Discalculia

Tener discalculia es mucho más que “ser malo en matemáticas”. Se trata de un trastorno neurológico que, ya desde la etapa infantil, tiene sus manifestaciones en dificultades relacionadas con la orientación espacial y temporal, y que en la etapa primaria se concreta en errores en operaciones tan básicas como sumar o restar, confusión de signos, etc.

Para un niño con discalculia, la conocida como “dislexia de los números” y gran desconocida dentro de las denominadas Dificultades Específicas del Aprendizaje (DEA), interpretar las agujas de un reloj o calcular el total de las chuches que ha comprado, son tareas que pueden hacérsele un mundo. Sin embargo, es un trastorno muy frecuente y que no siempre está correctamente diagnosticado. De hecho, uno de cada 25 niños españoles tiene riesgo de sufrir discalculia.

Según explican desde la Asociación Dislexia y Familia (Disfam), es un problema que no guarda relación ni con el nivel intelectual del niño, ni tampoco con el método de enseñanza utilizado, es más, su coeficiente intelectual es normal. Eso sí, según indican desde esta asociación, la identificación temprana de la discalculia es crucial a la hora de poner en marcha cuanto antes programas de intervención que disminuyan el riesgo de bajo rendimiento en matemáticas y minimicen las consecuencias del problema en la vida cotidiana del niño. Las consecuencias de este trastorno del aprendizaje pueden ser importantes: retraso educativo, problemas de actitud y, en ocasiones, de desempeño en actividades cotidianas del día a día.

Un niño con discalculia noes que sea incapaz de aprender conceptos matemáticos. Necesita recorrer un camino de aprendizaje más largo de lo habitual donde se le enseñe a manipular y manejarse con los números desde distintas perspectivas.

Señales de alerta por etapas

La discalculia se suele detectar entre los 6 y 8 años, aunque puede haber señales en la etapa de educación infantil.

EN EDUCACIÓN INFANTILEN EDUCACIÓN PRIMARIA
No mantiene un orden estable al contar.  Utiliza mucho los dedos para contar.  
Cuando compara dos conjuntos, no sabe decidir cuál es el elemento más grande.  Dificultad para manejar dinero, como constantemente entregar la cantidad equivocada.  
No realiza operaciones mentales simples (sumas y/o restas hasta 5).  Problemas para decir la hora en un reloj analógico.  
No hace estimaciones pequeñas, hasta 10.  Le resulta muy complicado hacer cálculos aproximados.  
No comprende conceptos como mayor o menor.  No recuerda procesos matemáticos básicos y las tablas de multiplicar.  
Al igual que un niño disléxico, tiene problemas para identificar la derecha de la izquierda.  Le cuesta mucho manipular cifras grandes, como centenas o miles.  
Dificultad para asociar una palabra y el símbolo.  Tiene errores de transcripción, por ejemplo, al escribir números dictados.
No puede juzgar correctamente la velocidad o la distancia  A medida que pasa el tiempo es frecuente que manifieste ansiedad o bloqueo hacia las tareas matemáticas ya que existe sensación de fracaso  

Dificultades con los números

*Fuente: Disfam

  • No los identifica con claridad. Duda o se equivoca al nombrarlos o escribirlos.
  • Confusión de grafismos parecidos, por ejemplo: el 3 y el 8 o el 4 y el 7.
  • Confusión de signos matemáticos: el de sumar con el de restar, el de restar con el de dividir o viceversa.
  • Invierte, rota o transpone los números. El caso más frecuente es confundir el 6 con el 9, aunque existen otros.
  • Problemas para expresar problemas matemáticos e interpretar los enunciados.
  • Problemas para entender conceptos como: posición, tamaño o relaciones.
  • Dificultades relacionadas con pensamientos operatorios, cálculo mental, clasificación, orden, cantidades, correspondencia, seriación y reversibilidad.
  • Dificultades en la coordinación espaciotemporal. Los niños afectados de discalculia tienen problemas para organizar números y columnas o para seguir la direccionalidad apropiada de los procedimientos, lo cual les dificulta enormemente la realización de cálculos.
  • Muchos problemas para recordar y comprender conceptos, reglas, fórmulas y secuencias matemáticas como las tablas de multiplicar o las secuencias para resolver una división.

10 trucos de “maestro”

  1. Revisar lo aprendido.
  2. Enseñar a explicar en voz alta mientras resuelven problemas.
  3. Permitir que el niño realice tablas o bocetos al resolver problemas.
  4. Usar papel gráfico para alinear los números y las operaciones matemáticas.
  5. Hacerse con la lista de fórmulas matemáticas enseñadas en clase. Proporcionar tablas de datos matemáticos o tablas de multiplicar.
  6. Usar manipulables como monedas, bloques y rompecabezas para enseñar matemáticas.
  7. Usar frases que capten la atención como: “esto es importante conocerlo porque…”.
  8. Proporcionar ejemplos concretos que relacionen las matemáticas con la vida real.
  9. Usar organizadores gráficos para organizar la información y dividir en pasos los problemas de matemáticas.
  10. Resaltar o encerrar en un círculo las palabras y números importantes en los problemas de lógica.

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Paula Rivero

Soy de la primera promoción de Periodismo que salía del "horno" de Sevilla (en todos los sentidos), allá por el año 94, estudios que completé con los de Historia Contemporánea, licenciándome en...