Asumir los cambios que se dan en la pubertad puede resultar un proceso complicado e incluso doloroso para los hijos. Ahora más que nunca, tu sitio está cerca de tu hija


Lo confuso

Ser madre es relativamente fácil hasta esa edad de los hijos en la que se complican las cosas y empiezan a sucederse los cambios propios de la pubertad, no sólo físicos, sino también psíquicos. En esos momentos la tendencia adolescente a alejarse de los padres suele ser generalizada, fundamentalmente en las niñas, en quienes a los cambios notorios de su cuerpo se añade el episodio de las menstruaciones, y que las niñas suelen revestir de un sinfín de emociones negativas: miedo, confusión, inseguridad o vergüenza. Gracias a la mayor información que existe en las escuelas, y sobre todo al papel de las madres, cada vez más involucradas en la educación sexual de sus hijas, esta etapa tiende a superarse con mayor naturalidad. De la relación que tu hija mantenga contigo va a depender la forma en que asuma esta etapa y viceversa. De ti depende que haga un drama de la situación o que por el contrario la interprete con la mayor naturalidad posible y la integre en su vida con total normalidad.

Lo natural

Para que tu hija no viva esos momentos como una tragedia, es fundamental consolidar la relación madre-hija que desde pequeña os ha unido. ¿Y cómo? En esos momentos, tus mejores herramientas serán la naturalidad, la información y el apoyo sustentado en tus propias vivencias personales. Tu papel junto a tu hija está en quitarle «hierro» al asunto y en hacer que vea en ti esa mano experta que se encargue de despejar todas sus dudas y le ayude a asumir serenamente la situación. No olvides que se trata de una etapa muy importante, que marca cambios fisiológicos que la adentran en el mundo de la procreación, con todas sus consecuencias. Frente a la primera menstruación, lo normal es que tu hija reaccione con naturalidad en lo teórico, con confusión en lo práctico y con vergüenza en lo afectivo.

El estudio TAMPAX EDUCA, elaborado en colaboración con la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), y en el que han participado 450 mujeres de toda España, se centra en los aspectos psicosociológicos de la relación madre-hija, habiendo desarrollado como consecuencia una práctica guía educativa que incluye muestras, para ayudarte a tratar el tema de la menstruación con tu hija adolescente. La guía presenta dos versiones acordes con el tramo de edad de la hija: «Tiempo de Cambios», para niñas de entre 12 y 13 años, y «Cosas de Chicas», para las jóvenes de entre 14 y 16.

Estas guías están disponibles gratuitamente a través del teléfono: 902 010 212


Lo práctico

Tampones: renovarse o morir

En la nueva relación madre-hija que se deriva de la primera menstruación, las madres a veces se convierten en receptoras de modas nuevas, renovándose bajo la dirección de sus hijas. Sólo el 45 % de las madres han usado tampones alguna vez, considerándose tradicionalmente un método de protección estacional exclusivo para el verano. Esta es la razón por la que España está a la cola en la utilización de tampones, aunque cada vez más las hijas son quienes inician a las madres en su uso. Según el estudio TAMPAX EDUCA, la mayoría de las chicas de entre 14 y 18 años utilizan tampones, al menos esporádicamente, y cuanto más mayores son, más dispuestas se muestran a utilizar este método de protección. En cuanto a las razones por las que son el producto de primera elección frente a las compresas están la comodidad, seguido de la libertad que proporcionan y de la higiene. De todas formas, aún existe un elevado número de mujeres españolas que no utilizan tampones, guiadas por las falsas creencias que aún persisten, como la de que los tampones son perjudiciales para la salud, creencias todas que han sido desmentidas por ginecólogos, quienes afirman que los tampones no sólo constituyen un método de protección totalmente inocuo, sino que además son altamente higiénicos al tratarse de un método de absorción interna.

Lo anecdótico

Las reglas han dado mucho fruto supersticioso e irracional a lo largo de la historia. Quién no ha oído incluso hoy en día, que las mujeres con la regla pueden cortar la mayonesa, echar a perder las mermeladas o hacer morir una planta si la riegan?

Desde que la mujer es mujer ha tenido que soportar incluso el rechazo por motivos de religión: las mujeres musulmanas no rezan durante la menstruación por considerar que están en estado impuro, y en algún pasaje de la Biblia se hace alusión a la mujer menstruante como «mujer impura».

Durante la Edad Media muchos médicos consideraban la regla como un poderoso veneno capaz de volver un árbol estéril, agriar el vino, oxidar el acero e incluso de volver rabioso a un perro o a un hombre loco, lo que fue rápidamente desmentido por los médicos durante el Renacimiento. Pero es que aún en los umbrales del XIX, justo antes de la Revolución Francesa, las reglas de la mujer eran llamadas «purgaciones», por considerar que libraban a la mujer de los excedentes acumulados. Un sinfín de creencias populares que gracias al progreso han podido ser erradicadas.

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Redacción Consejos

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