Una sociedad desarrollada no tiene por qué ser, ni mucho menos, sinónimo de sociedad saludable. Los malos hábitos alimenticios y el sedentarismo están a la orden del día y han llevado a un aumento imparable de los factores de riesgo cardiovascular: niveles elevados de colesterol (LDL) en sangre, tensión arterial alta, tabaquismo, sobrepeso u obesidad y/o diabetes. Razones todas que han incrementado notablemente los casos de infarto entre los más jóvenes.

Ser niño no nos libra del desarrollo de la aterosclerosis en nuestras arterias, proceso que empieza ya desde la propia infancia, y que consiste en la acumulación de grasas, colesterol y otras sustancias en las paredes de las arterias. Más tarde, en la adolescencia, estas pequeñas lesiones aumentan con la acumulación de lípidos o grasas y dan lugar a la formación de pequeñas placas fibrosas. “En los años siguientes, estas placas crecerían y se agrandarían, pudiendo sufrir roturas y trombosis, que serían las desencadenantes de los eventos agudos, como en este caso, el infarto de miocardio”, explica el doctor Diego Félix Arroyo Moñino, cardiólogo y uno de los investigadores de un estudio realizado en el Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla, realizado a partir del registro de todos los pacientes menores de 45 años ingresados en la unidad de cuidados coronarios tras el diagnóstico de síndrome coronario agudo entre enero de 2010 y abril de 2021.

Según sus conclusiones, presentadas en el Congreso SEC21 de la Salud Cardiovascular, la CARDIOPATÍA ISQUÉMICA AGUDA (enfermedad ocasionada por la arterosclerosis de las arterias coronarias, es decir, las encargadas de proporcionar sangre al corazón), se presenta cada vez con más frecuencia en pacientes jóvenes, siendo la rotura o la erosión de PLACA ATEROSCLERÓTICA el mecanismo fundamental que produce el infarto en el 87,3% de los casos en menores de 45 años. Afortunadamente, el estudio ha revelado también que el pronóstico de los pacientes jóvenes que ingresan con infarto es bueno, con una baja tasa de mortalidad tanto intrahospitalaria (1,2%) como en el seguimiento (2%).

Una sociedad que no se cuida

Según explica el doctor Arroyo Moñino, si bien no se puede prevenir la aparición de placas de aterosclerosis en nuestro organismo, sí es posible prevenir su desarrollo excesivo, que es lo que acabaría derivando en la enfermedad cardiovascular. Se han identificado múltiples factores que pueden llevar a este desarrollo excesivo sobre los que podemos actuar, como son los niveles elevados de colesterol (LDL) en sangre, la tensión arterial alta, el tabaquismo, el sobrepeso o la obesidad, y la presencia de diabetes mellitus. “Creemos que el infarto es cada vez más frecuente en jóvenes porque estamos viviendo una situación en la se ha producido un importante aumento de los factores de riesgo cardiovascular. Vivimos en una sociedad desarrollada, en la cual los malos hábitos alimenticios y el sedentarismo son muy prevalentes. Evitando estas circunstancias y, en caso de que estén presentes, controlándolas con un estilo de vida saludable, estaremos previniendo que estas placas ateroscleróticas acaben derivando en una enfermedad cardiovascular”, afirma Arroyo Moñino.

El colesterol, el gran indicador

De acuerdo con las Guías de Práctica Clínica de la Sociedad Europea de Cardiología, el colesterol-LDL (conocido popularmente como colesterol “malo”), debe estar cuanto más bajo, cuanto antes, y durante más tiempo, mejor, especialmente en personas que ya han sufrido un evento cardiovascular, en cuyo caso las cifras deben ser inferiores a 55 mg/dl y una reducción de al menos la mitad de cómo estaban dichos niveles antes del infarto. “Mantener estos niveles bajos es fundamental para evitar nuevos eventos en el futuro y, por ello, se recomienda ser muy agresivo con el tratamiento de estos pacientes, utilizando todos los fármacos disponibles en nuestro arsenal y por supuesto apoyándonos en unos correctos hábitos del estilo de vida que incluyan una dieta adecuada y la práctica de ejercicio físico regular”, explica el doctor Carlos Barea González, uno de los investigadores del estudio. Además, “en el control lipídico es importante tener en cuenta que no solo debemos buscar controlar el colesterol, sino también los triglicéridos. Estos últimos muchas veces no están elevados como tal por sí solos, sino que suelen ser el reflejo de que hay ya una alteración establecida de los lípidos, por lo que también deben ser tenidos en cuenta y no olvidados. Pero además del colesterol y los triglicéridos, también debemos recordar que existen otras partículas relacionadas con el metabolismo lipídico, que cada vez están teniendo más relevancia en nuestro medio y que seguramente su conocimiento se haga también cada vez más extenso para la población general, tales como las apolipoproteínas”, aclara.

Infarto en jóvenes: al fútbol, con tranquilidad

Un estudio presentado en el Congreso SEC de la Salud Cardiovascular, llevado a cabo por el Hospital Universitario Puerta del Mar (Cádiz), ha registrado un menor número de eventos cardiovasculares (infarto y angina de pecho) en sujetos de alto riesgo cuando su equipo de fútbol gana y mayor cuando pierde. Ello se debe al estrés y la pasión con la que se viven este tipo de eventos y que, según el doctor Juan Enrique Puche, primer firmante del estudio, “aunque forman parte de la vida de toda persona, si esta respuesta es excesiva, bien en duración o en intensidad, puede llegar a sobrecargar distintos sistemas, como el cardiovascular, y generar más problemas que soluciones… tales como cardiopatía isquémica, ansiedad, depresión, etc.”, afirma.

Por ello, la FEC da una serie de consejos, resumidos en la frase: “Vive el fútbol con pasión… pero también con salud para prevenir infartos”:

  1. Mentalizarse para no tomarse el partido demasiado en serio. La preparación psicológica es importante para no dejarse llevar en exceso por las emociones.
  2. Realizar algo de ejercicio antes del partido ayudará a descargar adrenalina antes del acontecimiento.
  3. Procurar no fumar (o por lo menos no fumar más de lo que se fuma habitualmente). El tabaco aumenta las probabilidades de que se forme un coágulo en el interior de las arterias coronarias.
  4. No ingerir bebidas con alto contenido en alcohol. Pueden elevar descontroladamente la presión arterial.
  5. Evitar comer copiosamente antes y durante el encuentro, ya que esto sobrecarga de forma importante el trabajo del corazón.
  6. Los pacientes cardiovasculares no deben dejar de tomar la medicación. Su corazón podría encontrarse menos protegido justo cuando más lo necesita.
  7. Si durante el partido uno siente «que le va a dar algo», debería dejar de verlo durante unos minutos y dar un paseo para despejarse. Respirar hondo y realizar ejercicios de relajación pueden ayudar a encontrar la calma.
  8. Si uno percibe dolor en el pecho, en la mandíbula, en los brazos o en la parte alta del estómago, debe solicitar ayuda médica inmediatamente, sin esperar a que finalice el partido.
  9. Si nuestro equipo gana, no debemos dejarnos llevar por la euforia excesiva, ya que eso puede conllevar la realización de esfuerzos extraordinarios.
  10. Y si pierde, no hay que dejarse llevar por la tristeza. El optimismo siempre favorecerá la salud.

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Paula Rivero

Soy de la primera promoción de Periodismo que salía del "horno" de Sevilla (en todos los sentidos), allá por el año 94, estudios que completé con los de Historia Contemporánea, licenciándome en...