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¿Cómo podemos autocuidar de forma responsable nuestras pequeñas dolencias?
Fundación
Seguro que en más de una ocasión, todos hemos sentido alguna pequeña molestia que nos ha impedido desarrollar nuestras actividades cotidianas con normalidad. Dolores menstruales, jaquecas leves, catarros, estreñimiento, acidez estomacal, pequeños problemas en la piel, diarrea, dolores musculares… La lista de trastornos leves es extensa y a lo largo de nuestra vida seguramente padeceremos más de uno. El autocuidado de la salud consiste en hacer frente por nosotros mismos y de forma responsable, a esas dolencias transitorias mediante el uso de los medicamentos autorizados sin receta y diseñados específicamente para este fin.
La práctica del autocuidado de la salud está cada vez más extendida en los países desarrollados. Una de sus principales ventajas es que, gracias a él, evitamos tener que acudir constantemente a la consulta del médico, lo que conlleva la pérdida de días laborales y escolares y largas horas de espera. Además, al hacer frente a los problemas de salud leves mediante el autocuidado, los ciudadanos contribuyen a hacer un uso más eficiente de los recursos del sistema sanitario.
Para ello disponemos de los medicamentos autorizados sin receta o también denominados medicamentos publicitarios, que tienen la misma calidad, eficacia y seguridad que los fármacos que necesitan de una prescripción médica y por ello han sido autorizados por el Ministerio de Sanidad para aliviar los síntomas de las dolencias leves sin necesidad de un diagnóstico médico.
¿Cómo reconocer un medicamento autorizado sin receta?
Los medicamentos pertenecientes a esta categoría llevan visibles en el envase las siglas EFP, que indican que nos encontramos ante un producto destinado al autocuidado de sintomatologías leves. Además, esta categoría de fármacos es la única que puede hacer publicidad directa al consumidor. En los anuncios de televisión son fácilmente identificables por la pantalla azul que aparece al final, y en la que se incluye la leyenda: “Lea las instrucciones de este medicamento y consulte al farmacéutico”.
Y es que el hecho de que los medicamentos autorizados sin receta no precisen de un diagnóstico y una prescripción médica no significa que deban ser consumidas sin ningún tipo de control. Al igual que con el resto de medicamentos, con los sin receta debe llevarse a cabo un uso racional y correcto de los mismos. Lo que diferencia a la automedicación peligrosa y arriesgada del verdadero autocuidado de la salud es que éste se hace siempre bajo la supervisión de un profesional sanitario, el farmacéutico, y a través de los medicamentos especialmente diseñados para el tratamiento de dolencias leves.
El farmacéutico, por sus conocimientos sobre la acción de los medicamentos y su proximidad al ciudadano, es la persona idónea para ejercer esa labor de director del autocuidado de la salud. El farmacéutico es quien analizará nuestro caso particular y nos aconsejará sobre el medicamento sin receta más apropiado para nuestra dolencia. Además, nos informará sobre la dosis necesaria, cómo tomar el fármaco y durante cuanto tiempo, garantizando, de esta manera, la seguridad y la eficacia del medicamento a través de un uso correcto.
Decálogo del autocuidado de la salud
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Recurra al autocuidado sólo cuando padezca molestias leves o moderadas
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Utilice exclusivamente medicamentos autorizados sin receta para el tratamiento de los síntomas leves
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Ante cualquier duda, consulte a su farmacéutico
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Si los síntomas que padece persisten o empeoran, acuda a su médico
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Informe a su farmacéutico si está tomando otros medicamentos
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Si está embarazada, pregunte a su médico antes de tomar cualquier medicamento
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Lea atentamente el prospecto del medicamento antes de tomarlo
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No olvide que las EFP son medicamentos, aunque no precisen receta
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No cambie nunca por su cuenta el medicamento que le ha recetado su médico
- Complete siempre los tratamientos aconsejados por su farmacéutico o prescritos por su médico
(*) La Fundación