Aunque el
intervalo de edad en el que una mujer puede concebir es bastante amplio (y el
de los hombres es aún mayor), no siempre el estilo de vida acompaña a los
intentos de conseguir un embarazo. Esto, unido al hecho de que cada vez se
retrasa más la edad de la primera gestación ha dado lugar a que en los últimos
tiempos los casos de infertilidad se hayan disparado. ¿Estás planeando tener un
bebé? Pues echa un vistazo a este ?manual de instrucciones? en el que se
recogen los últimos hallazgos sobre aquellos factores que favorecen la
fertilidad.

La última Conferencia
Europea de Fertilidad celebrada en Copenhague ha arrojado datos que hablan por
sí solos: una de cada siete parejas de Europa tiene problemas para concebir
naturalmente y se prevé que en la próxima década la proporción pase a ser de
una de cada tres. Y nuestro país no es ajeno a esta tónica: se estima que un
total de 800.000 parejas españolas sufren este problema, y cada año se
presentan 16.000 nuevos casos. La causa principal de esta situación es la edad
materna: los embarazos tardíos son una tendencia en aumento, pero también hay
otra serie de factores, la mayoría de ellos vinculados al estilo de vida, que
inciden en el hecho de que cada vez sea mayor el número de parejas que tienen
dificultades para lograr una gestación.

Ovulación: síguele la pista

A la hora de planificar un embarazo, es
fundamental conocer bien el ciclo menstrual y el momento de la ovulación, que
coincide con el de mayor fertilidad. Ésta se produce como norma general 14 días
después del inicio de la menstruación. Así como hay mujeres que conocen
perfectamente cuándo están ovulando (algunas experimentan síntomas físicos como
molestias abdominales e hinchazón en el pecho) otras no saben determinar este
momento con precisión. Para ello, existen diversos métodos. Uno de los más
empleados es la observación del moco o secreción cervical. Durante la primera
etapa del ciclo, esta secreción es escasa, apareciendo unos días después una
pequeña cantidad densa y pegajosa, de color blanco, grisáceo o amarillo, lo que
indica que el tapón de moco que cubre la entrada del útero ha iniciado su
descenso. En este momento es posible conseguir el embarazo. Poco después
aparecen secreciones cervicales abundantes, húmedas y mucosas, que coinciden
con el momento de mayor fertilidad, el cual es fácil de identificar: se tiene
una sensación húmeda en la vulva y el moco forma unas fibras largas y delgadas;
el último día de esa sensación húmeda es el más fértil, y a partir de ahí la
secreción volverá a ser espesa y pegajosa, disminuyendo las posibilidades de
que los espermatozoides atraviesen el tapón. ?Se trata de un buen método para
determinar la ovulación; el problema es que, mientras muchas mujeres tienen secreciones
abundantes y les resulta muy fácil la observación, otras apenas las perciben?,
explica la doctora Sylvia Fernández-Shaw, jefa de la Unidad de Reproducción
Humana (URH) del Centro de Ginecología EGR, de Madrid.

Debido a ello, hay otras alternativas, como el
registro de la temperatura basal  (esto
es, la que marca el cuerpo nada más despertarse, cuando está en reposo y sin
tensiones) que permiten reconocer el día fértil, ya que la temperatura baja
antes de ovular (debido al elevado nivel de estrógenos en este momento) y es
más elevada después (debido a la acción de la progesterona). ?Este método no
determina cuándo se ovula, sino que sirve para confirmar que, efectivamente, ha
habido ovulación durante ese ciclo. Sí que es útil como un primer avance cuando
una pareja tiene problemas para conseguir un embarazo y desea saber si la mujer
ovula?, explica la experta.

Existen otros métodos más sofisticados, como
los test de ovulación personal que se venden en farmacias. Se basan en unas
varillas que, empapadas en orina, identifican la presencia de la hormona
luteinizante (LH), que es la que produce la liberación de los óvulos cada mes.
?Estos productos son fiables. El único incoveniente que presentan, además de
que su precio suele ser bastante elevado, es que la mayoría de ellos se
orientan para que se realice un análisis al día, y teniendo en cuenta que si,
por ejemplo, el pico hormonal seproduce a las 8 de la mañana, si el análisis se
realiza por la noche, puede que se obtenga un falso positivo. Por tanto, para
una mayor precisión, habría que realizarlo cada 12 horas?, comenta la doctora
Fernández-Shaw.

