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Cuanto más alto se llega en la cadena de mando, más propenso se es a sufrir este síndrome caracterizado por el miedo a abandonar el puesto de trabajo y la incapacidad para desconectar del entorno laboral.
Un problema cada vez más extendido y que tiene sus raíces en el actual modelo sociocultural, asegura el doctor en Psicología y profesor de la Facultad de Medicina de
Un rasgo característico de este síndrome es que las personas que lo sufren están constantemente enganchadas al móvil y miran el correo electrónico varias veces al día durante los días de descanso. Y en las reuniones con los amigos y familiares, su única conversación es hablar de su puesto de trabajo. “Al final algunas de estas personas pueden sufrir ansiedad y somatizan estrés. Pueden tener hipertensión, colesterol alto, problemas gastrointestinales, pérdida de cabello y dermatitis” señala el profesor.
3 causas…
- El desconocimiento de nosotros mismos. En la sociedad actual no nos conocemos a nosotros mismos como consecuencia de una ausencia de momentos de soledad. El resultado es que si desempeña un rol en el trabajo, -indica Miralles- “cuando se abandona la empresa de forma temporal podemos encontrarnos con nosotros mismos, y a lo mejor nos gusta o a lo mejor no”, lo cual hace que nos enfrentemos a una situación de incertidumbre que general el miedo a abandonar la empresa.
- La vida en una sociedad extremadamente competitiva El triunfo se mide no por logros familiares o personales, sino por lo que se alcanza profesionalmente.
- El incumplimiento de nuestro horario laboral. Hay empresas en las que no está bien visto que la persona salga a su hora y esta situación hace que el horario laboral se coma la vida personal. “No hay discontinuidad entre trabajo, familia y vida personal” lamenta Miralles. Además, advierte que cuanto más alto se está en la cadena de mando, más propenso se es a sufrir el Síndrome del ejecutivo, porque el estatus viene dado por el puesto de trabajo.
… y 3 consejos
- “Tener un momento de soledad al día en el cual sería conveniente no preparar el trabajo o las actividades del día siguiente, sino repasar lo que hemos hecho ese mismo día” aconseja el experto.
- Separar la vida personal del trabajo e invertir algo de tiempo en nosotros. Hacer gimnasia diaria, como mínimo quince minutos al día.
- Fijarse unos horarios para el trabajo y un tiempo para el descanso. En los días de asueto hay que independizarse del reloj, “que la persona se levante cuando ya no tiene sueño, se acueste cuando esté cansado y que coma cuando tenga hambre y vea a las demás personas comer” y prescindir del móvil y el ordenador.