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Según datos de la Sociedad Española de
Neonatología (SEN), el número de recién nacidos de alto riesgo en España
(prematuros o de bajo peso) se ha incementado un 13 por ciento. Los últimos
avances médicos permiten «sacar adelante» a la mayoría de estos
bebés, pero el papel de los padres sigue siendo esencial. El gran reto actual
es prevenir las secuelas que se puedan presentar.
En 2005 se
registraron en nuestro país 25.000 nacimientos pretérmino, y se estima que cada
año se producen unos 4.000 nacimientos de bebés con menos de 1.500 gr. de peso.
Las causas de este incremento se relacionan con un aumento de la edad materna,
la mayor frecuencia de los embarazos
múltiples y, menor medida, la incidencia del estrés. Se habla de niños muy
prematuros cuando nacen antes de las 32 semanas, de prematuros si el nacimiento
se produce antes de las 35 semanas y de niños de muy bajo peso cuando pesan menos de 1.500 gr al nacer (el 1,7 por
ciento de todos los recién nacidos). En todos estos casos se considera que el
niño está «inmaduro», por lo que suelen presentar dificultades para
controlar su temperatura, su respiración y para alimentarse, lo que hace que
ingresen en la Unidad de Neonatología.
Una mayor vulnerabilidad
Está
demostrado que los prematuros son más propensos a padecer determinadas
enfermedades y problemas de salud, y es ahí dónde reside el gran reto del
manejo médico de estos niños.
–Enfermedad por reflujo gastroesofágico
(ERG). Es consecuencia de los problemas pulmonares. Cuando el niño tiene que
hacer mucho esfuerzo para respirar o cuando respira muy rápidamente, el
esfínter esofágico inferior queda abierto, produciendo el reflujo del contenido
del estómago. En la mayoría de los casos suele resolverse durante el primer año
de vida, pero es importante vigilar los signos de esta enfermedad.
-Problemas
cognitivos. Según un estudio realizado por investigadores de la Escuela de Medicina del Instituto Albert
Einstein, en Nueva York, y de la Universidad de Gante, Holanda, el
nacimiento antes de tiempo incrementa el riesgo de problemas en el aprendizaje,
retrasos cognitivos y dificultades en el desarrollo del lenguaje.
Afortunadamente, y según los autores del estudio, estas dificultades cognitivas
pueden ser detectadas tempranamente, incluso en el primer año, para evitar así
que afecte el desarrollo posterior del niño.
–Virus respiratorio sincitial (VRS). Al
tener menos desarrolladas sus defensas, este virus puede producir una infección
respiratoria grave, que podría dejarle secuelas como el asma u otros problemas
respiratorios. De hecho, el VRS es la principal causa de hospitalización por
dolencias respiratorias en niños prematuros, de ahí que sea tan importante
suministrarle medicación inicial para protegerle de un contagio. Esta
prevención consiste en administrarle un anticuerpo que los demás niños ya han
recibido de forma natural, en las últimas semanas del embarazo, y se realiza
mediante una inyección intramuscular en el muslo una vez al mes durante toda la
temporada de VRS.
–Gastroenteritis. Las deposiciones del
prematuro suelen ser amarillas o castaño oscuro, de consistencia blanda y en un
número variable de 1 a
6 por día. Si el niño hace las deposiciones líquidas, muy frecuentes en 6-8
horas, hay que consultar al médico, así como si el niño vomita abundantemente.
–Otitis. Los prematuros suelen presentar
durante los dos primeros años de vida inflamación del oído medio (otitis) con
más frecuencia que los nacidos a término. Es conveniente que cuando esté muy
llorón, sin calmarse con las medidas habituales y rechazando el alimento, se
acuda con urgencia al médico.
–Hernia. Al nacer con muchos órganos
inmaduros, algunas aberturas existentes en el feto no han podido cerrarse,
concretamente a nivel del ombligo y las ingles, y esto es lo que hace que el
niño pueda desarrollar posteriormente una hernia inguinal. Las hernias de
ombligo suelen desaparecer en los dos primeros años y solo necesitan cirugía si
son muy grandes o se estrangulan. Sin embargo, las hernias inguinales deben
operarse, y el médico decidirá cuál es el mejor momento.
Cuidados paternos: no bajar la guardia
Además de
seguir las pautas prescritas por el médico, los padres de un bebé prematuro
pueden hacer mucho para favorecer el correcto desarrollo del niño:
–El contacto directo. Aunque hasta hace
poco tiempo lo habitual era que el prematuro permaneciera «encerrado»
y aislado en una incubadora, cada vez son mayores las evidencias de lo
importante que resulta el contacto con sus padres desde el punto de vista de
sus necesidades emocionales. Un trabajo de investigación realizado por expertos
de los servicios de Neonatología y
Epidemiología del Hospital Doce de Octubre, de Madrid, recogido en el libro
Antes de tiempo. Nacer muy pequeño,
ha demostrado la importancia de que los padres permanezcan en contacto lo antes
posible con el bebé (algo que no está actualmente permitido en muchas unidades
de neonatología), tocándole, hablándole, pasando tiempo con él… Esta cercanía
mejora la evolución del niño y, además, está demostrado que el contacto con la
piel materna reduce el estrés que padecen estos niños en un 75 por ciento, lo
que se traduce en una regularización de su respiración y su ritmo cardiaco.
–La música. Enfermeras de la Unidad de
Neonatología del Hospital La Fé, de Valencia, han realizado un estudio en el
que se ha demostrado que la música beneficia a los niños prematuros, mejorando
su frecuencia cardiaca y su nivel de oxígeno, lo que les produce un estado de
relajamiento mayor y un sueño mucho más tranquilo. Según las autoras, para
conseguir estos efectos la melodía tiene que ser apacible, envolvente y sin cambios
bruscos, siendo la más recomendable la de Mozart y aquellas piezas que incluyen
sonidos de xilófono o de la naturaleza.
–La luz. Según un estudio del Centro
Médico de la Universidad de Duke, la exposición de bebés pretérmino a ciclos de
luz les ayuda a desarrollarse más rápido. La investigación demostró que
aquellos niños que son expuestos a una luz de carácter cíclico ajustaban antes
sus ritmos de sueño y vigilia, lo que favorecía notablemente su evolución.
–Los masajes. Tal y como demostró una
investigación de la Universidad Johns Hopkins, masajear a los bebés prematuros
con aceite de girasol reduce la incidencia de infecciones. La razón es que la
piel de estos niños carece de lanugo (una capa gruesa protectora con
propiedades antimicrobianas), y, según los expertos, darles un masaje tres veces al día con aceite de girasol
reduce esta vulnerabilidad, ya que fortalece el papel de la dermis.
Para saber más
www.prematuros.info:
Web especialiada en consejos y noticias sobre niños prematuros a través de la
cual se puede solicitar el Manual para padres con niños prematuros, elaborado
en colaboración con la Sociedad Española de Neonatología.