Eric Iges nos ayuda a identificar las “dietas milagro” y a no dejarnos cautivar por ninguna de ellas.

Sin miedo a equivocarnos, se puede considerar al sobrepeso y la obesidad como «la epidemia del Siglo XXI». Desde 1980, la obesidad se ha duplicado en todo el mundo. En 2016, más de 1900 millones de adultos tenían sobrepeso y más de 650 millones eran obesos. Teniendo en cuenta estos datos, no es de extrañar que haya habido una proliferación de dietas milagro con un denominador común: prometen ser la dieta idónea, capaz de hacer adelgazar en periodos muy cortos de tiempo, de una manera fácil y sin ningún esfuerzo. Estas son las características fundamentales que nos van a ayudar a reconocerlas y, por tanto, a estar alerta y sospechar. En la mayoría de los casos, lo que se consigue con una pérdida de peso muy rápida debido a una restricción calórica excesiva (otra característica de las dietas milagro), es una pérdida de agua corporal e incluso de masa muscular, sin verse afectado apenas el compartimento graso, por lo que no sería una pérdida de peso eficaz.

¡Que no te esclavicen!

  1. DIETAS HIPOCALÓRICAS DESEQUILIBRADAS. Este tipo de dietas suponen un déficit calórico muy extremo, aportando alrededor de 600-800 Kcal diarias. Un seguimiento continuo en el tiempo de dietas de este tipo puede suponer graves trastornos, aparte de resultar muy difícil lograr una buena adherencia a largo plazo. Suponen déficits de determinados nutrientes si se mantienen en el tiempo, pudiendo generar diversos efectos secundarios, como irritabilidad, cansancio o dolor de cabeza, entre otros (nombrando los más leves).
  2. DIETAS DISOCIADAS. Este tipo de dietas se basan en la teoría de que los alimentos no engordan por sí mismos, sino que lo hacen al combinarse de manera “inadecuada” con otros. De esta manera, en este tipo de dietas no se pueden mezclar en una misma comida alimentos ricos en hidratos de carbono, junto a otros ricos en proteína, o bien, junto a otros ricos en grasa. Este fundamento es totalmente ilógico y carece de evidencia científica. La mayoría de los alimentos contienen en mayor o menor proporción los 3 macronutrientes por lo que intentar aislarlos en cada comida va a ser extremadamente difícil. Realmente, acaban consiguiendo el objetivo de pérdida de peso por ser dietas hipocalóricas, pero el fundamento de no mezclar determinados alimentos no tiene ni pies ni cabeza.
  3. DIETAS EXCLUYENTES. Son aquellas que se basan en eliminar algún macronutriente importante de nuestra alimentación. Son dietas que casi en su totalidad (en torno a un 70-80%) incluyen hidratos de carbono, proteínas o grasas. En este caso, este tipo de dietas milagro suelen llevar el nombre de algún famoso o de algún doctor que ha adquirido renombre gracias a su seguimiento. Por otra parte, es cierto que, en dietas para pérdida de peso, un contenido un poco más elevado de proteína en la dieta puede suponer una mayor saciedad y un mayor mantenimiento de la masa muscular, pero sin llegar a porcentajes tan elevados como los que se aplican en las dietas excluyentes mencionadas.
  4. OTRAS DIETAS MILAGRO. Este grupo actuaría como cajón de sastre en el que meter todas aquellas dietas que no englobaríamos en los grupos anteriores y que son especialmente descabelladas. Un ejemplo serían las monodietas, las cuales implican comer sólo un mismo alimento durante todo el día. O bien, la dieta del grupo sanguíneo, la cual argumenta que existen alimentos beneficiosos y perjudiciales en función del grupo sanguíneo de cada persona. Y, ¿habéis oído hablar de la dieta alcalina? Argumenta que las enfermedades se desarrollan en un medio de acidez y que debemos comer aquellos alimentos que son más alcalinos y que provocan que nuestra sangre se mantenga en un pH neutro, restringiendo aquellos alimentos con mayor acidez. No hay base científica detrás de ninguna de estas dietas.

La dieta ideal no existe

No existe una dieta ideal que se pueda generalizar para toda la población. En estudios recientes se ha observado como se consigue exactamente la misma pérdida de peso a largo plazo llevando a cabo dietas altas en grasa o dietas altas en hidratos de carbono. Lo que indican estos estudios es que el macronutriente que predomine en la dieta a seguir no es lo principal. Sin embargo, lo que sí se debe tener en cuenta y con lo que se conseguirían los objetivos de pérdida de peso eficaz, es con la suma de un déficit calórico ajustado a cada persona y una adherencia a la dieta que pueda mantenerse en el tiempo. Es labor del dietista-nutricionista conseguir individualizar cada dieta para cada paciente buscando la mejor opción.

Dos normas de obligado cumplimiento

De manera general, sí podríamos establecer dos normas aplicables para cualquier tipo de dieta: Llevar a cabo una alimentación saludable, basada en frutas, verduras, hortalizas, legumbres, cereales integrales, frutos secos, aceites vírgenes, carnes magras, pescado y huevos; y que restrinja los productos ultraprocesados ricos en azúcares, aceites y harinas refinadas, sal y aditivos. Y por supuesto, realizar actividad física de manera periódica.

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Redacción Consejos

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