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Beber alcohol en grandes cantidades se ha convertido en la gran afición de los jóvenes desde que llega “San Viernes”. De ellos, un tercio (entre 15 y 18 años) lo consume en “atracón”, afición que, según los expertos de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD), los expone a un alto riesgo de desarrollar el llamado “trastorno por consumo de alcohol”, que ya padece el 6% de la población en España.
El convencimiento que tienen muchos jóvenes se encierra en esta frase, cada vez más repetida: “los fines de semana, me pongo hasta arriba, pero entre semana no pruebo ni gota, así que no pasa nada”. Pero, como explica el presidente de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH), el doctor Manuel Romero Gómez, «la realidad es la contraria: con el consumo desmesurado en fin de semana ‘sí pasa algo’, pasa que se está poniendo en riesgo la salud hepática». Y lo peor es que «cuanto antes se empieza a beber, más posibilidades hay de generar adicción y acabar en cirrosis».
Este trastorno, más frecuente en varones pero cuyo consumo cada vez es mayor en mujeres, se caracteriza por un consumo de riesgo perjudicial que los pone en el disparadero de desarrollar una enfermedad del hígado crónica, como la cirrosis hepática, enfermedad en la que el hígado se encuentra muy cicatrizado y permanentemente dañado, impidiendo que funcione normalmente hasta que empieza a fallar.
Pero, además, el consumo excesivo de alcohol también está relacionado con la posibilidad de desarrollar cáncer, influyendo así en su incidencia y mortalidad. Todo lo cual lleva a los expertos a afirmar que “no hay consumo seguro de alcohol”.
¡Hepatotóxico!
El alcohol es una sustancia tóxica para todo el organismo, pero sobre todo para el hígado. Según explica el doctor Ramón Bataller, experto en enfermedad hepática por alcohol, “un consumo moderado y ocasional, en ausencia de otras enfermedades hepáticas, probablemente no dañe el hígado”. Pero “un consumo en atracón o muy frecuente puede tener un efecto perjudicial”, ya que “la acumulación persistente de grasa en el hígado que conlleva, inflama este órgano haciendo aparecer fibrosis, lo que puede terminar desarrollando una enfermedad hepática por alcohol, como la cirrosis”, explica el doctor Joaquín Cabezas, hepatólogo experto en la enfermedad hepática por alcohol.
De hecho, según las cifras que maneja la FEAD, “el 20% de los varones que padecen trastorno por consumo de alcohol tiene o tendrá enfermedad hepática por alcohol, y el 70% de los casos de hombres y el 56% de las mujeres con cirrosis se deben a este trastorno”.
Niñas en peligro
Muchos jóvenes y particularmente, muchas jóvenes mujeres, empiezan a estar en un serio peligro de caer en la adicción por lo temprano de su inicio en el consumo de alcohol. «Empieza a ser evidente un cambio en el patrón del consumo de riesgo que es similar al que ocurrió con el tabaquismo», explica Romero. “La epidemiología esté cambiado del varón mayor a la mujer joven en todo el mundo. Hemos visto que esto sucede en mayor medida en los países anglosajones pero en los mediterráneos también se empieza a ver ya. Hay una clara tendencia a que el consumidor sea más joven y mujer en todos los países ricos”, explica por su parte el doctor Ramón Bataller, Jefe de Hepatología del Clínic de Barcelona y especialista de la AEEH y uno de los mayores especialistas mundiales en el impacto del consumo de alcohol sobre las patologías del hígado.
“Por cada niño que bebe alcohol, un adulto lo ha hecho posible»
“Por cada niño que bebe alcohol, un adulto lo ha hecho posible”, expone el doctor Bataller. A su juicio, no lo debemos permitir ya que, «en general, el impacto sobre la salud del hígado del consumo de alcohol se relaciona con dos factores. Por un lado, si el paciente tiene más factores de riesgo, por ejemplo, si tiene obesidad y síndrome metabólico, el riesgo es mayor. Por otro lado, hay pacientes con una predisposición genética para desarrollar hepatopatía alcohólica o daño al órgano inducido por el alcohol, lo que explica por qué, bebiendo lo mismo dos personas, una tiene muchos problemas y la otra no. Por consiguiente, nos equivocaríamos al afirmar que una cantidad determinada es segura para todas las personas. No sabemos hasta qué punto puede afectar o no a cada uno en función de estos factores”, afirma el Dr. Bataller, que añade esta advertencia: “sin embargo, no nos equivocaremos al decir que si uno toma tres cervezas o dos bebidas más fuertes al día está en riesgo de desarrollar problemas de salud relacionados con el alcohol”.
Tolerancia CERO
Todo ello refleja una situación a la que hay que poner freno con sensibilización y prevención, según los hepatólogos, para los que “no hay consumo seguro de alcohol”. A la pregunta «¿cuánto puedo beber sin perjudicar mi salud?» los hepatólogos responden: «sin un conocimiento personalizado de la genética y el estado de salud de cada paciente en concreto, la única respuesta posible a esta pregunta es alcohol cero».
Además, el alcohol, al actuar también sobre el sistema nervioso central, altera el comportamiento y provoca tolerancia, lo que en ocasiones puede causar dependencia y “provocar una adicción” explica el doctor Francisco Pascual, presidente de Socidrogalcohol. Por tanto, es una droga que “no solo está ligada al desarrollo de ciertas enfermedades”, sino que, además, “provoca alteraciones de la conducta y del carácter, pudiendo condicionar la convivencia familiar y la vida laboral, y aumentar el riesgo de accidentes de tráfico y domésticos”.
De todo ello, la conclusión de la FEAD es que el trastorno por consumo de alcohol debe ser tratado de manera “individualizada y con un abordaje psicosocial, que incluya el tratamiento psicológico individual o de un grupo con un correcto apoyo social”. En definitiva, debe tratarse con “un tratamiento encaminado a conseguir la salud integral de la persona”, puntualiza.