Hasta 80 trastornos del sueño llegan a diagnosticarse en todo el mundo, dos de los cuales, el insomnio y el síndrome de apnea del sueño, tienen una elevadísima incidencia en nuestro país. Ante semejante bagaje, ¿quién puede verse libre de haber padecido uno de ellos? Con motivo del Día Mundial del Sueño, que celebramos el 14 de marzo, repasamos los más importantes.

El 40% de las personas tiene problemas de sueño en alguna etapa de su vida y muchas de ellas los padecen de manera habitual. “El sueño es una función biológica esencial e inevitable, que constituye un privilegio y un derecho de todo el mundo, y debe ser reconocido como una actividad fisiológica agradable, de carácter reparador, refrescante y energizante”. Esta es la definición que con motivo del Día Mundial del Sueño celebrado el año pasado, daba el doctor Francisco Javier Puertas, del Hospital Universitario de la Ribera en Valencia y presidente de la Sociedad Española del Sueño, a una función tan elemental para la vida del individuo como es el sueño. Este año, con motivo del Segundo Día Mundial del Sueño, previsto para ese mismo día, el doctor Puertas nos explica los objetivos de esta sociedad científica que aglutina a profesionales e investigadores de muy diferentes especialidades en torno al sueño, y que dedica todos sus esfuerzos a lograr que estos trastornos sean considerados como un problema de salud pública, tanto por su dimensión como por su escaso grado de reconocimiento y tratamiento.

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También en los niños


Si en la población adulta los trastornos del sueño  son desconocidos, en la edad infantil el problema se acentúa aún más, lo que lo reviste una importancia añadida por sus consecuencias en el desarrollo y el aprendizaje. Lejos de lo que se pudiera pensar, el insomnio no es un trastorno reservado a edades más avanzadas, ya que uno de cada cinco jóvenes tiene falta crónica de sueño y uno de cada tres españoles, tanto adultos como niños, se ve afectado por algún trastorno del sueño. De hecho, hasta el 50% de los niños de 4 años han padecido trastornos del hábito del sueño en alguna temporada de su vida. Según el doctor Puertas “los niños y jóvenes suelen dormir menos de siete horas entre semana y entre ocho y nueve en fin de semana”, y en general tienen falta crónica de sueño, lo que se traduce en hábitos desordenados para dormir y una mayor dificultad para controlar el estrés de forma adecuada.


Los tres jinetes del Apocalipsis


Según el doctor Puertas, aunque hay más de 80 trastornos catalogados, los más habituales y por este orden son: el insomnio, la apnea del sueño y el síndrome de piernas inquietas.

• El insomnio es el más frecuente de todos, afectando a un 10% de la población de forma crónica,  y de forma ocasional o transitoria, a un tercio de la población en el último año. Según el doctor Puertas, una cifra similar a la de los que padecen insomnio crónico, necesita medicación para dormir. En cuanto a su clasificación, se distinguen varios tipos según predomine la dificultad para conciliar el sueño, los despertares nocturnos o el fin prematuro del sueño.

• El síndrome de apnea del sueño (afecta a un 6% de la población) es un trastorno que suele ir asociado a los grandes roncadores (aunque también lo padece la población infantil) y se caracteriza por la presencia de pausas respiratorias durante la noche que se producen a consecuencia del cierre de las partes blandas de la garganta, y que acaba con un pequeño despertar. Este despertar constante asociado a las paradas más la falta de oxígeno hace que no se descanse bien durante la noche y durante el día produce una somnolencia.

• En tercer lugar en frecuencia está el síndrome de piernas inquietas, que afecta a entre un 4 y un 6% de la población, y se caracteriza porque al llegar la tarde noche y los pacientes están en reposo, notan un malestar e inquietud en las piernas acompañado de una necesidad imperiosa de moverlas, que les impide dormirse, pudiendo también aparecer en mitad de la noche y despertándolos. El insomnio crónico es el más grave, ya que provoca un malestar y un estado de nerviosismo que nos impide disfrutar del descanso, además de poner nuestra salud en peligro.


Insomnio
Inclemente y “demasiado” frecuente



Según explica el doctor Puertas, cuando el insomnio no es secundario a una enfermedad, como dolor crónico, asma, reflujo gastroesofágico, depresión o ansiedad, entre otras, se le denomina insomnio primario psicofisiológico, que está asociado a una imposibilidad para dormirse y desconectar, porque el paciente no puede relajarse y olvidarse de los problemas del día. Se da en gente con personalidad hiperresponsable, con tendencia a la ansiedad y al que le resulta difícil desconectar. También suele darse en personas con estrés, de hecho gran parte de los pacientes insomnes son muy sensibles al estrés y a un mal manejo del estrés. Ello puede ir unido, si no a un factor genético, sí al condicionamiento familiar y la personalidad de cada uno.

