puntos de dolor de la fibromialgia

De ser una enfermedad médicamente inexplicable, la fibromialgia ha pasado a convertirse en una enfermedad en la que cada vez son mejor conocidas las bases fisiopatológicas y orgánicas. La consabida frase de antaño “lo que tienes no es nada” pasó a la historia, y hoy en día la fibromialgia se diagnostica y se trata con una serie de criterios médicos basados en la evidencia.

La fibromialgia es una enfermedad que produce dolor crónico generalizado en el aparato locomotor durante más de 3 meses de evolución, afectando sobre todo a músculos, ligamentos y articulaciones, una fatiga que no mejora con el reposo, insomnio y otros síntomas, como hormigueo en las extremidades, trastornos abdominales, necesidad de orinar con frecuencia, ansiedad y depresión entre otras. Unido a otros síntomas asociados como cansancio desproporcionado a la actividad realizada y alteraciones cognitivas, resta mucha calidad de vida a quien la padece: en España, más de un millón de personas mayores de 18 años, de los cuales, la mayoría de los afectados son mujeres (90%).

Un proceso de neuroinflamación

“Cada vez hay más estudios que ponen de manifiesto que en la fibromialgia existe un proceso de neuroinflamación que produce las alteraciones de los trasmisores cerebrales responsables de las múltiples manifestaciones clínicas que presentan estos pacientes”, explica el doctor Javier Rivera, reumatólogo del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid. A su juicio, “en la actualidad, con técnicas especiales de resonancia magnética cerebral se puede ver cómo la actividad de determinadas zonas del cerebro y las conexiones que existen entre ellas son diferentes a las que tienen otras personas sin la enfermedad. A día de hoy sabemos que todo ello está relacionado con alteraciones del funcionamiento del sistema nervioso a nivel de mecanismos de activación celular, alteraciones de las vías nerviosas, citocinas y neurotransmisores”, afirma. 

Guía para sobrellevar la fibromialgia 

*Por la Sociedad Española de Reumatología (SER)

  1. Aceptar el dolor. No hay recetas ni píldoras mágicas para la fibromialgia y el dolor crónico. Por ello, el primer paso para controlarlo es aceptarlo.
  2. Controlar las emociones. La fibromialgia cambia con frecuencia nuestras emociones y nuestra forma de comportamiento provocando enfado, ira, depresión, frustración, sensación de fracaso, culpa y vergüenza. El mejor antídoto es intentar buscar el lado positivo de la vida, aceptarse y huir del perfeccionismo. 
  3. Controlar el estrés. El estrés es la respuesta del organismo a un peligro o a un problema familiar o laboral. También las actitudes perfeccionistas pueden generar estrés. Para evitarlo, resulta útil organizar y planificar nuestras actividades diarias y dedicar diariamente tiempo a la relajación. 
  4. Evitar la fatiga. Si gastamos nuestras energías intentando cumplir demasiados objetivos, la fatiga y el dolor aparecerán sin remedio. Es mejor no dejar tiempo a la improvisación, planear las obligaciones y eliminar aquellas que no sean estrictamente necesarias, intercalando periodos de descanso con los de actividad.
  5. Hacer ejercicio. El ejercicio no sólo mantiene en forma los músculos y pone a punto el sistema cardiovascular, sino que disminuye el dolor, favorece el sueño, mejora la sensación de fatiga y disminuye la ansiedad y la depresión, liberando endorfinas, que producen esos efectos beneficiosos. Lo mejor para esta enfermedad es el ejercicio aeróbico (caminar, correr, andar en bicicleta o bailar) que es aquel que incrementa la frecuencia cardiaca y el consumo de oxígeno. Es bueno comenzar a realizar el ejercicio de una forma suave e ir incrementando su intensidad y duración, hasta realizarlo de 20 a 40 minutos, como mínimo 3 días a la semana. 
  6. Relacionarse. Con frecuencia, la fibromialgia trae pareja la falta de comprensión de familiares y amigos, lo que lleva al enfermo a aislarse y termina por perjudicar el control del dolor. La comunicación con las personas que nos rodean se vuelve especialmente importante. 
  7. Dejar el tabaco. El tabaco es un excitante del sistema nervioso que hace más difícil el control del dolor. Lo mismo sucede con la cafeína y el exceso de alcohol, que además puede interferir con la medicación. 
  8. Seguir una dieta saludable y vigilar el peso. Un estudio multicéntrico publicado en el suplemento sobre Fibromialgia de 2021 de la revista Clinical and Experimental Rheumatology, objetivó que la fibromialgia está asociada a un cambio significativo en los patrones dietéticos habituales, con un menor consumo de lácteos, cereales, fruta y pescado. Resultado que nos advierte de los posibles efectos a largo plazo de un estado nutricional deficiente.
  9. Tomar los medicamentos con precaución. Los analgésicos y antinflamatorios, aunque son útiles en muchos pacientes, no funcionan tan bien en el dolor crónico de la fibromialgia. Existen analgésicos más potentes, denominados opiáceos, que pueden ser empleados siempre que los recomiende un médico experto en su empleo. Otros fármacos, como los anticonvulsivantes y los antidepresivos también pueden disminuir el dolor.
  10. Usar con precaución las medicinas alternativas. El yoga, la acupuntura, los masajes, el Tai-Chi, etc., ayudan, pero se debe consultar al médico antes de comenzar cualquier terapia, ya que algunas pueden interferir con el tratamiento estándar o habitual. 
  11. Ser constante. Aunque haya conseguido estabilizar su enfermedad, los “días malos” inevitablemente aparecerán y hay que estar preparados para afrontarlos.
La medicación, la realización de ejercicio físico y el tratamiento psicológico constituyen los tres pilares básicos del tratamiento de los pacientes con fibromialgia.

Los síntomas

Los síntomas

Dolor crónico generalizado y difuso en el aparato locomotor con agudizaciones.

Cansancio generalizado

Trastornos del sueño.

Sensación de rigidez generalizada

Disfunción cognitiva (déficit de atención, falta de concentración y memoria).

Dolor abdominal, diarrea o estreñimiento.

Ansiedad o depresión.

Molestias al roce o la presión

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Paula Rivero

Licenciada en Ciencias de la Información, rama Periodismo y licenciada en Historia Contemporánea por la Universidad de Sevilla. Tras varios períodos en prácticas en diarios como ABC Sevilla o Diario...