Sal de dudas
Abordamos todas las preguntas y respuestas sobre esta infección, las vías de contagio y quiénes están consideradas personas de riesgo.
¿La antes llamada viruela del mono y ahora conocida como debe ponernos en alerta? ¿Sabemos cuáles son sus síntomas, y lo que es más importante, sus vías de contagio? ¿Es España uno de los países en riesgo por su cercanía a África, centro principal del brote que asola zonas de selva en África oriental y central como Congo, Nigeria, etc.? Resolvemos estas cuestiones con la ayuda de la organización farmacéutica colegial.
El mpox (antes llamada viruela del mono) es una infección causada por un virus de la familia Poxviridae, del género Orthopoxvirus, en el que también se encuentra el virus de la “viruela humana”. Inicialmente causó infección en los monos, se ahí su nombre, aunque ya en 1970 se describieron los primeros casos en humanos y su transmisión entre personas por el contacto físico estrecho y directo con las lesiones de la piel o con los fluidos de vías respiratorias y corporales que contengan el virus quedó constatado desde entonces.
Contagioso desde el primer síntoma
Según explican desde el Consejo General de Colegios de Farmacéuticos de España, desde que aparecen los primeros síntomas hasta que desaparecen las lesiones de la piel, el virus es contagioso, y aunque no se considera una enfermedad de transmisión sexual, es frecuente que se contagie en situaciones de contacto físico continuado y prolongado como durante las relaciones sexuales. También se puede contagiar por vía indirecta si una persona toca o manipula objetos contaminados con el virus y luego se toca sus mucosas (ojos, nariz o boca).
- Tras un periodo de incubación de 7 a 14 días (a veces, hasta 21), el signo más característico es una erupción cutánea con picor asociado, que aparece entre 1-3 días desde el comienzo de los síntomas. Las lesiones inicialmente son lisas, luego se elevan, se transforman en vesículas con líquido, después en pústulas y terminan secándose formando costras que finalmente se caen y desaparecen. Suele empezar en la cara y se disemina a otras partes del cuerpo, incluyendo manos y pies y los genitales.
- Otros síntomas iniciales son: fiebre alta, intenso dolor en la cabeza, de articulaciones y musculares (típicamente en la espalda y el recto), inflamación de los ganglios linfáticos y cansancio.
- «El mpox grave puede incluir lesiones más grandes y generalizadas (especialmente en la boca, los ojos y los genitales), afecciones como inflamación del corazón, el cerebro u otros órganos o infecciones bacterianas secundarias de la piel o infecciones de la sangre y los pulmones», explican desde la organización farmacéutica colegial.
¡Brotes bajo control!
El diagnóstico de mpox se confirma por pruebas de laboratorio mediante PCR, tomando las muestras de las lesiones cutáneas, del líquido de las vesículas o por exudados de mucosas que puedan estar afectadas. Una vez confirmado, las medidas preventivas para evitar su propagación, según explican desde el CGCOF son:
- Aislamiento y notificación: los casos sospechosos o con síntomas compatibles deben buscar atención médica y aislarse en sus domicilios. Sus contactos estrechos deben minimizar las interacciones sociales y vigilar la posible aparición de síntomas. La notificación de casos es importante. “Hay que evitar a toda costa el contacto cercano con otras personas hasta que las lesiones se hayan curado por completo”, indican los farmacéuticos. «En caso de recibir un diagnóstico positivo, se recomienda advertir a todas las parejas con las que se han mantenido relaciones sexuales de riesgo en los últimos dos meses que acudan al médico (incluso si no tienen síntomas) para recibir un diagnóstico y tratamiento», añaden.
- Protección a menores y personas inmunosuprimidas: es fundamental proteger a niños y jóvenes no vacunados, más expuestos a tener una enfermedad más grave. Las personas con inmunosupresión como aquellas con enfermedad avanzada por el virus del VIH, tienen un mayor riesgo de desarrollar viruela símica grave o morir.
- Contacto cero con animales: por la posibilidad de que puedan ser vectores del virus (especialmente aquellos que tengan sintomatología o vivan en áreas endémicas) o cualquier material en contacto con ellos. «En entornos donde el Mpox está presente entre algunos animales salvajes, también puede transmitirse de animales infectados a personas que tienen contacto con ellos», explican.
