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La primavera… la piel altera, empeorando la situación de problemas cutáneos como la rosácea. Esta alteración, que afecta a un 10% de la población, puede exacerbarse por muchas causas, entre ellas, los cambios bruscos de temperatura. Por suerte, con los cuidados y productos cosméticos adecuados y una serie de pautas prácticas, es posible “aplacar” el enrojecimiento y el ardor, sus síntomas más característicos.
Rostro enrojecido, principalmente en las mejillas, la nariz y la frente, acompañado en ocasiones de granitos que pueden confundirse con los del acné. Estas son las principales señas de identidad de la rosácea, un problema cutáneo que afecta a una de cada diez personas, según datos de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen). Además, se trata de una de las patologías que más búsquedas genera en internet. “Se trata de un trastorno inflamatorio crónico de la piel que ocasiona enrojecimiento, vasos sanguíneos visibles, sensación de quemazón y en algunos casos, granitos y pústulas”, afirma la doctora Gema Pérez Sevilla, cirujana maxilofacial y experta en medicina estética facial. Ese enrojecimiento, que es su “carta de presentación” más característica, está producido por la dilatación excesiva de los vasos sanguíneos de la piel.
Hay que tener en cuenta que, aunque se trata de un problema crónico, la rosácea no está siempre “presente” de forma permanente, sino que, como explica el doctor Julio Maset, médico de Cinfa, “aparece en forma de episodios transitorios que en ocasiones pueden durar semanas o meses. También se conoce como acné rosácea y, de hecho, puede causar el mismo impacto que el acné juvenil y, al igual que este trastorno, minar la autoestima de las personas que lo padecen de forma importante”.
5 señas de identidad
- Es bastante común en las pieles más claras, finas y sensibles.
- Se localiza sobre todo en la piel del área central del rostro: nariz, mejillas, mentón, frente y entrecejo, que son las zonas en las que se produce más sebo.
- Afecta con más frecuencia a las mujeres, aunque los hombres también pueden padecerla, y aparece especialmente a partir de la madurez (entre los 30 y los 50 años de edad).
- Provoca un efecto antiestético, además de molestias.
- Aunque la mayoría de las veces solo afecta a la piel del rostro, ocasionalmente se puede presentar también en los ojos, acompañada de síntomas como picor, sequedad y enrojecimiento.
Causa desconocida, sospechosos habituales
La rosácea está causada por múltiples factores, aunque los expertos coinciden en señalar a varios “sospechosos” principales:
–El tipo de piel. Es más frecuente en las pieles claras y aquellas con capilares muy sensibles, con tendencia a dilatarse, lo que favorece la aparición de rojeces que, con el tiempo, pueden volverse permanentes. La predisposición genética también explica su aparición.
–Elementos medioambientales. Las alteraciones climáticas (frío y calor) y los cambios repentinos y/o bruscos de temperatura pueden provocar un empeoramiento de la rosácea.
-Factores relacionados con el estilo de vida. El estrés, el uso de determinados cosméticos, la ingesta de ciertos medicamentos o alimentos (como los picantes) o la exposición al sol son factores que favorecen su aparición. En cuanto al alcohol, señalado con frecuencia como otro presunto culpable, se sabe que si bien no produce rosácea, sí puede empeorarla.
Bajo la mascarilla, se forma un microambiente que favorece el calor local y la proliferación de bacterias. Además, si queda demasiado ajustada, puede producir una presión excesiva sobre la piel del rostro, mientras que si, por el contrario, está demasiado holgada, favorece que roce y agreda la piel.
Mascarillas: ¿por qué han agravado este problema?
Recientemente, los expertos de Cinfa han alertado de que el uso de mascarillas en el contexto de la pandemia Covid está provocando un empeoramiento de los problemas cutáneos en general y de la rosácea en particular, sobre todo con la llegada del calor. El doctor Julio Maset explica por qué: “La exposición al sol, el calor y los cambios bruscos de temperatura pueden provocar un empeoramiento de la rosácea. Si a ello añadimos el estrés, la incertidumbre y la ansiedad generados por la pandemia, junto al uso de la mascarilla, se crea el ‘cóctel perfecto’.
