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La práctica del Slam o uso de drogas durante las relaciones sexuales, común en hombres homosexuales, no sólo disminuye la percepción de riesgo de contraer el sida y otras Enfermedades de Transmisión Sexual, sino que es en sí misma, según los expertos, una práctica de riesgo. La sustancia que se utiliza con mayor frecuencia es la mefedrona.
Hacer el amor drogado es lo último en las relaciones homosexuales desde hace unos años. Esta práctica, conocida como SLAM o golpe de efecto, se traduce en una baja percepción del riesgo de contraer una enfermedad de Transmisión Sexual como el Sida, e incluso llega a convertirse en sí misma en una práctica de riesgo, algo que preocupa mucho a los expertos. La sustancia más frecuentemente consumida es la mefedrona, una droga de origen sintético cuyos efectos estimulantes y euforizantes son similares a los del éxtasis o la cocaína y, como éstas, suele consumirse de manera oral o esnifada. Quienes la consumen describen euforia, incremento de la energía, sensación de estimulación, estado de alerta, urgencia de hablar, mejora de la función mental, aumento de la percepción de la música, disminución de sentimientos hostiles y estimulación sexual. Todo un cóctel molotov que disminuye la percepción real del riesgo y por lo tanto lleva a conductas peligrosas que pueden acabar en contagio.
Desde Apoyo Positivo explican que aunque la práctica del slam es todavía anecdótica, su incremento es tal que, en países como Reino Unido, han aparecido blogs en los que se muestran videos caseros de slimmers (así se denomina a las personas que lo practican), mientras que en grandes ciudades como Madrid, es cada vez más habitual encontrar en las web de contactos y en las aplicaciones móviles para hombres homosexuales, perfiles de usuarios que demandan a compañeros sexuales que lo practiquen. Según explican desde Apoyo Positivo, el slam es un hecho que hay que tener en cuenta, no sólo por los efectos nocivos de la mefedrona, sino también por el alto riesgo de transmisión del VIH y de hepatitis virales.
Efectos secundarios
En cuanto a los efectos secundarios, aunque a largo plazo todavía no se han establecido clínicamente sus efectos, sí es evidente que las complicaciones cardiovasculares y la adicción estarían asociadas a su consumo habitual. Entre los efectos secundarios poco severos nos encontramos: supresión del apetito, boca seca, dilatación de las pupilas, sensaciones corporales extrañas, cambios en la regulación de la temperatura corporal, visión distorsionada y sudoración intensa con mucho olor. Como efectos secundarios moderadamente severos están: insomnio, nauseas, trismo (apretar con fuerza la mandíbulas), bruxismo (rechinar los dientes), erupciones en la piel, nistagmo (movimientos oculares involuntarios), dolor e hinchazón de la nariz y la garganta, hemorragias nasales, sinusitis, jaquecas, irritación de la piel por contacto con la mefedrona, pérdida de concentración y vértigo. Y los efectos secundarios muy severos son: craving (fuerte deseo de seguir consumiendo), cambios intensos de la temperatura corporal, aumento de la presión arterial, aumento del ritmo cardiaco, palpitaciones, vasoconstricción grave en las extremidades (dedos fríos y amoratados), reacciones autoinmunes (coloraciones rojas en las articulaciones, vasculitis), deterioro de la memoria a corto plazo, depresión, pánico, comportamiento agresivo, paranoia, alucinaciones y psicosis.
