha sido desarrollar el primer cuestionario español para evaluar las percepciones sobre la fatiga relacionada con el cáncer en pacientes oncológicos, para uso en la práctica clínica diaria. Gracias al proyecto PERFORM, actualmente se dispone de un cuestionario ajustado a la realidad de los pacientes oncológicos con astenia en España, pues el Cuestionario PERFORM ha sido desarrollado con la voluntad de reflejar el concepto de fatiga de los pacientes españoles. Con este cuestionario los oncólogos médicos van a conocer el impacto de la enfermedad y el tratamiento y van a poder mejorar la evolución de sus pacientes, identificar a las personas con mayor necesidad de atención o racionalizar la distribución de recursos.
El dolor, primer síntoma a controlar
Tal y como reza la Guía para el Paciente y sus Familiares sobre el Dolor en el Paciente Oncológico, editada por la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) y la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) junto al proyecto ALGOS, el dolor repercute de manera muy negativa sobre las funciones del paciente, produciéndole insomnio, disminución del apetito y limitación de su actividad física y social habitual. Además, en ocasiones, la existencia de dolor crónico de intensidad moderada a alta, tiene graves repercusiones sobre la esfera psicológica del paciente. Por otra parte, la ansiedad y la depresión, muy frecuentes en estos pacientes, aumentan la sensibilidad al dolor.
Por todo ello, la Organización Mundial de la Salud, (OMS) considera el dolor oncológico un problema de gran prioridad, por lo que insiste en que todos los sistemas de salud deben establecer programas de vigilancia del control del dolor.
Qué lo provoca
Cuando se tiene cáncer puede aparecer dolor a causa del tumor, de las metástasis o de los distintos tratamientos. Lo que sí es importante saber es que las causas del dolor pueden ser muy diversas y la aparición de dolor no significa necesariamente que la enfermedad haya progresado. Normalmente, el dolor se debe a:
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El crecimiento del tumor o sus metástasis, que pueden ocasionar dolor al dañar o presionar las estructuras del cuerpo en donde están localizados (músculos, huesos, órganos, vasos sanguíneos, nervios…).
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También los distintos tratamientos como la cirugía, la radioterapia o la quimioterapia pueden ser causa de dolor. Concretamente la cirugía puede provocar lesiones inflamatorias que en ocasiones pueden ser muy dolorosas, especialmente en el postoperatorio. La radioterapia puede producir inflamación o fibrosis en la zonas irradiadas: piel (radiodermitis), mucosas (mucositis), nervios (neuritis), etc., que en ocasiones pueden producir dolor. La quimioterapia puede producir mucositis y dolores musculares generalizados, así como infecciones (abscesos, herpes, micosis) y toxicidad neurológica que también pueden ser dolorosas.
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La aparición de un dolor nuevo puede ser señal de crecimiento o expansión del tumor, efecto secundario de los tratamientos o por otras causas no relacionadas con el tumor.
Tipos de dolor
Según la estructura dañada o comprimida por el tumor o sus metástasis pueden considerarse 3 tipos de dolor: somático, visceral y neuropático.
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Dolor somático:
cuando se origina a nivel de la piel, de los músculos o los huesos. -
Dolor visceral
: se origina por daño o presión de órganos o vísceras. Ejemplos de este dolor serían el dolor originado por tumor o metástasis en el hígado, estómago, intestino, páncreas o riñón. -
Dolor neuropático:
aparecen cuando se afectan tanto las estructuras del sistema nervioso central (por ejemplo la médula espinal) como del sistema nervioso periférico (por ejemplo, los nervios de los músculos). Ejemplos de este tipo de dolor serían el dolor ciático y el llamado “dolor fantasma”, que ocurre tras una amputación. -
Dolor mixto:
cuando coinciden más de un tipo de dolor.