Para plantar cara a este problema “añadido” al que han tenido que enfrentarse en los últimos tiempos las pieles con rosácea, el experto aconseja extremar los cuidados, tratamientos y rutinas cosméticas habituales y, si aun aplicando estas medidas los síntomas continúan, acudir al dermatólogo antes de que empeoren. “Y también es importante elegir una mascarilla que se adapte al rostro. Si se identifica que un tipo o modelo o concreto empeora el estado de la piel, hay que buscar otra que ofrezca la misma protección, pero fabricada con materiales diferentes. También es conveniente ir cambiando y alternando distintos modelos, para que la mascarilla se apoye cada vez en distintas zonas del rostro, evitando que los roces y las presiones afecten siempre a la misma área”.
En 3 versiones distintas
- Cuperosis (rosácea eritematosa-telangiectásica): según la doctora Pérez Sevilla, se caracteriza por un enrojecimiento del centro de la cara que puede aparecer de forma brusca, con inflamación de la piel. Es muy sensible al tacto y presenta sequedad.
- Rosácea pápulo-pustulosa: Se presenta con pequeñas pústulas o granos que recuerdan al acné, aunque sin inflamación ni pus. La piel tiene aspecto graso y es muy sensible.
- Rosácea fimatosa: La piel presenta un engrosamiento como consecuencia de soportar una inflamación durante un tiempo prolongado. En ella la piel se ve muy rugosa, con los poros muy dilatados y, además, se ven arañas vasculares rotas y bultos internos. Es un tipo de rosácea que suele darse en los varones, especialmente en la nariz (se denomina rinofima), pero también puede aparecer en las orejas, la frente, la barbilla o los párpados.
6 productos para la rosácea
1-Pro Redness Control Crema Hidratante SPF 30, de Cetaphil. Específicamente diseñada para cuidar la piel con tendencia al enrojecimiento, hidratando, protegiendo y dando color.
2-Skin Repair Rosarepair, de Martiderm. Emulsión Fluida FPS 30 para el tratamiento de la piel con rosácea, minimizando su estado y previniendo el empeoramiento.
3-Spray SOS Calmante, de Babé. Cómoda aplicación “touchless” para el alivio inmediato del picor, el enrojecimiento y la tirantez de las pieles más sensibles.
4-Prototype Spider Veins, de Olyan Farma. Producto específico para la prevención de las arañas vasculares que cursan con la rosácea y otros problemas cutáneos.
5-DA Aceite Emoliente, de Topicrem. Con efecto 24 horas relipidizante, calmante y anti-irritación para las pieles sensibles, muy secas y atópicas.
6-Sensibio Defensive, de Bioderma. Tratamiento específico para piel sensible y sensibilizada, que refuerza el sistema de autodefensa cutáneo, protegiendo el rostro del estrés oxidativo.


Objetivo: calmar y controlar la rojez
Si bien la rosácea no tiene cura, hay tratamientos y pautas que pueden controlar sus síntomas de forma eficaz. Según comenta la doctora Gema Pérez Sevilla, el abordaje de este problema cutáneo se consigue mediante el trabajo en equipo de una serie de factores: “Para lograr el éxito hay que combinar diversos tratamientos, además de adoptar una serie de hábitos de alimentación, higiene y estilo de vida que ayuden a mejorar el aspecto de la piel”. En cuanto a la rutina de cuidados, es fundamental adaptarla a este problema cutáneo ya que la falta de tratamientos y de productos adecuados puede hacer que la rosácea empeore y se extienda. Estas son las principales pautas a seguir:
-Productos específicos. Los especialistas hacen hincapié en la importancia de elegir productos cosméticos y de higiene específicos para este tipo de piel (los formulados para la piel sensible también son una buena opción) ya que, como apunta la doctora Pérez Sevilla, ayudan a reforzar la función barrera de la piel y calman la irritación.
-Ingredientes: los más “potentes”. “Una de las sustancias más utilizadas para el tratamiento de la rosácea es el ácido azelaico, que se emplea en concentraciones de entre 10-20%. Si estas concentraciones son mayores del 10%, es necesaria la prescripción médica”, explica la farmacéutica Pilar Hernández Bonilla, creadora de la firma Bonaloa Skincare. Otros ingredientes habituales en los productos específicos para la rosácea son la ivermectina, la brimonidina, el metronidazol y, en los de última generación, los prebióticos. “También podemos introducir dosis bajas de retinol para mejorar los resultados”, añade Gema Pérez Sevilla.