Un estilo de vida pro-bebé

Además del control del ciclo, hay una serie de
cambios que es necesario introducir en los hábitos diarios para favorecer la
concepción y un embarazo sano:

-Dejar de fumar. Se
estima que a partir de los 10 cigarrillos diarios, la fertilidad femenina
disminuye de forma significativa. Las fumadoras pasivas tampoco se libran de
estos efectos negativos: un estudio llevado a cabo por investigadores de la
Universidad McMaster y Ciencias de la Salud Hamilton en Ontario (Canadá)
constató que de un total de 225 mujeres que estaban recibiendo tratamientos
para la fertilidad no había ninguna diferencia significativa entre las
fumadoras y las no fumadoras que vivían con un fumador, y ambos grupos poseían
menos de la mitad de la tasa de éxito que las no fumadoras que no estaban
expuestas en casa al humo del cigarrillo.

En el caso de los hombres, estos efectos son
menos negativos, y se estima que la fertilidad empieza a disminuir a partir de
los 20 cigarrillos al día. Curiosamente, un estudio realizado por el IVI de
Barcelona demostró que el consumo de tabaco en los hombres produce un
incremento en la incidencia de embriones femeninos, de ahí que los hombres muy
fumadores engendren más niñas.

-Mantener el estrés a raya. El papel del estrés sobre la infertilidad ha sido una cuestión
bastante discutida por los investigadores, pero en lo que todos coinciden es en
la conveniencia de mantener una actitud lo más relajada posible, sobre todo si
la gestación no se produce en los periodos de tiempo previstos. ?Si el estrés
afecta de verdad, esto es, de una forma fisiológica, se aumentan los niveles de
prolactina, y en la mujer, la elevación de esta hormona puede acabar
distorsionando la ovulación mientras que en el hombre, este aumento hormonal
produce una disminución de la libido. Ambas situaciones afectan a la
fertilidad, bien porque no se tienen relaciones todo lo a menudo que se debería
o bien porque la mujer no ovula?, explica la experta quien, sin embargo,
advierte que, en caso de que los niveles de prolactina sean normales, no se
puede achacar al estrés la infertilidad o la esterilidad.

En el caso de las parejas que tienen problemas
para lograr el embarazo, sí que puede resultar efectivo reducir los niveles de
ansiedad que esto genera. ?Hay estudios realizados al respecto que demuestran
que aquellas parejas que están siguiendo un tratamiento médico para lograr un
embarazo y que han tenido apoyo psicológico presentan unas probabilidades de
éxito un 10 por ciento mayores?, dice la doctora Fernández Shaw.

-Llevar una dieta equilibrada. Además del incremento de la ingesta de ácido fólico, fundamental para
prevenir posibles defectos del tubo neural en el feto, hay que asegurarse una
dieta en la que estén incluidos todos los grupos alimenticios y que aporte la
cantidad adecuada de nutrientes. Asimismo, es recomendable consumir alimentos
lo más naturales posible, ya que hay evidencias de que algunas sustancias nocivas
incluidas en los nutrientes de uso cotidiano (toxinas, metales pesados y
agentes químicos de distinta naturaleza presentes en fertilizantes y
pesticidas) pueden afectar a la fertilidad. Por otro lado, una investigación
llevada a cabo en la Clínica Tambre, de Madrid, especializada en el tratamiento
de la infertilidad, ha demostrado que las dietas de adelgazamiento sin control
médico y de forma continuada pueden ser una de las causas de infertilidad
femenina, debido a que limitan durante largos periodos de tiempo la ingesta de
ciertos grupos de nutrientes, por lo que pueden forzar los mecanismos
fisiológicos del organismo, dificultando la concepción.

