Únete a nuestra comunidad
Toda la actualidad del mundo de la salud y la farmacia en Consejos de tu Farmacéutico.
Además, puedes seguirnos en nuestras redes sociales:
Sibilancias, tos bronquial, fiebre, ahogo, dolor torácico… Cuando se desencadena una neumonía el malestar está servido. Además de muy peligrosa a determinadas edades, lo más probable es que sea motivo de ingreso hospitalario, ya que casi la mitad de los pacientes requieren hospitalización. Vacunarte de la gripe y, si estás en el colectivo de riesgo, del neumococo, te puede ahorrar muchos disgustos.
El 40% de los pacientes que desarrollan una neumonía necesitan hospitalización, y un 14% de ellos son pacientes que deben ingresar en una Unidad de Cuidados Intensivos. De hecho, según ha explicado la doctora Rosario Menéndez, jefa del Servicio de Neumología del Hospital Universitario La Fe de Valencia en un encuentro organizado por Pfizer y la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS), cada año se producen más de 120.000 hospitalizaciones por neumonía en los hospitales españoles con un coste de unos 2.000 euros por paciente, que incluso se triplica si se debe tratar al enfermo en una Unidad de Cuidados Intensivos. Esto de por sí ya da una idea de lo peligrosa que puede llegar a ser una neumonía, peligro que, además, se ve aumentado por el alto porcentaje de microorganismos que han desarrollado multirresistencias a los antibióticos, sobre todo en entornos hospitalarios, lo que dificulta enormemente su curación. Afortunadamente, se trata de «una enfermedad que se puede ayudar a prevenir mediante la vacunación antigripal y antineumocócica», ha afirmado la experta.
Neumonía por gripe
Matar dos pájaros de un tiro
Además de la vacuna antineumocócica, los expertos recomiendan la vacuna antigripal porque puede prevenir una neumonía producida por complicaciones de la gripe. De hecho, uno de los retos que, según Antoni Torres, coordinador de la Línea de Investigación en Neumonía del CIBERES, tiene la comunidad científica por delante, es el de disminuir la mortalidad de la neumonía por gripe, porque, según afirma, sigue siendo muy elevada en los casos más graves. Otro de los retos frente a la neumonía, según Andoni Torres, es conseguir métodos de diagnóstico rápido en la práctica clínica e investigar en tratamientos coadyuvantes inmunomoduladores, que no son antibióticos y que permitirían disminuir la respuesta inflamatoria y probablemente la mortalidad.
Los expertos de SEPAR recomiendan la vacuna antigripal para prevenir la gripe, los contagios y sus graves complicaciones como la neumonía
Ligado al proceso de inmunosenescencia
Isabel Jimeno, médico de Familia y responsable del Grupo de Vacunas de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), explica que «la incorporación de la vacunación antigripal y antineumocócica en el adulto obedece fundamentalmente al envejecimiento de la población de nuestro país y al fenómeno de inmunosenescencia, de tal forma que a partir de los 60 o 65 años de edad, el sistema inmunológico sufre un deterioro que hace que la respuesta frente a las enfermedades infecciosas sea menor, siendo la neumonía neumocócica y la gripe las más importantes por su frecuencia y carga de enfermedad”.
Además de a los mayores de 65 años, y aunque cualquier persona puede sufrirla, la neumonía afecta en mayor medida a niños menores de 5 años y personas con tratamientos inmunosupresores, cáncer o trasplantes, afectados con VIH, personas sin bazo y todos aquellos con enfermedades crónicas respiratorias, diabetes, cardiopatías, enfermedades renales y otras. Hábitos nocivos como el tabaquismo y el exceso de alcohol también hace a las personas más vulnerables frente a esta enfermedad.
