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El picor intenso de oídos se debe a menudo a la proliferación de hongos que se asientan en el canal auditivo externo y pueden terminar provocando dolor moderado, secreción y sensación de taponamiento. Este verano, atención al calor y a la humedad.
La otomicosis u otitis fúngica es una otitis externa producida por hongos saprofitos (Aspergillus y Candida), que se encuentran en el canal auditivo externo, que va desde la oreja hasta el tímpano. Estos hongos van haciendo su trabajo de manera silente durante días o semanas, proliferando entre la piel y la queratina descamada y la cera, produciendo una inflamación en la piel del canal auditivo al mismo tiempo que se va produciendo el crecimiento de las colonias de hongos.
Sus causas
Según los expertos de la Sociedad Española de Otorrinolaringología (SEORL), entre las causas más comunes de otomicosis están el tratamiento prolongado de gotas óticas tópicas con antibióticos, que pueden alterar la flora bacteriana de la zona; la exposición continuada al agua, que macera el conducto y cambia su pH, lo que junto al calor proporciona las condiciones adecuadas para el crecimiento fúngico. De ahí que sea más frecuente en verano, momento en el que la sudoración en los conductos estrechos y los baños, producen humedad y maceración en el canal auditivo externo. También pueden deberse a microtraumatismos producidos por rascado, al uso de protecciones y audífonos y a dermatitis seborreica, de contacto o psoriasis. Una cirugía en la que las cavidades permanezcan húmedas también puede ser causa de otomicosis.
El síntoma principal e inicial es un picor muy intenso, que evoluciona a un dolor moderado y, finalmente, produce otorrea escasa serosanguinolenta y sensación de taponamiento y pérdida de audición. A menudo provoca eccemas.
Para prevenir la otomicosis hay que evitar rascarse, mantener la zona lo más seca que sea posible, reduciendo el uso de antibióticos y llevando una dieta sana, variada y equilibrada.
Cómo eliminarlos
La higiene del oído cobra especial relevancia, tanto para prevenir la otitis micótica y para su tratamiento. Una vez diagnosticada la otomicosis, el otorrino limpiará el conducto auditivo externo medianto microaspiración, eliminando por completo las masas fúngicas y aspirando los detritus y las secreciones. Se suele curar en un plazo de 7 a 10 días y el tratamiento más habitual es con gotas antifúngicas (clioquinol, bifonazol o clotimazol) para limpiar el conducto auditivo externo. Tras este tratamiento es conveniente aplicar soluciones para secar el conducto, impidiendo reinfecciones, como gotas de alcohol boricado a saturación a razón de 3 gotas diarias durante10-15 días. Estos productos dificultan el crecimiento de los agentes que provocan la infección. El tratamiento también puede precisar fármacos por vía oral como elketoconazol, pero sólo en los casos más graves. Es importante recordar que no deben mojarse el oído afectado.