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El 70% de los recién nacidos padece dermatitis seborreica, una patología en la que se produce un aumento de la secreción y modificación de la composición de sebo y que da lugar a las llamadas costras lácteas. Menos frecuente en adultos, normalmente se presenta en individuos sanos y se asocia a períodos de estrés, aunque también puede ir acompañando a otras patologías, por lo que es importante la visita al especialista.
La dermatitis seborreica es una enfermedad de la piel, inflamatoria, crónica y recurrente, que produce placas con descamación amarillenta untuosa y picor. Se puede manifestar a cualquier edad, afectando al 70% de los recién nacidos con una costra láctea que remite espontáneamente, y a entre un 3-10% de la población adulta.
Se presenta en áreas corporales ricas en glándulas sebáceas. En bebés suele manifestarse en el cuero cabelludo, el rostro y los pliegues nasolabial, retroauricular, axilar e inguinal. En adultos se manifiesta preferiblemente en cuero cabelludo, cejas, aletas nasales, pliege nasogeniano y retroauricular, barba, párpados y parte superior del tronco. A los adultos, con frecuencia aparece en individuos sanos, aunque también puede ir acompañando a patologías asociadas a la infección VIH, pacientes con trastornos neurológicos y enfermedades cardiovasculares.
En el caso de personas con riesgo de Enfermedad de Transmisión Sexual o de infección por VIH, de zonas afectadas de gran extensión, de lesiones que cursen con supuración, costras y/o dolor o también ante sospecha de sobreinfección, hay que acudir al médico para su correcto diagnóstico y tratamiento. También en caso de embarazo y lactancia conviene consultar al médico o farmacéutico.
Qué puede inducirla
Según explican desde la vocalía nacional de Dermofarmacia del Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, que acaba de publicar un protocolo de atención farmacéutica en esta patología “se trata de una enfermedad de etiología desconocida en la que parece existir una cierta predisposición genética que contribuye al aumento de la secreción y modificación de la composición de sebo, favoreciendo el crecimiento de las levaduras Malassezia, cuyos metabolitos penetran e irritan la epidermis, provocando una cascada inflamatoria responsable de las lesiones”.
Además de una predisposición genética y la presencia de factores hormonales e inmunológicos que pueden inducirla, existen factores ambientales que también pueden favorecerla, y son: las temperaturas extremas, el consumo de medicamentos inductores o agravantes como haloperidol, infliximab y darunavir, entre otros, factores emocionales y estrés, así como una alimentación desequilibrada, obesidad y alcoholismo.
Dermatitis seborreica: medidas higiénicas
En todos los casos es conveniente tomar medidas higiénicas en las que el cuidado sea minucioso y delicado:
- Cepillar suavemente el cabello con peines y/o cepillos no agresivos.
- Limpiar y cortar bien las uñas para evitar lesiones y sobreinfecciones por rascado.
- Secar muy bien la piel y el cuero cabelludo después de la higiene diaria.
- Utilizar limpiadores suaves con pH ácido dos veces al día.
- La exposición solar puede resultar beneficiosa siempre que sea segura con el uso de fotoprotección adecuada.
- Practicar ejercicio físico al aire libre.
- Llevar una dieta equilibrada rica en antioxidantes. Evitar el consumo de alcohol, alimentos picantes y especiados.
- Es conveniente usar siempre cosméticos seborreguladores sin alcohol para evitar irritación. Se recomiendan formulaciones con bajo contenido graso y/u oclusivas.
- Los ingredientes cosméticos más recomendables son succinato de litio, gluconato de litio, keluamida, alquitranes vegetales (aceite de pino, abedul, cedro); extractos vegetales (bardana, árnica, ortiga blanca, sabal serrulata, liquen).
- Los probióticos orales (L. Paracasei) y tópicos (Vitreoscilla filiformis) son muy recomendables, así como los aceites esenciales de Cymbopogon citratus y C. flexuosus, árbol del té, Quassia amara…