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Una luxación o dislocación es el desplazamiento de los huesos que forman las articulaciones fuera de su lugar. Puede ocurrir en la rótula, la cadera, el dedo, el codo o el hombro.
Concretamente la luxación de hombro, la articulación con más capacidad de movimiento, aunque no muy grave, puede ser una lesión muy dolorosa y llegar a imposibilitar que el paciente mueva el brazo. Se produce cuando la cabeza del húmero sale del glenoides (el hombro está formado por la clavícula, la escápula y el húmero, que se inserta en la cavidad de la escápula, la glenoides). Las luxaciones de hombro pueden ser anteriores, posteriores o inferiores, dependiendo de la dirección en la que la cabeza humeral tienda a desplazarse respecto de la escápula.
Es una lesión habitual en la práctica deportiva y puede estar causada por un golpe directo, una caída o un movimiento de torsión repentino. También las actividades cotidianas pueden causar esta lesión si la persona tiene articulaciones inestables.
Cuando ocurre en jóvenes menores de 20 años las probabilidades de que se produzca una segunda luxación son superiores al 80%, porcentaje que disminuye con la edad, siendo inferior a un 20% en pacientes mayores de 40 años.
Qué síntomas provoca…
- Si no ha habido traumatismo importante, una luxación puede provocar síntomas mínimos y reponerse de manera espontánea.
- Las luxaciones traumáticas se presentan con un dolor intensísimo y es visible la deformación que producen. En estos casos el brazo puede presentar una posición totalmente anómala.
- Como es una articulación en la que se insertan muchos nervios, existe la posibilidad de que la lesión se agrave con algún daño neurológico que hace insensible el brazo e impide el movimiento.
… Y cómo se trata
La luxación de hombro que provoca dolor muy intenso requiere de atención inmediata para colocar la cabeza del húmero en el lugar correspondiente, mediante maniobras mecánicas realizadas por el especialista. Este procedimiento puede ser doloroso, por lo que a veces se realiza en quirófano y con anestesia. Posteriormente, se inmoviliza el brazo con un cabestrillo. Mediante pruebas de imagen se evaluarán las lesiones que pueda haber en el resto de estructuras y ligamentos.
Los pacientes con luxación no traumática responden satisfactoriamente al tratamiento conservador mediante rehabilitación para fortalecer los músculos. Pero, si no progresan adecuadamente, será necesario reparar la inestabilidad mediante cirugía artroscópica o a través de cirugía abierta clásica. Los pacientes con inestabilidad traumática precisarán también reparar las lesiones con una intervención quirúrgica, ya que el tratamiento conservador en estos casos es poco efectivo.