Entre los nutrientes que no pueden faltar se
encuentran las frutas y verduras, alimentos que protegen frente a la
endometriosis, una de las principales causas de infertilidad femenina.

-Cuidar la temperatura. El calor excesivo puede llegar a afectar a la capacidad reproductora
de los hombres. Según otro estudio de la Clínica Tambre, las temperaturas
superiores a los 24 grados pueden influir en la calidad del esperma, llegando
incluso a reducir el número de espermatozoides hasta en un 10 por ciento.

-Vigilar las infecciones. En la Conferencia Europea de Fertilidad también se apuntó a las
infecciones de transmisión sexual como una de las principales causas del
aumento de la infertilidad. Concretamente, en la última década se han duplicado
los casos de casos de chlamidia, una infección que no sólo está relacionada con
la infertilidad femenina sino que, tal y como han demostrado investigaciones
recientes, también juega su papel en el caso de los hombres. La presencia de
anticuerpo IgG en sangre (indicativos de esta infección) se relacionan con
tasas de embarazo inferiores.

-El peso justo.
Tanto el sobrepeso como la delgadez extrema reducen las posibilidades de
concebir. Esto se debe a que la obesidad (y también tener un peso por debajo
del adecuado) altera el equilibrio hormonal, lo que se traduce en periodos
menstruales irregulares y tasas de ovulación muy bajas, y esto dificulta que se
queden embarazadas naturalmente. En la misma línea, se ha demostrado que las
mujeres con problemas de fertilidad que se someten al primer ciclo de un
tratamiento de fertilización in vitro (FIV) tienen disminuidas en un 33 por
ciento sus posibilidades de éxito si presentan sobrepeso. Asimismo, un estudio
realizado conjuntamente por varios hospitales y universidades danesas demostró
que tanto los hombres con sobrepeso como aquellos con peso por debajo de la
norma presentaban menos espermatozoides y en menor concentración.

-Evitar ciertas posturas cotidianas. Un estudio de la Universidad de Nueva York ha revelado que un gesto
tan habitual como escribir con el ordenador portátil sobre las rodillas puede
afectar seriamente la fertilidad masculina. La razón es que el hecho de
trabajar en posición sentada, con las piernas juntas y el ordenador sobre el
vientre produce un aumento en la temperatura del escroto que puede llegar a
alterar el esperma, reduciendo su concentración hasta en un 40 por ciento.

La edad materna, clave

La principal causa de infertilidad entre las
mujeres es la edad y esto es lo que explica el número cada vez mayor de casos
de este problema, si se tiene en cuenta que en la sociedad actual, las mujeres
están retrasando el momento de ser madres hasta bien entrada la treintena. ?Hay
algo que es válido para todas las mujeres y es el hecho de que a partir de los
35 años, se es menos fértil; en torno a los 38, la fertilidad es aún menor y a
partir de los 40 cae en picado?, explica la doctora Fernández Shaw.

Independientemente de las peculiaridades de
cada mujer y de la regularidad de sus ciclos menstruales, existe una realidad
biológica sobre la que, según la experta, hay un gran desconocimiento: ?Toda
mujer nace con el mismo número de óvulos, los cuales se van gastando a lo largo
de la vida, sin posibilidad de regenerarse ni de producir otros nuevos. Así,
por ejemplo, al llegar los 35 años, no sólo quedan menos óvulos sino que estos
están, digamos, envejecidos: son células que están más frágiles, y esta
fragilidad biológica hace que se trate de ovocitos a los que les cuesta ser
fecundados. En caso de que se logre la fecundación, y en un número cada vez más
elevado conforme va avanzando la edad, esto da lugar a alteraciones
cromosómicas, lo que significa que los embriones que se forman no son normales
y, por tanto, no se implantan. También ocurre que, si se llegan a implantar, la
naturaleza los elimina, aumentado por tanto las posibilidades de aborto a
partir de los 35 años?.

Fundamental, no olvidarse de lo más ?importante?