- Higiene: hay que lavarse las manos con agua y jabón o con soluciones hidroalcohólicas tras el contacto con personas o animales infectados. Por parte de los sanitarios, es fundamental usar equipos de protección personal cuando se atienda a pacientes sospechosos o diagnosticados. Entre las recomendaciones de la OMS están: usar un baño separado o limpiar cualquier superficie que haya tocado después de cada uso con agua y jabón y un desinfectante doméstico; evitar barrer/aspirar (esto podría hacer que las partículas del virus se expandan y hacer que otras personas se infecten); usar utensilios, objetos, aparatos electrónicos separados o limpiarlos bien con agua y jabón/desinfectante antes de compartirlos; no compartir toallas, ropa de cama o ropa; lavar la ropa de la persona infectada con agua caliente a más de 60 grados centígrados; abrir las ventanas para una buena ventilación.
- Sexo seguro: hay que minimizar las prácticas sexuales de riesgo como la práctica de sexo con muchas parejas. «Se debe recomendar utilizar preservativos y barreras bucales en las relaciones sexuales. Tras un contagio, se deben utilizar preservativos como precaución durante 12 semanas (aproximadamente 3 meses) después de haberse recuperado», enfatizan.
Vacunación en grupos de riesgo
Tras la declaración de emergencia de salud pública internacional por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV) ha lanzado un mensaje de tranquilidad: “la transmisión del mpox no es altísima ni entraña un elevado riesgo de mortalidad, por lo que no hay ninguna posibilidad de que se convierta en una epidemia tipo COVID”, de ahí que no se hayan implantado por el momento restricciones de viaje ni control en las fronteras.
Actualmente se dispone de dos vacunas frente a la viruela que pueden prevenir la enfermedad de mpox: las vacunas Imvanex® y Jynneos®, ambas del laboratorio Bavarian Nordic A/S, que contribuyen a prevenir la enfermedad y reducir su gravedad en caso de desarrollarla. Estas vacunas no producen lesión de inoculación, como ocurría con las vacunas clásicas frente a la viruela, y según la OMS, sólo se debe considerar vacunar a las personas en situación de riesgo (contacto cercano de alguien que tiene mpox, o alguien que pertenece a un grupo con alto riesgo de exposición a mpox), por lo que actualmente no se recomienda la vacunación masiva. Ddespués de la vacunación, se debe seguir teniendo cuidado para evitar contraer y propagar la viruela símica. Esto se debe a que se necesitan varias semanas para desarrollar inmunidad después de ser vacunado y porque es posible que algunas personas no respondan a la vacunación.
Según las recomendaciones de los servicios de salud de la Comunidad de Madrid, la vacuna puede usarse para la protección frente al virus de mpox en dos situaciones:
- Antes de exposición al virus: en personas que mantienen prácticas sexuales de riesgo, especialmente pero no exclusivamente GBHSH (Gays, Bisexuales y Hombres que tienen sexo con Hombres); y en personas con riesgo ocupacional. En personas vacunadas con indicación de preexposición se recomienda completar la pauta vacunal con una segunda dosis con un intervalo de al menos 28 días tras la primera dosis. No se podrán vacunar las personas que presenten síntomas sugestivos de viruela del mono o que presenten alguna de las contraindicaciones para la vacunación (enfermedad febril aguda grave o infección aguda, alergia a alguno de los componentes de la vacuna).
- Después de la exposición al virus: en todos los contactos estrechos que no hayan pasado la enfermedad y que tengan mayor riesgo de enfermedad: personas con inmunodepresión, embarazadas en cualquier trimestre de gestación y niños de cualquier edad; en el personal sanitario que haya tenido un contacto cercano (inferior a 1 metro en la misma habitación) sin EPI o que ha presentado alguna incidencia en el uso del EPI; y en personal de laboratorio.
¿Y el tratamiento?
Aunque no existe un tratamiento específico para este virus y se dirige a paliar los síntomas con analgésicos y cuidado y desinfección de las lesiones de la piel, utilizando suero estéril o un antiséptico, hay antivirales que pueden ser utilizados con cierta eficacia en caso de aparición de síntomas graves. Es importante incidir en que los antibióticos no son eficaces para el tratamiento de infecciones virales, y su uso inadecuado puede favorecer resistencias antimicrobianas. También es muy importante que el paciente guarde reposo, cuide su alimentación y beba muchos líquidos durante la recuperación.