A todo ello se le une el agravante de que normalmente se trata de personas que incurren en actitudes nada recomendables que acaban por desordenar sus hábitos de sueño, con lo que solo consiguen favorecer y perpetuar el insomnio. Estas actitudes son propias de una falta de higiene del sueño, como pasarse varias horas en la cama, dormir a deshora, comer, trabajar o ver la televisión en la habitación o en la cama, hacer siestas muy largas, dormir mucho el fin de semana, etc… Al final, se van a la cama con una hiperactivación psíquica, física y emocional que les impide dormirse, y acaban con un condicionamiento negativo y una fobia hacia la cama que los hiperactiva y les genera una obsesión por el sueño. Al final, se ven inmersos en un círculo vicioso que termina afianzándose a lo largo del tiempo.


Calcula tus horas


En cuanto a las horas que debemos dedicarle al sueño, aunque lo normal oscila entre las siete y las nueve horas, esta cifra varía en cada persona. En cualquier caso, cuando una persona tiene despertares nocturnos frecuentes y problemas para volver a dormirse; se despierta de repente por la mañana y más temprano de lo habitual; no goza de un sueño reparador y tiene la sensación habitual de que no ha descansado durante la noche, puede decirse que esa persona padece insomnio. Respecto a su clasificación, el doctor Puertas habla de insomnio crónico cuando existe dificultad para dormir durante más de 30-45 minutos, más de 3-4 noches por semana y durante más de 3-6 meses, con un sueño que no se prolonga más allá de 6 horas y que se asocia con una con sensación de no haber descansado al día siguiente, con somnolencia diurna o afectación del rendimiento diurno. Estos casos requieren tratamiento médico y si corresponde, su derivación a unidades del sueño. Por otra parte, hablamos de insomnio ocasional o transitorio cuando dura una o varias noches, es de corta duración y se prolonga por espacio de una a tres semanas.


Apnea del sueño


El síndrome de las apneas del sueño es junto al insomnio uno de los trastornos nocturnos más frecuentes entre la población de nuestro país. Sin embargo, se conoce desde hace poco más de 30 años. Una apnea del sueño es una interrupción de la respiración durante el sueño, que puede ser variable en su duración y frecuencia. Normalmente, respiramos entre15 y 17 veces por minuto. Sin embargo, cuando el intervalo que hay entre respiración y respiración es más largo del previsible, es decir, dura al menos más de 10 segundos, entonces se habla de apnea del sueño. La  explicación estriba en que la apnea obstructiva produce una obstrucción de la parte posterior de la garganta, que provoca la interrupción de la respiración durante la noche.
Según afirma el doctor Josep Morera, jefe de servicio de neumología del Hospital Germans Trias y Pujol de Badalona, y uno de los creadores junto a Juan Roldán, del primer biobanco de ADN que permitirá la investigación genética de enfermedades neumológicas como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el asma, la fibrosis pulmonar idiopática o el síndrome de la apnea del sueño, la importancia que adquiere una apnea del sueño dependerá de:

• La edad. Las apneas del sueño en la niñez suelen revestir mayor gravedad que en edades avanzadas, por la posibilidad de acumular daños a lo largo de la vida.
• La duración de la parada respiratoria. No es lo mismo una apnea de 10 segundos que una apnea de sueño de 50 o más segundos. Hay apneas que llegan a durar hasta 180 segundos, aunque se trata de casos excepcionales.


Factores que la propician


En cuanto a los factores que propician las apneas del sueño están la obesidad (presente en un 70 – 80% de los casos), así como determinadas características fisiológicas como un diámetro de cuello más ancho de lo normal y una mandíbula pequeña. El síntoma nocturno principal es el ronquido y los síntomas diurnos la somnolencia y el cansancio. En cualquier caso, una persona con apnea del sueño nota que su sueño no es reparador, manifestándose hipersomnolencia diurna en el varón y mayoritariamente cansancio, abstemia o fatiga en la mujer. En cuanto a las enfermedades más comunes asociadas a las apneas son de origen nasofaríngeo o endocrino (obesidad, hipotiroidismo). Por su relación con la obesidad, el síndrome de apnea del sueño, que afecta según los expertos a cerca de un 6 % de los individuos, es probable que crezca en un futuro. Como consecuencia de las apneas puede aparecer hipertensión arterial, cefaleas, arritmias cardíacas o depresión, entre otras.


Su relación con el ronquido


En función de la edad en que se empiece a manifestar el ronquido, éste puede desembocar en apnea del sueño y en dolencias cardiovasculares, que además de evitar que el sueño sea reparador, incidirá negativamente en el rendimiento del paciente, tal y como asegura el doctor Carlos Magriñá, especialista en otorrinolaringología. Aunque una persona con roncopatía moderada todavía no sufre de apneas o paradas respiratorias, debe tener en cuenta que si no se cuida adoptando una dieta sana y realizando ejercicio físico,  y si además gana peso, la situación se agravará  considerablemente. Según el doctor Magriñá, todo tipo de roncopatía y apnea del sueño tienen solución, ya sea mediante láser (extirpando los tejidos flácidos del paladar que hacen las veces de cortina o válvula impidiendo que el sujeto respire por la nariz, y en ocasiones incluso dificultando la respiración por la boca) o mediante radiofrecuencia (la extirpación se hace de forma submucosa y su fuente es eléctrica), cuyo tratamiento siempre se lleva a cabo de manera individualizada para conseguir los mejores resultados.


