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CELULITIS: MISIÓN CAMUFLAJE

¿Habías pensado alguna vez que el estrés propicia la aparición de la celulitis? Ahora que llega el buen tiempo, relájate y prueba con la amplia variedad de tratamientos frío-calor, parches, productos roll-on o reductores de volumen. Además, vida sana y mucha constancia terminarán de completar el cuadro.


La celulitis, que afecta a un 90% de las mujeres entre 30 y 54 años, supone un desorden funcional que aparece en el tejido conjuntivo y que se caracteriza por una acumulación de líquidos y grasa en determinadas zonas del cuerpo: muslos, caderas, nalgas e incluso en la cara interna de las rodillas. Las protagonistas de este problema son las células grasas presentes en nuestro organismo, los adipocitos. Cada mujer cuenta con aproximadamente 35 millones de estas células, las cuales, debido a factores de distinto tipo, pueden almacenar tal cantidad de grasa que aumentan hasta 27 veces su tamaño. A su vez, estos acúmulos de células grasas están separados por hilos de tejido conjuntivo (una red fibrosa anclada en la piel). Cuando los adipocitos almacenan grasa se inflan, generando un movimiento de presión ascendente, mientras que los ligamentos fibrosos se endurecen, creando una presión inversa (descendente). Todo ello da lugar a unas sobrecargas locales que obstruyen los vasos sanguíneos y linfáticos, reduciendo la circulación. Como consecuencia, se produce una presión en los tejidos que hace que la piel pierda flexibilidad y elasticidad. ¿El resultado? La temida piel de naranja.

Hormonas, estrés y otras causas

Hay varios factores que propician que los adipocitos engorden y retengan más grasa de la que deberían:

Las hormonas: la formación de la celulitis está directamente relacionada con la acción de las hormonas en el organismo, especialmente las femeninas: cuando los niveles hormonales cambian de forma importante (pubertad, embarazo), esto tiene su reflejo en la acción de los adipocitos,  favoreciendo la retención.

La dieta: las sustancias tóxicas derivadas de una mala alimentación forman tandem con la grasa de los adipocitos, empeorando el problema. De ahí la importancia de llevar una dieta rica en frutas, verduras y alimentos integrales, que depuran el organismo, y evitar en lo posible la ingesta de tóxicos como el café, el alcohol, el tabaco y las bebidas gaseosas.

El estrés: no sólo tensiona los músculos, sino que también hace que se inflame el tejido conectivo que lo recubre. La tensión bloquea este tejido, dificultando el drenaje. Practicar técnicas de relajación como la respiración profunda repercute también sobre el estado de la piel, ya que la oxigena y, también, favorece la eliminación de toxinas.

El sedentarismo: La falta de ejercicio dificulta la combustión de grasas y favorece la distensión de la piel. Para evitar estos efectos hay que moverse, eligiendo ejercicios de resistencia (natación o jogging), que son más efectivos para atacar la grasa no necesaria que los ejercicios intensos (como el squash).

Un mismo problema en distintas versiones

1- Celulitis dura, compacta o rebelde. Se manifiesta cuando, al pellizcar la zona (generalmente las caderas y la cara interna de las rodillas) se siente dolor. La piel está compacta, dura, fría y granulosa al tacto. La aplicación constante de un anticelulítico específico acompañada de un masaje firme y extenso es la mejor manera de plantarle cara. También mejora con el ejercicio físico de resistencia: correr o nadar durante 40 minutos varias veces por semana potencia la combustión de grasas y tonifica los músculos.

2- Celulitis edematosa: está asociada a problemas de retención de líquidos y su origen suele ser una mala circulación sanguínea, una alimentación deficiente y problemas hormonales o hereditarios. Se localiza fundamentalmente en las piernas, las cuales pueden variar su grosor en unos 10 cm a lo largo del día. Para tratarla hay que emplear productos drenantes y venotónicos. Especialmente recomendado es el drenaje linfático y todas aquellas actividades (paseos, natación) que ayuden a activar la microcirculación.

3- Celulitis blanda. Es la manifestación más clásica: aspecto gelatinoso, flacidez, piel que se hunde al tacto… Aunque no es dolorosa, puede producir sensación de pesadez. Se localiza en la cara anterior y posterior de los muslos y también en los glúteos. Tanto los productos como el tipo de masaje deben ser tonificantes, así que la mejor elección son los anticelulíticos con efecto tensor y aplicados con la ayuda de rodillos.

