Pólipos nasales

Tener pólipos nasales acarrea dificultad respiratoria, mucosidad excesiva, obstrucción nasal y/o anosmia o pérdida del gusto y el olfato. Son muy comunes en personas con rinosinusitis crónica, asma e intolerancia a los AINEs, y aunque en los últimos tiempos ha surgido una generación de fármacos biológicos muy efectivos, su enorme coste hace que no estén al alcance de todos, por lo que los expertos urgen a su financiación.

La poliposis nasal es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta a la mucosa nasal y a los senos paranasales y conduce a la formación de pólipos, unas formaciones translúcidas de aspecto semejante a los granos de uva y que normalmente aparecen en las dos fosas nasales, sobre todo a partir de los 40 años, siendo más propensos los hombres que las mujeres. Aunque se desconoce la causa del engrosamiento e hinchazón de la mucosa que recubre las fosas nasales y senos paranasales, “con frecuencia se asocia al asma grave (uno de cada cuatro pacientes con asma tiene pólipos nasales), alergia respiratoria, rinosinusitis crónica e intolerancia a la aspirina y a los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), influyendo su tratamiento en el control del asma asociado”, indica el doctor Isam Alobid, presidente de la comisión de Rinología, Alergia y Base de Cráneo Anterior de la SEORL-CCC. En cualquier caso, no se trata de un proceso maligno y de hecho, son las protrusiones inflamatorias más frecuentes de las fosas nasales. No obstante, los expertos recomiendan estudiar más a fondo los casos en que está afectada sólo una fosa nasal.

¿Cuándo sospechar?

Si progresivamente empiezas con obstrucción nasal que no mejora, tienes pérdida de olfato, mucosidad espesa o sensación de opresión en la cara, acude al otorrino para hacerte una revisión.

Síntomas

  • Más frecuentes: obstrucción nasal, alteración del olfato, mucosidad espesa por la nariz o que resbala por detrás, hacia la garganta, y más raramente, presión o dolor facial.
  • Menos frecuentes: dolor de garganta, disfonía, tos, malestar, fiebre, dolor dentario, mal aliento o dolor/molestias de oídos.
  • Los síntomas pueden empeorar con cambios bruscos de temperatura, en ambientes contaminados (polvo, humo de tabaco) o con el aire acondicionado. Cuando hay un empeoramiento de la enfermedad puede: aparecer sensación de presión o dolor en la cara, disminución del olfato, aumento de la obstrucción nasal o moco más espeso.

Sus “amigos”

  1. El tabaco.
  2. La alergia. Aunque la relación entre poliposis nasal y alergia no está clara, el porcentaje de pacientes con pólipos y pruebas cutáneas o IgE específica positivas frente a aeroalérgenos es superior al de la población general.
  3. El asma: los pacientes con poliposis nasal presentan un mayor riesgo de desarrollar asma. De hecho, el asma precede a los pólipos en un 70% de los casos.
  4. La intolerancia a AINEs (antiinflamatorios no esteroideos). Entre un 5% y un 8% de los pacientes con poliposis nasal presentan intolerancia a los AINEs, habitualmente asociada a un asma no alérgica. También los pacientes con poliposis que padecen asma asociada, presentan un riesgo más elevado de desarrollar reacciones de intolerancia a los AINEs.
  5. La herencia. Algunos estudios han encontrado antecedentes familiares de poliposis nasal en pacientes con la misma enfermedad.

La causa más frecuente de pólipos en niños es la fibrosis quística. Es excepcional antes de la pubertad.

Cómo afrontarla

La poliposis nasal exige controles médicos periódicos de por vida, ya que, aunque conseguir una curación definitiva no es lo habitual, sí se puede controlar con un tratamiento adecuado. El objetivo del tratamiento es conseguir que el paciente respire bien por la nariz y mejorar, si es posible, su olfato, además de evitar los episodios de empeoramiento.

  1. Es conveniente sonarse frecuentemente para eliminar la mucosidad nasal y hacer lavados nasales con sueros isotónicos o hipertónicos que mejoran la calidad de vida y la evolución de la enfermedad.
  2. Respecto al tratamiento, en una primera fase se administra terapia farmacológica con corticoides tópicos nasales de forma mantenida en tandas de pocos días de duración durante las exacerbaciones de la enfermedad, y/o tópicos nasales (aplicados localmente en la nariz) de forma mantenida. Eso sí, su administración debe estar muy vigilada, ya que el tratamiento con corticoides orales puede favorecer o agravar la evolución de una diabetes, hipertensión, osteoporosis, lesiones en la piel, aumento de la presión intraocular o trastornos psiquiátricos. Cuando son utilizados en tandas de corta duración y bajo supervisión médica, sus efectos adversos disminuyen mucho y el tratamiento es bastante seguro.
  3. Si el tratamiento con fármacos no produce una mejoría suficiente puede practicarse la extirpación de los pólipos mediante cirugía.
  4. Y por último, “los fármacos biológicos a base de anticuerpos han significado un gran avance terapéutico en los últimos años para aquellos pacientes que no logran controlar su enfermedad después del tratamiento con corticoides intranasales y orales y tras al menos una cirugía nasal. Sin embargo, nos encontramos con el obstáculo de su falta de financiación”, explica el doctor José Antonio Castillo, presidente del grupo de trabajo de rinitis, rinosinusitis y poliposis nasal del área de asma de la SEPAR. La aplicación de esta terapia puede evitar al paciente tener que afrontar múltiples reintervenciones y el proceso debe realizarse en unidades multidisciplinares especializadas y formadas por otorrinolaringólogos, alergólogos y neumólogos.

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Paula Rivero

Soy de la primera promoción de Periodismo que salía del "horno" de Sevilla (en todos los sentidos), allá por el año 94, estudios que completé con los de Historia Contemporánea, licenciándome en...