*En la imagen, de izda a dcha. Marta San Emeterio, paciente de enfermedad celíaca; Ismael San Mauro, Director de Clínica CINUSA e Investigador en el Departamento de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid; Naike Castillo, Responsable del Servicio de Nutrición de Dr. Schär España y Dra. Gemma Castillejo, Gastroenteróloga pediátrica en el Hospital San Joan de Reus (Tarragona).

El trastorno más conocido relacionado con el gluten es la enfermedad celíaca (EC) pero el gluten también puede afectar en otros desórdenes como el síndrome del intestino irritable (SII), la sensibilidad al gluten no celíaca (SGNC) o alergia al trigo. Estos trastornos alimentarios tienen algunos síntomas en común y dadas las sus implicaciones clínicas y sociales para las personas que los padecen hacen necesario un diagnostico precoz y diferenciado. Este ha sido uno de los temas que se ha abordado en el seminario «Trastornos relacionados con el gluten y sus implicaciones clínicas y sociales» organizado por Dr. Schär Institute.

La diferenciación entre los diferentes trastornos es fundamental para un correcto diagnóstico y el tratamiento del paciente, que se establece a través de la dieta sin gluten. La EC es una intolerancia permanente al gluten, proteína que contienen algunos tipos de cereales, como el trigo, la cebada, la espelta,  o el centeno, entre otros. Su origen es desconocido pero en su desarrollo contribuyen factores genéticos y factores ambientales. Provoca una inflamación crónica, en distintos grados, de la mucosa del intestino delgado y progresivamente una atrofia de las vellosidades intestinales.    La EC presenta manifestaciones gastrointestinales y extraintestinales y en algunos casos puede ser asintomática. La prevalencia en España oscila entre 1/118 en la población infantil y 1/389 en la población adulta; es decir en términos generales la prevalencia es del 1% de la población. El único tratamiento posible es el seguimiento de una alimentación estricta sin gluten (incluyendo las trazas o cantidades ínfimas) durante toda la vida.

En este sentido, la doctora Gemma Castillejo, Gastroenteróloga pediátrica en el Hospital San Joan de Reus (Tarragona) señala “se considera que la epidemiología de la EC tiene las características de un iceberg ya que esta prevalencia puede ser mucho mayor puesto que un porcentaje importante de casos permanece sin detectar”.

Por otra parte, la SGNC es un síndrome diferente a la enfermedad celíaca pero también relacionada con el gluten. Actualmente, solo existen estimaciones sobre su frecuencia que se encontraría entre el 1 y el 6 % de la población, por lo que esta nueva entidad tendría una prevalencia notablemente superior a la de la enfermedad celíaca. Su diagnóstico se realiza por exclusión, es decir, los pacientes que presentan síntomas similares a los de la enfermedad celíaca o aquellos provocados por el gluten que tras un análisis de sangre y una biopsia endoscópica no presentan enfermedad celíaca o alergia al trigo son diagnosticados como sensibles al gluten. En general, los síntomas aparecen después de algunas horas o días tras la ingesta de gluten. En relación con la terapia, los expertos indican que la solución pasa por la dieta exenta de gluten, al igual que en el caso de la enfermedad celíaca. La SGNC puede aparecer como un síndrome transitorio por lo que no requeriría seguir una dieta estricta sin gluten durante toda la vida como en el caso de la enfermedad celíaca.

Otro de los trastornos es el SII que se define como una molestia común que puede afectar al 15 % de la población general y se caracteriza generalmente por dolor abdominal, estreñimiento o diarrea, flatulencias e hinchazón. Cuando se sufre de forma severa puede llegar a afectar la rutina de vida normal. En algunos casos se ha podido observar que la dieta sin gluten hace que los síntomas disminuyan o incluso lleguen a  desaparecer, mejorando así la calidad de vida de los pacientes.

También existe la alergia al trigo o la alergia al gluten del trigo que consiste en una reacción a los componentes del trigo mediada por la lgE o causada por reacciones mediadas por células. Sus manifestaciones son diversas y pueden ser diferentes entre niños y adultos. Los niños se ven afectados normalmente por la alergia al trigo clásica que desaparece durante la infancia.
Generalmente, los adultos padecen una alergia al trigo permanente o una anafilaxia inducida por el ejercicio físico dependiente del trigo. Este tipo de alergia presenta una sintomatología muy variada: desde los síntomas clásicos de una alergia como picor e hinchazón de las mucosas, hasta molestias no específicas en el tracto intestinal. Hay reacciones inmediatas y reacciones tardías. La única opción terapéutica existente es seguir una dieta sin trigo, y según la forma de manifestación también sin gluten.