La prueba salvavidas
En España se diagnostican cada año 4.000 nuevas infecciones por VIH. Actualmente existen 150.000 personas infectadas infectadas por este virus, y de éstas, una de cada cinco personas no saben que lo están, siendo la edad de diagnóstico cada vez inferior, ya que está creciendo principalmente entre la población de 20 a 35 años. En este contexto, el doctor López Bernaldo, de la
Igualmente, la campaña se dirige especialmente al colectivo de gays y lesbianas, ya que, según los datos del último informe de vigilancia epidemiológica del Ministerio de Sanidad referidos a 2012, el 51 % de los nuevos diagnósticos de VIH son de hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres, siendo la tasa más alta de nuevos diagnósticos entre los 25 y los 34 años. De ahí que la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) ,con motivo del Día de la Prueba del VIH, por su parte, haya lanzado una campaña relacionando el sexo con diferentes entornos y circunstancias que recuerden que el VIH es un tema que afecta al colectivo y hacerse la prueba es un acto de responsabilidad. Por eso ha llamado a la ciudadanía a conocer su estado serológico como forma de prevención y para evitar los diagnósticos tardíos que suponen una merma de la salud de quienes viven con VIH. “Ya no vale sólo con lanzar campañas que promuevan un sexo más seguro sino que debemos ayudar a crear consciencia en torno a que si realizas prácticas de riesgo es importante realizarte la prueba del VIH. En eso estamos trabajando los colectivos LGTB”, ha destacado Santiago Redondo, coordinador del Área de Salud de FELGTB.
Semana Europea del Test del VIH
Hoy en día al menos un tercio de los 2,3 millones de personas que tienen VIH en Europa no son conscientes de su situación. La mitad de los/as pacientes se diagnostican y acceden tarde al tratamiento. Esto significa que mucha gente no se hace la prueba antes de aparecer los síntomas, lo que puede deberse a obstáculos para solicitar la prueba, para ofrecerla, o para implementar las directrices europeas sobre la prueba del VIH. Por este motivo, este año la Semana del Test del VIH, coordinada por HIV in Europe, ha llevado por lema Habla del VIH. Hazte la prueba, con el fin de reducir el diagnóstico tardío promoviendo las pruebas.
Respecto a quién debería acceder a las pruebas, las poblaciones más vulnerables varían según el país europeo, pero en general incluyen:
1. Hombres gays, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres.
2. Consumidores/as de drogas por vía intravenosa
3. Trabajadores/as del sexo.
4. Inmigrantes (incluyendo personas de países de alta prevalencia) y grupos nómadas.
5. Reclusos/as.
VIH y hepatitis C, coinfección que preocupa
Según ha alertado el doctor Juan Berenguer, del servicio de enfermedades infecciosas del Hospital Universitario Gregorio Marañón, durante la Jornada Retos y oportunidades en el manejo de la hepatitis C en España, hay que prestar especial atención a los brotes de hepatitis C aguda de transmisión sexual en España. “Estos brotes se dan en un contexto muy claro y se deben principalmente a sexo en grupo, normalmente con prácticas de alto riesgo como coito anal sin preservativo y además con uso de drogas”. Berenguer ha añadido que “tener ambos virus, VIH y VHC, es más que la suma de cada uno de los efectos por separado, ya que se potencian e influyen negativamente en el otro”.
Por su parte, Juan Ramón Barrios, presidente de CESIDA ha recalcado la necesidad de que se ofrezca tratamiento de manera inmediata a las personas que viven con estas infecciones. Así, de manera más específica se ha mostrado la situación de la hepatitis C en el medio penitenciario, donde Pablo Sáiz, del Grupo de Enfermedades Infecciosas de la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria (GEISP) ha indicado que la prevalencia en prisiones del virus de la hepatitis C es de un 22% frente a un 2% de prevalencia en población general. Por si fuera poco, los problemas psiquiátricos agravan la situación de personas que viven con VIH y hepatitis C en prisiones, ya que “sufren más las consecuencias de los tratamientos debido a su desequilibrio psiquiátrico”. Sin embargo, sólo en las prisiones de Extremadura, Cataluña y País Vasco, (próximamente se iniciará en Andalucía), se están tratando con antivirales de acción directa. Sin embargo, en el resto de las prisiones dependientes del Gobierno Central español en la práctica se está sometiendo a un bloqueo la instauración con estos tratamientos, reconociéndose que se han tratado a menos de 15 pacientes en estos dos últimos años.