Tal y como afirma la doctora Fernández-Shaw,
?al final, lo que de verdad importa a la hora de conseguir un embarazo es tener
un número mínimo de relaciones sexuales en la semana de la ovulación y que
estas sean satisfactorias. En la mayoría de las parejas la semana fértil es
aquella que coincide con el día de la ovulación (el 14 después del inicio de la
menstruación), y considerando tres días antes y tres días después, como margen
de seguridad. Por tanto, se deben mantener como mínimo tres encuentros sexuales
entre los días 11 y 18 del ciclo. No importa que sean más, pero no deberían ser
menos. Tampoco tienen que ser en días alternos, sino que se pueden mantener
relaciones sólo durante tres días seguidos en este periodo, sin obsesionarse
con el día o el momento exacto de la ovulación. No hay que olvidar que los
espermatozoides duran vivos en el cuerpo de la mujer como mínimo tres días (es
posible que bastantes más) y que el óvulo es perfectamente viable durante unas
24 horas?.

En este sentido, una reciente investigación
llevada a cabo por un grupo de científicos israelíes ha descubierto el papel
negativo que la contención sexual masculina juega en la posibilidades de
concepción, llegando a la conclusión de que lo idóneo es mantener relaciones
como media cada dos días, ya que un intervalo de tiempo superior entre un
encuentro sexual y otro puede dificultar la movilidad de los espermatozoides y
la calidad de los mismos.

?Y, sobre todo, es muy importante pasárselo
bien ?añade la doctora Fernández-Shaw- no sólo para que la relación resulte
gratificante y relajante, sino también porque las contracciones uterinas que se
producen durante el orgasmo son muy buenas para que los espermatozoides se
muevan con total facilidad?.

¿Cuándo hay que preocuparse?

-Los expertos recomiendan  consultar al especialista a aquellas parejas
que llevan aproximadamente un año intentando conseguir un embarazo de forma
natural, esto es, sin emplear ningún tipo de método anticonceptivo. En caso de
la mujer sea mayor de 38 años, se aconseja consultar al médico antes, unos seis
meses después de intentar el embarazo sin resultados satisfactorios.

-El primer paso, tras la consulta, es realizar
un estudio de esterilidad que comprende, además de una entrevista y un
reconocimiento minucioso, una serie de pruebas complementarias: registro de la
temperatura basal, análisis de sangre y, en el caso del hombre, un seminograma
(análisis que permite estudiar la capacidad fecundante del semen).

-A la hora de someter a la pareja a una técnica
de reproducción asistida, la edad de la madre es determinante. Así, por
ejemplo, la edad límite recomendable para someterse a una FIV es de 43-45 años
mientras que para la donación de óvulos no existe límite en este sentido.

La ayuda de la ciencia: los métodos más
utilizados

En la actualidad, la reproducción asistida
ofrece hasta un 40 por ciento de posibilidades de embarazo en cada ciclo.
Después de los exámenes pertinentes a ambos miembros de la pareja, se valora la
mejor opción en función del tipo de problema, su edad y la condición física.
Estas son las técnicas más utilizadas y que más altas tasas de éxito arrojan:

-Estimulación ovárica: Consiste en inducir la ovulación mediante la administración por vía
oral o inyectada de determinados fármacos (fundamentalmente hormonas). Se
emplea cuando existen problemas de ovulación y se trata de una opción muy
segura que tiene muy pocos efectos secundarios.

-Inseminación artificial o intrauterina: Se trata de la introducción del semen en el cuello del útero mediante
una cánula o catéter. Se aplica cuando los espermatozoides tienen un
funcionamiento moderado o leve y también en algunos casos de infertilidad por
causas psicológicas.

-Fecundación in vitro (FIV): Es la técnica más clásica de todas y consiste en estimular el ovario,
de forma que aumente el número de óvulos, para después proceder a la
fecundación (en el laboratorio) con espermatozoides capacitados.

-Donación de óvulos.
Después de someterse a una FIV, lo óvulos que se consiguen se inseminan con los
espermatozoides del varón y después se introducen en el útero de la mujer
receptora.

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Redacción Consejos

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