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“¿El yodo que se comercializa en España nos podría prevenir de los daños de un posible ataque nuclear?” Nos escribe… Julia (Oviedo)
La tiroides es una glándula en forma de mariposa situada en parte anterior del cuello. Produce hormonas tiroideas que afectan al crecimiento, al desarrollo y a muchos procesos celulares del organismo humano. Esta glándula, de manera natural, va a captar yodo para poder sintetizar sus hormonas, por lo que este elemento es fundamental para su funcionamiento, convirtiéndose en su “combustible”.
Un principio de proporcionalidad
Un ataque o un accidente nuclear, ya sea por una explosión o una fuga de material radioactivo de una central nuclear, liberaría, entre otros elementos, yodo radioactivo, elemento que puede ser captado por la glándula tiroides, incrementando el riesgo de cáncer en esta glándula. Ahora bien, según explican los doctores Lluis Vila y Juan Carlos Galofré, del área de Tiroides de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (TiroSEEN), la captación de yodo por la glándula está directamente relacionada con sus depósitos internos de yodo. Si su reserva está completa, la glándula captará mucho menos yodo (ya tiene suficiente) y el que sobra lo eliminará por la orina. Por contra, si sus depósitos están vacíos o son insuficientes, la glándula tendrá más avidez por el yodo. Si en esta situación aparece el yodo radioactivo, la glándula lo captará con más avidez y el riesgo de que la glándula se vea afectada será más elevado. Por lo tanto, el riesgo se reducirá significativamente si nuestra glándula tiene un depósito óptimo de yodo.
¿Cómo garantizar un aporte adecuado de yodo?
Para que los depósitos de yodo estén bien repletos, lo más importante es que la ingesta de yodo diaria sea la adecuada. Las necesidades diarias están alrededor de 150 microgramos de yodo en población adulta, 90-120 microgramos en población infantil y 250 microgramos en mujeres gestantes o que mantienen lactancia. Para cubrir estos requerimientos tenemos que tomar alimentos ricos en yodo y además conviene consumirlos de modo habitual, como la sal yodada, los lácteos, especialmente la leche (lo recomendable son 2-4 raciones de lácteos al día). En el caso de las mujeres embarazadas, deben además recibir suplementación con yoduro potásico a una dosis de 200 microgramos al día (los comprimidos en la farmacia habitualmente contienen entre 100 y 200 microgramos de yodo).
Lo que no tiene sentido
Según los expertos de TiroSEEN, teniendo en cuenta que los medicamentos autorizados en España están destinados al tratamiento de un déficit y están dirigidos a personas con problemas de tiroides (hipotiroidismo), y embarazadas, se necesitarían dosis muy elevadas de yoduro potásico para bloquear cualquier captación de yodo radioactivo por parte de la glándula tiroides. Quiere decir que para tal efecto no sirven en absoluto las dosis de los comprimidos que se comercializan en las farmacias, ya que las dosis de los comprimidos para la protección frente al yodo radioactivo llevan cantidades que pueden contener entre 60 y 150 miligramos de yoduro potásico, y por lo tanto, superan en más de 500-1000 la dosis de los comprimidos de farmacia. En definitiva, habría que tomar 1.000 comprimidos diarios de los comprimidos de farmacia para alcanzar la dosis recomendada de protección de yodo radioactivo. Así pues, según los expertos “en este momento no tiene ningún sentido aumentar tomar dosis excesivas de yodo de manera indiscriminada para prevenir un hipotético accidente nuclear o nube con material radioactivo. Si se diera el caso, se deberán seguir las indicaciones de la autoridad sanitaria competente”, afirman.
Además, “las dosis elevadas de yoduro potásico, cuando hay riesgo de contacto con yodo radioactivo, solo minimizan el riesgo de padecer cáncer de la glándula tiroides y no protege de los otros efectos que pueda ocasionar la radioactividad. Por otra parte, ingerir yodo en exceso también puede acarrear riesgos para la salud, por lo que de ningún modo se pueden ingerir estos productos sin una indicación expresa de las autoridades de Salud. Un exceso de consumo de yodo puede generar una producción excesiva de hormonas tiroideas (tirotoxicosis) también, aunque parezca paradójico, en algunos casos puede ocasionar hipotiroidismo”, aseguran.
La SEEN aconseja evitar absolutamente el uso indiscriminado de comprimidos de yoduro potásico preparados para accidentes nucleares (la cantidad suele medirse en miligramos: un miligramo son 1.000 microgramos) por los riesgos que implica.