Con este nombre se designa la caída del párpado superior, por lo general debido al envejecimiento, que acaba cubriendo en mayor o menor medida el ojo y puede dificultar la visión.

La ptosis palpebral suele aparecer por una disfunción del músculo elevador, debido a causas degenerativas o congénitas, siendo el envejecimiento un factor determinante. En otros casos puede ser resultado de una lesión o enfermedad: desarrollo de un tumor en zonas adyacentes al ojo, diabetes, miastenia gravis, accidente cerebrovascular o trastornos oculares como el orzuelo. El Instituto de Microcirugía ocular (IMO) detalla los diferentes tipos de ptosis:

  1. Aponeurótica: la más común, se produce porque los tejidos palpebrales envejecen y el músculo elevador se afloja provocando la caída del párpado.
  2. Neurogénica: una anomalía que se caracteriza por la falta de estímulo nervioso en el músculo. Suele aparecer en niños (síndrome de Marcus Gunn).
  3. Mecánica: se produce cuando hay un quiste o tumor en el párpado superior provocando una caída «mecánica».
  4. Miogénica: cuando el músculo elevador del párpado superior no realiza bien su función y no consigue que el párpado permanezca en su posición.

Síntomas de la ptosis palpebral

  • Se observa como el párpado (puede ocurrir en uno solo o en ambos) cae sobre el ojo, tapándolo, bien de forma parcial o, en estadios más avanzados, totalmente.
  • Dependiendo de la caída se reduce en mayor o menor medida el campo visual.
  • Aumenta el lagrimeo.
  • Se siente la necesidad de inclinar la cabeza hacia atrás o incluso levantar el párpado con el dedo para poder ver.

¿Cómo se trata?

Los expertos de Clínica Baviera explican que el tratamiento de la ptosis palpebral suele ser quirúrgico tanto en niños como en adultos. El objetivo de la cirugía es elevar el párpado superior hasta su posición normal, conseguir la simetría de los dos párpados y mejorar la visión del paciente. Para ello, se pueden emplear diferentes técnicas en función de las causas que hayan provocado la ptosis.

La cirugía puede asociarse a otros tratamientos complementarios, tanto quirúrgicos como no quirúrgicos, como la corrección de la ambliopía u ojo vago en los niños a través de oclusiones con parches o el uso de gafas o, la eliminación de parte de la piel del párpado superior a través de cirugía (blefaroplastia).

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María José Merino

María José Merino

Sevillana de adopción y Granadina de nacimiento y de corazón, donde no dudo en escaparme cada vez que puedo. Licenciada en periodismo por la Universidad de Navarra, trabajé durante la carrera en los...