-Limpieza muy suave. Para limpiar y desmaquillar la piel con rosácea se recomienda utilizar productos sin jabón, ya que estos irritan y resecan menos la piel, además de ayudar a aliviar síntomas como la irritación, el picor y la inflamación.
-Hidratación a medida. “Tras la limpieza, es recomendable utilizar una loción con propiedades emolientes, hidratantes o calmantes, aplicada con un suave masaje”, aconsejan los expertos de Cinfa.
-Imprescindible, la fotoprotección. Uno de los elementos más determinantes en el tratamiento de la rosácea es proteger adecuadamente la piel frente a la radiación solar e incorporar el uso de SPF en la rutina diaria durante todo el año (no solo en verano). La recomendación es aplicar diariamente productos cosméticos con filtros solares que tengan, como mínimo, un SPF de 30 para mitigar el efecto de las radiaciones UVA, UVB e IR-A.
-Cuidados (y mimos) extra. “En la piel con rojeces y sin lesiones inflamatorias (granos) se pueden utilizar tratamientos de belleza, como sérums, contorno de ojos, etc., que miman y cuidan la piel más en profundidad”, dice el doctor Julio Maset. “En todo caso, siempre hay que utilizar productos específicamente formulados para las rojeces”, recuerda el experto.
-IPL y láser: solución médico-estética. La medicina estética ofrece soluciones específicas para los casos de rosácea. Entre ellos, Gema Pérez Sevilla destaca los tratamientos con luz pulsada (IPL) y el láser vascular: “Se pueden utilizar por separado o combinados, para mejorar la salud de la piel, cerrando los vasos dilatados, mejorando las manchas rojas y marrones e incluso la flacidez y la deshidratación. Con ello se consigue unificar el tono de la piel y aportarle luminosidad”.
Exfoliación: ¿sí o no?
Muchas personas que padecen rosácea descartan casi de forma instintiva el uso de un producto exfoliante, con la idea de que puede resultar muy agresivo para este tipo de piel. Buenas noticias: la exfoliación es “apta” para la rosácea, pero hay que utilizar un tipo determinado de producto, como explica la farmacéutica Rocío Escalante, titular de Arbosana Farmacia: “En este caso, hay que optar por los exfoliantes enzimáticos, que están compuestos por enzimas de frutas como la piña o la papaya, que se activan al contacto con la piel y disuelven los enlaces que forman las células muertas que están en la superficie. Los exfoliantes enzimáticos tienen la ventaja de que no rozan la piel, como sí hacen los mecánicos (geles con gránulo), pero eliminan igualmente las células muertas. Son, por tanto, mucho más suaves, por lo que, además de para la rosácea, son los que recomendados para las pieles sensibles en general y las que tengan problemas como la dermatitis”.
Maquillaje & camuflaje: el “verde” como opción
Sí, la piel con rosácea puede maquillarse y, además, saca mucho provecho de este gesto cosmético: “Los cosméticos pueden ayudar a camuflar los signos de la rosácea y mejorar el aspecto de la piel (lo que sin duda ayuda a sentirse mejor). Existen bases de maquillaje de larga duración no comedogénicas, que cubren los defectos e irregularidades cutáneas. También hay maquillajes específicos que contienen pigmentos verdes, los cuales ayudan a disimular las rojeces”, comentan los expertos de Cinfa. En este sentido, resulta muy útil aprender a manejar y utilizar las posibilidades que ofrece el clowing, o, lo que es lo mismo, la técnica de utilizar adecuadamente los correctores para neutralizar las imperfecciones, y que se basa en aplicar distintas tonalidades de producto (amarillo, verde, violeta y naranja) según el problema cutáneo o imperfección a tratar. En este caso, sin duda, hay que apostar al verde, ya que, como explica Begoña Gómez, experta en tratamiento de Yves Rocher, es el más eficaz para tratar los signos de rosácea, acné y cuperosis, pues neutraliza las rojeces: “No hay que escatimar la cantidad y aplicar todos los toques que sean necesarios en las zonas clave. Después, es mejor extender el producto con los dedos hasta que se pierda el tono verdoso”. Como toque final, Gómez recomienda aplicar después polvos compactos o sueltos: “Con ello se consigue un resultado aún más duradero y, además, ayuda a que los neutralizadores terminen de fundirse a la perfección con la piel”.