Tratamiento cosmético: todas las tendencias

Efecto frío-calor. Formulaciones que producen un efecto calor (gracias a la introducción de activos que llegan hasta las zonas más profundas del tejido subcutáneo, favoreciendo la combustión de grasas) o un efecto frío (cierra los poros y favorece la microcirculación, además de frenar la síntesis de los receptores celulares implicados en el almacenamiento de grasas) o ambos a la vez (formulaciones bifásicas).

Acción cronoprogramada. Fórmulas adaptadas a los biorritmos del adipocito: por la mañana, éste es más proclive a la liberación de grasas (lipólisis), mientras que por la noche, con el organismo en reposo, ejerce su función de almacenamiento, captando la glucosa no utilizada para ponerla en reserva (lipogénesis). Se trata de productos que, con solo una aplicación diaria, aseguran la liberación de activos en el momento de la jornada en el que su eficacia sea máxima.

Parches. La tendencia más «in» y, también , la más cómoda. Se trata de apósitos que contienen activos de acción anticelulítica , reductora y drenante, como la cafeína, el fucus, la hiedra o el abedul. Están formulados para actuar directamente en las zonas afectadas por la celulitis: abdomen, caderas, muslos, brazos y glúteos. Una vez puestos sobre la dermis (hay que colocarlos cada vez en una parte distinta del cuerpo), estos activos se liberan gradualmente durante las 24 horas del día. Son fáciles de usar y permiten ducharse y realizar cualquier actividad.

Tratamientos en roll on. Están dirigidos a la celulitis incrustada en las zonas rebeldes, aunando en un mismo gesto de choque masaje y tratamiento. Incorporan un práctico roll-on  que activa la microcirculación sanguínea y linfática al tiempo que desprende activos liporeductores como la cafeína, que actúan directamente sobre la celulitis más incrustada y alisan las acumulacuciones. Especialmente indicados para los muslos y las caderas.

Productos antiacolchado. Buscan fundamentalmente una mejora del aspecto de la piel de naranja, mediante el alisamiento de su característica colcha. Las formulaciones más novedosas actúan sobre las redes fibrosas que separan a los adipocitos entre sí, con el objetivo de  liberarlos, de forma que la piel suba y, en consecuencia, recupere su aspecto liso. Para ello, se valen de ingredientes de estimulación celular y minerales como el manganeso, que actúa flexibilizando esa red fibrosa.

Reductores de volumen. Contienen un cóctel de activos destinados a la reducción del edema y de las retenciones y acumulaciones grasas. Asimismo, incluyen principios tensores que aportan más elasticidad a la piel, remodelando el contorno, reduciendo centímetros y devolviendo a la epidermis su aspecto liso, firme y suave. Para apreciar sus resultados hay que aplicarlos dos veces al día, extendiéndolos con un masaje continuo en el sentido de las agujas del reloj.

La importancia del masaje

El masaje es absolutamente indisociable de la aplicación del anticelulítico, no solo para favorecer su total penetración sino también como estímulo directo de la microcirculación linfática, lo que potencia la eliminación de toxinas y demás desechos. Lo ideal es aplicarlo después de la ducha, cuando los poros se encuentran limpios y abiertos y, por tanto, más receptivos a la acción de los principios activos. Se recomienda también exfoliar regularmente la zona a tratar (dos o tres veces por semana) para asegurar la renovación celular y evitar la presencia de células muertas que dificulten el tratamiento. La clave de un masaje efectivo es realizar movimientos amplios y suaves, en sentido circular, para no dañar la linfa.

Abdomen: el gran olvidado

Al vientre se le suele exigir delgadez, pero no se mima su piel adecuadamente, sobre todo teniendo en cuenta que está sometida a grandes distensiones y a un riesgo mayor de acumulación grasa debido a su vascularización: en esta zona, el flujo sanguíneo está más desarrollado, lo que supone un mayor aporte de azúcar, aminoácidos y toxinas, que favorece el almacenamiento de células grasas. Además, los azúcares se fijan sobre las fibras de colágeno, las cuales pierden su flexibilidad y ya no aseguran su función de sostén de forma tan eficaz. Para contrarrestar esto hay que aplicar diariamente un producto reductor (los hay específicos para el vientre) realizando el siguiente masaje: primero, preparar y estimular la piel manteniendo un extremo sujetado a un lado con una mano y dibujando líneas horizontales sobre el vientre con la otra. Hacer lo mismo del otro lado. Después, aplicar el producto con ligeros masajes en el sentido de las agujas del reloj, para terminar masajeando la piel entre los dedos de las dos manos.

El consejo de…

 

 

     

     

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