Las secuelas del mar dormir


Gran parte de los trastornos del sueño se relacionan con un aumento de la morbi-mortalidad, el incremento del riesgo cardiovascular y la diabetes. «Además, la somnolencia excesiva es uno de los factores principales de accidentalidad y está vinculada a uno de cada cuatro siniestros en carretera», indica el doctor Puertas. Según este experto, dormir menos de seis horas, aumenta el riesgo de padecer diabetes, obesidad o problemas  cardiovasculares, así como trastornos psicológicos o psiquiátricos.

• En relación con el riesgo cardiovascular donde está más establecido es en el caso del síndrome de apnea del sueño, al que va unida la falta de oxígeno repetida producidas por las paradas respiratorias. Ello unido a las hiperactivaciones cardiovasculares que se producen cada vez que uno se despierta y se vuelve a dormir, son factores que sobrecargan el aparato cardiovascular y favorecen mecanismos de riesgo como el estrés oxidativo y la alteración de la pared de las arterias. Asimismo, tal y como nos explica el doctor Puertas, dormir pocas horas puede ser un factor que ayude a favorecer la acumulación de placas de colesterol en la pared arterial

Un estudio realizado por el área de Cardiología Preventiva en el Centro Cardiovascular del Sistema de Salud de la Universidad de Michigan (EE.UU), y publicado en la revista Journal of the American College of Cardiology, demostró que las personas con problemas cardiacos tienen más probabilidades de padecer trastornos del sueño, pudiendo ser la insuficiencia cardiaca una de las causas de la aparición de la apnea obstructiva del sueño, y pudiendo la apnea obstructiva del sueño empeorar gravemente la función cardiaca. La  explicación estriba en que la apnea obstructiva produce una obstrucción de la parte posterior de la garganta, que ocasiona que en determinados momentos se deje de respirar durante la noche. Cuando se deja de respirar, los niveles de oxígeno bajan drásticamente, contribuyendo al aumento de la presión sanguínea y provocando irregularidades en el ritmo cardiaco, lo cual aumenta el riesgo de infarto.

Además, según las conclusiones de un estudio  publicado en Journal of the American Medical Academy, dormir una hora más al día disminuye un 33% las posibilidades de que aparezcan placas de calcio en las coronarias, las arterias que irrigan el corazón, y cuya patología más común es la aparición de placas de ateroma (cúmulos de lípidos) en sus paredes.

• La hipertensión, la insuficiencia cardiaca, la enfermedad coronaria o la diabetes mellitus están asociadas con una elevada prevalencia de apnea del sueño.

• Asimismo, en pacientes con bronquitis crónica y asma la calidad del sueño es mala generalmente. De hecho, éste se puede ver perjudicado por cualquier clase de alteración en la vía aérea, en la función pulmonar o por hipoxemia (baja cantidad de oxígeno en la sangre).

• Asimismo la rinitis alérgica afecta a la vida diaria de los individuos e influye en su ciclo sueño-vigilia. El perjuicio sobre el sueño no se limita a las vías nasales sino que se extiende a todo el tracto respiratorio.


Recomendaciones para evitar el insomnio

El tratamiento de base para el insomnio consiste en la aplicación de medidas de higiene del sueño y medidas psicoterapéuticas objetivo–conductuales. Según el doctor Puertas, resulta esencial modificar horarios, pautas y hábitos de sueño, así como modificar creencias erróneas respecto al sueño. Es un proceso muy amargo, que puede durar años, ya que el paciente adquiere hábitos (siestas largas, irse tarde a la cama, dormir a deshoras, beber cafés y estimulantes durante el día para mantenerse despierto, dormir más de 10 horas el fin de semana,  pasar muchas horas en la cama, ver la televisión, comer o trabajar en la cama…). Todas estas pautas inadecuadas, suelen contrarrestarse con terapias Técnicas de relajación y desconexión antes de irse a dormir.

“Respecto al consumo de medicamentos”, continúa el experto, “no se suele recomendar más allá de 4 semanas, y deben administrarse como una ayuda al tratamiento conductual. En todo caso, un consumo más allá de este tiempo debe estar precedido por la prescripción del médico, en todo caso”, finaliza.

• Espera a tener sueño para irte a la cama. Si a los 20-30 minutos no has logrado conciliar el sueño, cámbiate de habitación.
• Utiliza la habitación únicamente para dormir, no comas ni veas la televisión en ella.
• Reduce la siesta a 30 minutos justo al inicio de la tarde.
• En personas obesas, conviene hacer una dieta hipocalórica.
• Cena dos horas antes de acostarte.
• Evita las comidas copiosas.
• Evita el consumo de alcohol.
• Evita el consumo de café o tabaco antes de dormir.
• Practica ejercicio físico de manera regular, pero nunca antes de irte a la cama.
•  Evita los ruidos y la luz, así como las temperaturas extremas.

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Redacción Consejos

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