Su farmacéutica o farmacéutico-, ese profesional de la sanidad que tiene tan próximo, que está en la esquina de su calle o en la plaza mayor de su pueblo, disponible casi o sin el casi- las veinticuatro horas del día y casi o sin el casi- los 365 días del año, en el que confía plenamente, que le orienta y asesora en cuanto al buen uso de los medicamentos que le ha recetado su médico y que incluso le hace un seguimiento de si cumple o no el tratamiento establecido, de no remediarse la cosa, va a tener problemas dentro de unos meses si usted, como le ha sucedido alguna vez, no le lleva la receta para que le dispense (le entregue) los medicamentos que necesita.

¿Nunca sin receta?

Posiblemente haya leído en la prensa o escuchado en la radio o la televisión que se está preparando una ley importante relacionada con todo lo que tiene que ver con el medicamento. Ahora el Gobierno ya ha presentado el proyecto de la misma a las Cortes para que sea debatido y se prevé que a mediados del año 2006 pueda estar vigente. Pues bien, en este proyecto de ley se dice que el farmacéutico nunca podrá dispensar un medicamento de los que necesitan obligatoriamente receta médica sin ésta.

Hasta ahora ya estaba establecido así, pero algunas veces, cuando usted no había podido ir al médico, cuando estaba pendiente de que le dieran hora para la consulta médica para que le hicieran una nueva receta, o, incluso, surgía una necesidad o una cierta urgencia, su farmacéutico, si veía que era un medicamento que usted tomaba habitualmente, que se trataba de una urgencia, conociendo en cierta manera su enfermedad y su historial terapéutico (los fármacos que toma habitualmente),  se lo adelantaba a la espera de la receta que usted le llevaba al cabo de unos días.

En el futuro repito- nunca, de prosperar el proyecto tal como está redactado, podrá adelantarle el medicamento o anticiparse a la prescripción so pena de una sanción  con multas de entre 30.001 y 90.000 euros.

Los pacientes los perjudicados

Una farmacéutica amiga me decía al respecto: El problema no lo vamos a tener los farmacéuticos, quienes van a tener los problemas son los pacientes que cuando necesiten una insulina (para tratar su diabetes), por ejemplo, y no tengan receta, se tendrán que quedar sin su tratamiento.

Así que, por un lado, hemos de ir acostumbrándonos a ser más previsores e ir al médico con la antelación necesaria para que tengamos siempre la receta a tiempo y en su momento. Y por otro, dado que siempre puede surgir la urgencia, cabe esperar que en el trámite parlamentario desaparezca  este nunca pensando en el bien de todos los ciudadanos, teniendo en cuenta que el farmacéutico es el profesional del medicamento por excelencia y que con sus conocimientos y su profesionalidad sabe hacer un buen uso de sus atribuciones.

Josep M. Ferrando i Colea

Periodista especializado en Farmacia

jmfercol@yahoo.es

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