Enfermedad celíaca y factores genéticos
El modo de herencia de la enfermedad celíaca (EC) es aún desconocido pero existen muchas evidencias a favor de que la genética participa en la predisposición a la enfermedad.  Hoy en día, se calcula que la heredabilidad de la EC (proporción del riesgo de padecer la enfermedad que es atribuible a factores genéticos, en comparación a los ambientales) se sitúa en el 87%. El principal factor genético de riesgo reside en los genes HLA, aunque éstos representan algo menos de la mitad de la base genética de la EC; el resto de factores genéticos aún no han sido identificados. Entre los factores ambientales se encuentran causas dietéticas, infecciones bacterianas o virales,  o aumento de la permeabilidad intestinal.

Se estima que entre un 10% y un 30% de los familiares directos de pacientes celíacos podrían padecerla, aunque frecuentemente sin una sintomatología clara. Al respecto, la doctora Castillejo considera “en el futuro, se podrá diagnosticar a los individuos con una alta predisposición genética antes de la aparición de los síntomas, lo que supondrá una mejora importante en su calidad de vida y en una disminución de los costes sanitarios. Además, se podrán abrir las puertas a nuevas dianas terapéuticas para la propia EC y para otras enfermedades de etiología autoinmune”.

Dietas de moda SIN gluten o gluten free
Actualmente, la dieta sin gluten ha crecido como fenómeno social porque se asocia erróneamente con una dieta saludable y se cree también de manera equivocada que contribuye a adelgazar. El gluten por sí mismo no es perjudicial para la salud si no existe un componente clínico, de salud o de nutrición.

Al respecto, Ismael San Mauro, Director de Clínica CINUSA e Investigador en el Departamento de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid señala “la dieta sin gluten puede ser beneficiosa para quienes padecen, especialmente, enfermedad inflamatoria intestinal, enfermedades autoinmunes, alteraciones hormonales y, quizás, en algunas neurológicas”.

Aunque el gluten no es una proteína esencial para la salud humana y no tiene porqué existir un déficit alimentario en aquellas personas que no la ingieran, es necesario diferenciar entre una recomendación global de nutrición comunitaria para toda la población, a una recomendación para el posible beneficio de un conjunto de la población que cuenta con ciertas sensibilidades al gluten. La recomendación general es que se debe seguir una dieta equilibrada, variada, basada en productos de origen vegetal de cercanía, donde tienen cabida los de origen animal, con cereales integrales, y con los mínimos productos refinados y procesados.

Últimas evidencias científicas: estudio GLUTOX
Recientemente, se han conocido los datos del Estudio GLUTOX realizado por la Sociedad Italiana de Gastroenterólogos de Hospital (AIGO) y publicado recientemente en la revista científica Nutrientsii, uno de cada cinco pacientes diagnosticados con SII padecería sensibilidad al gluten no celíaca.

Entre sus resultados se ha observado que cuando se interrumpía la ingesta de gluten, tres de cada cinco pacientes dejaban de padecer los síntomas y molestias previamente atribuidas al SII, además de  otras alteraciones, tanto a nivel intestinal como extraintestinal. El estudio también ha mostrado que la sintomatología de uno de cada cinco pacientes respondía a una contaminación involuntaria con gluten.

En este sentido, la Dra. Gemma Castillejo, que ha participado como ponente del grupo de expertos de Salerno que ha definido los criterios diagnósticos de la SGNC considera “el estudio Glutox, comenzó con el objetivo de aportar dimensión epidemiológica a la sensibilidad al gluten no celíaca pero ha ido más allá al demostrar que uno de cada cinco pacientes con síntomas gastrointestinales funcionales, que no son atribuibles a enfermedades orgánicas, pueden tener sensibilidad al gluten no celíaca”.

Y añade “el éxito del estudio consiste en haber identificado un subgrupo de pacientes con un diagnóstico certero de sensibilidad al gluten no celíaca entre aquellos con reacción al gluten”. Este enfoque representa un punto de partida para diseñar un protocolo en el diagnóstico de la sensibilidad al gluten no celíaca y constituye el primer estudio en implicar los criterios de diagnóstico  de los expertos de Salernoiii. Finalmente, el estudio también ha mostrado un resultado muy práctico. Para un número significativo de pacientes, el hecho de introducir una solución terapéutica nueva y sencilla como la dieta exenta de gluten ha significado un alivio a sus molestias permitiendo el abandono de terapias farmacológicas que no resultaban apropiadas y que a menudo tenían para ellos efectos secundarios”.

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