Como evitar la neumonía
El Streptococcus pneumoniae (neumococo) es el principal agente causante de la neumonía comunitaria (NAC), de la otitis, de la neumonía neumocócica (NN) y de la enfermedad neumocócica invasora (ENI), que es el paso a la sangre de esta bacteria. Además, puede causar, aunque en menor frecuencia, meningitis, que es la inflamación de las meninges producida por este agente infeccioso. Según ha afirmado el doctor Francisco Sanz Herrero, neumólogo de Valencia y miembro del Grupo de Tuberculosis e Infecciones Respiratorias (TIR), durante el 52º Congreso de SEPAR, actualmente, existen dos tipos de vacunas que pueden prevenir la infección por S. pneumoniae. Se recomienda en mayores de 65 años sanos, en afectados por patologías de base (enfermedad crónica respiratoria, cardiovascular, hepática, diabetes mellitus en tratamiento con antidiabéticos orales o insulina, tabaquismo y abuso del alcohol) y grupos de riesgo (personas sin bazo, con fístulas de líquido cefalorraquídeo, portadoras de implantes cocleares y pacientes inmunodeprimidos). Esta vacuna, además, protege frente a la neumonía causada por la gripe.
- La vacuna polisacárida (VNP23), de 23 serotipos o tipos diferentes de neumococos. Es la que más serotipos incluye, y se emplea en mayores de 2 años de edad, aunque presenta limitaciones, porque no genera memoria inmunitaria esto es, los niveles de anticuerpos disminuyen con el tiempo, por lo que se precisan dosis de recuerdo cada cinco años. Asimismo, no actúa sobre la colonización nasofaríngea. Pero tiene como limitaciones que tiene un menor número de serotipos incluidos.
- La vacuna conjugada (VNC13), puede emplearse a cualquier edad, a partir de las 6 semanas de vida y genera memoria inmunitaria, aunque presenta como limitación que tiene menos serotipos incluidos. Posee una respuesta inmunitaria más potente que la vacuna polisacárida (VNP23) y tiene un mayor impacto en la colonización nasofaríngea. “La vacuna VNC13 es la que mayor y más duradera inmunidad produce por lo que únicamente es necesario vacunarse una vez en la vida en pacientes inmunocompetentes con enfermedades de base, a diferencia de la VNP23 que precisa dosis de recuerdo cada 5 años por agotamiento de la respuesta inmunitaria”, destaca el doctor Sanz. Aunque la vacunación de la población infantil confiera una protección indirecta a los mayores, hasta que sea sistemática, la VNC13 está justificada en los grupos de adultos de mayor riesgo.
¡Nunca!
Las personas que nunca deben recibir la vacunación antineumocócica son aquellas que hayan sufrido una reacción alérgica a la vacuna conjugada de 7 serotipos (VNC7) o a las vacunas que contengan el toxoide diftérico, ni tampoco las que tengan hipersensibilidad a algunos de los componentes de la vacuna.
En cuanto a los efectos adversos de las vacunas antineumocócicas disponibles, puede aparecer algún tipo de reacción leve y local en el lugar de inyección o febrícula, sensación de cansancio, escalofríos, cefalea o dolor muscular de pocas horas o días de duración.
El farmacéutico, barrera eficaz
El farmacéutico, por sus funciones en el ámbito hospitalario, en atención primaria y en la farmacia comunitaria, se erige como un profesional sanitario presente en todos los ámbitos asistenciales. Un hecho especialmente relevante a la hora de abordar una enfermedad como la neumonía. En su función de agente de salud, el farmacéutico tiene un importante papel en la educación sanitaria y prevención de esta enfermedad. Por ejemplo, muchas personas de los grupos de riego (menores de 5 años, mayores de 65 años o pacientes inmunodeprimidos) acuden con relativa frecuencia a alguna de las 22.000 farmacias que hay en España para solicitar la dispensación de medicamentos. Por tanto, la farmacia comunitaria es un importante foco de educación sanitaria, desde el que recomendar decididamente la vacunación y divulgar consejos sanitarios, además de que el farmacéutico es el primer profesional sanitario que entra en contacto con el paciente, especialmente en zonas rurales, actuando como agente centinela que puede detectar precozmente síntomas asociados a la neumonía, derivando al paciente al médico de atención primaria o, en su caso, a urgencias, y evitando así las complicaciones vinculadas a esta patología.
También en el caso de que se desarrolle la enfermedad, el farmacéutico tiene la responsabilidad de reforzar la actitud del paciente para que mantenga una estricta adherencia al tratamiento, como elemento determinante de su eficacia y seguridad. Puesto que el tratamiento de la neumonía se aborda en la mayoría de casos con el uso de fármacos antibióticos, es necesario promover un uso racional de los mismos, vigilando síntomas de fracaso terapéutico por posible resistencia bacteriana