Tratamientos disponibles
El tratamiento del dolor oncológico se puede abordar con diferentes enfoques:
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Etiológicos
: los tratamientos etiológicos son los que actúan directamente sobre el tumor o sus metástasis con la finalidad de eliminarlos o disminuir su tamaño. Si comprimen o lesionan alguna estructura, al actuar sobre ellos se estará tratando también el dolor que producen. Los principales tratamientos etiológicos actuales son la cirugía (que en ocasiones se emplea para aliviar el dolor descomprimiendo órganos, liberando nervios, desobstruyendo conductos…), laquimioterapia (tratamiento sistémico, es decir, por todo el cuerpo, que permite destruir células tumorales que se hayan propagado por otras partes, mediante medicamentos antineoplásicos), la radioterapia (técnica que utiliza radiaciones de alta energía para destruir células tumorales y que con frecuencia se utiliza para tratar el dolor oncológico), la hormonoterapia (que se usa en tumores que dependen de hormonas como en el caso del cáncer de mama, próstata y endometrio, y utiliza hormonas para detener el crecimiento de las células tumorales) y las nuevas dianas moleculares (fármacos que tienen una acción más selectiva sobre las células tumorales y presentan menor toxicidad). -
Utilizando
fármacos analgésicos
, que se clasifican en opioides (medicamentos relacionados con la morfina, entre cuyos efectos secundarios se citan náuseas o vómitos, somnolencia, estreñimiento y confusión, y que se pueden clasificar en opioides menores, como el tramadol o la codeína, y en opioides mayores, como la morfina, la oxicodona, la metadona, el fentanilo y la buprenorfina.), y no opioides (antiinflamatorios no esteroideos o AINEs, siendo los más habituales el aceclofenaco, el ibuprofeno, el naproxeno, el metamizol, el ácido acetilsalicílico y el paracetamol, efectivos para el dolor leve y moderado, pero que pueden provocar efectos secundarios como problemas gástricos o problemas de coagulación de la sangre). En este grupo se citan también los medicamentos no analgésicos que refuerzan o complementan la acción de los dos grupos anteriores, y que se les conoce con el nombre de analgésicos adyuvantes o complementarios, entre los que se encuentran los antidepresivos, los anticonvulsionantes, los corticoides o esteroides y los anestésicos locales. -
Utilizando
técnicas especiales de analgesia
, como el bloqueo nervioso (técnica invasiva que consiste en la inyección de un anestésico local o de corticoides en un nervio o alrededor de la médula espinal, evitando así la transmisión del dolor), la bomba de infusión (que utiliza la vía inyectada, administrando los analgésicos mediante vía intravenosa, subcutánea o epidural, a un ritmo continuo y en algunos casos permitiendo que en los momentos en que el dolor se agudiza o reaparece, a voluntad del paciente se pueda aumentar la dosis) y la neuroestimulación (técnica sofisticada que consiste en colocar unos electrodos directamente sobre la piel de la zona afectada por el dolor, electrodos que están conectados a un neuroestimulador que puede ir en el cinturón o se puede implantar bajo la piel). -
Utilizando otros
tratamientos farmacológicos no analgésicos
, como los bifosfonatos (fármacos que refuerzan el hueso y dificultan su destrucción, mejorando el dolor originado por las lesiones óseas) y los isótopos radiactivos (sustancias que emiten radiaciones capaces de destruir a las células tumorales y que pueden ser muy útiles en las metástasis óseas dolorosas resistentes a otros tratamientos. -
Utilizando
tratamientos no farmacológicos
, como la relajación (que reduce la tensión corporal y sobre todo la muscular, ayudando el relax a reducir la ansiedad, conciliar el sueño y aliviar el dolor), la fisioterapia (que consiste en el tratamiento por medio del ejercicio terapéutico, calor, frío, luz, agua, masajes o electricidad ), la hipnosis (estadio intermedio entre el sueño y la vigilia y que se emplea como medio para bloquear el dolor) o la acupuntura (técnica tradicional de la medicina china cuyo objetivo es restablecer el equilibrio en el sistema energético vital del organismo mediante la colocación de agujas en puntos estratégicos del cuerpo).
Mucho por hacer
Según los últimos datos publicados, es la primera causa de muerte en España y supone casi el 25% de los fallecimientos anuales. El envejecimiento de la población, el incremento de la incidencia de muchos tumores malignos y la mejor supervivencia de los enfermos de cáncer debida a los avances diagnósticos y terapéuticos, han supuesto un aumento significativo del número de pacientes con cáncer (prevalencia).
Sin embargo, a pesar de ser la primera causa de muerte en España, la investigación en cáncer no está promocionada ni financiada en la medida necesaria. En este sentido, según se ha puesto de manifiesto durante el XI Congreso de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), celebrado a finales del año pasado y en el que se dieron cita 1.000 expertos nacionales e internacionales para debatir los últimos avances frente al cáncer y la situación de la oncología médica en España, es necesario que se aumenten de forma importante los recursos existentes y se planifique un crecimiento que acerque a nuestro país a la media europea en investigación, por el bien de la ciudadanía y de los pacientes.
En este sentido, según afirma el profesor