Únete a nuestra comunidad
Toda la actualidad del mundo de la salud y la farmacia en Consejos de tu Farmacéutico.
Además, puedes seguirnos en nuestras redes sociales:
Cada 30 de noviembre se celebra el Día Internacional de la lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), una fecha que destaca la importancia de abordar este problema de salud mental que afecta significativamente a la población. Según datos, entre el 4,1% y el 6,4% de las mujeres de 12 a 21 años padecen algún TCA, y se estima que un 20% de la población podría estar en riesgo de desarrollar estos trastornos. Nuestro dietista-nutricionista, Eric Iges, analiza distintos trastornos relacionados con la alimentación.
La anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa son dos trastornos incluidos en la guía DSM-5, el manual de referencia elaborado por la Asociación Americana de Psiquiatría, en el que aparece una clasificación detallada de todo tipo de trastornos mentales, que también incluye los relacionados con la alimentación. En ambos trastornos se sufre una alteración de la percepción de la imagen corporal, lo que se llama dismorfofobia.
1. La anorexia nerviosa, es un trastorno de la conducta alimentaria frecuente principalmente en chicas jóvenes (sólo 1 de cada 10 casos ocurre en hombres), con un nivel socioeconómico moderado-alto y con un rendimiento escolar elevado. La edad de inicio de la anorexia se dice que es bimodal, es decir, la franja entre los 13-14 años y los 17-18 años suelen ser las de mayor prevalencia. Factores biológicos, psicológicos, familiares y sociales influyen en que se produzca este tipo de trastorno, no siendo suficiente una única causa. En este trastorno se padece una obsesión por la delgadez y fobia al aumento de peso y se tiene una personalidad obsesiva. Constantemente se lleva a cabo una restricción en la alimentación, lo que conduce a que las personas con anorexia tengan un peso bajo, pudiendo derivar en amenorrea (pérdida del periodo menstrual).
2. La bulimia nerviosa es más frecuente que la anorexia. También es predominante en mujeres, sin embargo, la edad de inicio es más alta y la clase social suele ser media-baja. A diferencia de la anorexia, las personas con bulimia suelen tener una personalidad más extrovertida e impulsiva, siendo menos perfeccionistas. Aunque con anorexia también pueden estar presentes conductas compensatorias (vómitos, actividad física excesiva, toma de diuréticos…), en la bulimia estas conductas suelen presentarse tras atracones reales de comida. La persona bulímica a diferencia de la anorexia no tiene bajo peso, si no que puede tener un peso normal o sobrepeso.
Abordaje multidisciplinar
Tanto en la anorexia como en la bulimia, el abordaje multidisciplinar es clave durante su tratamiento. Psiquiatras, psicólogos, enfermeros, médicos, nutricionistas y terapeutas ocupacionales deben trabajar coordinados para conseguir mejorar los aspectos mentales, nutricionales y físicos del paciente.
La educación nutricional, siempre necesaria
Desde el punto de vista de la nutrición es fundamental establecer y mantener en el tiempo un vínculo de confianza entre nutricionista y paciente. Se deben realizar evaluaciones nutricionales periódicas para conocer la ingesta actual y previa, y con ello, ayudar en la creación de una serie de hábitos dietéticos que puedan mantenerse en el tiempo. Aunque se tenga el objetivo de reestablecer o mantener un peso saludable, todas las fuerzas deben ir encaminadas en trabajar en una correcta educación nutricional.
1. Debe quedar claro que el alimento es una fuente de nutrientes para el cuerpo que ayuda a tener un buen estado de salud y no únicamente calorías que harán que engordes y ganes grasa corporal.
2. Ante el temor habitual a los alimentos ricos en hidratos de carbono y grasas, debe aclararse que existen alimentos ricos en hidratos de carbono como frutas, verduras, cereales integrales, tubérculos o legumbres que son saludables, así como distintos alimentos ricos en grasa como el aceite de oliva o los frutos secos, que son beneficiosos para la salud. El luchar contra el temor a ciertos alimentos debe ser uno de los principales puntos a tratar y se deben dejar claras las consecuencias de no comer bien.
3. El nutricionista debe calcular los requerimientos nutricionales para conseguir esa recuperación o mantenimiento de peso, además de valorar si es necesaria la inclusión de determinados suplementos calórico-proteicos en determinados momentos si fueran necesarios.
4. Por otra parte, el entrenamiento de la familia, o personas más allegadas del paciente, es fundamental. Puede ser muy útil impartir talleres de educación nutricional enfocados a desmentir distintos mitos alimentarios. La creencia de que los hidratos de carbono engordan por la noche, la fruta después de comer fermenta y sienta mal, el agua no debe beberse durante las comidas o que el uso de fajas o ejercicio físico a altas temperaturas hará que sudes más y pierdas más peso, son varios ejemplos claros de afirmaciones erróneas que se escuchan en el día a día y que el nutricionista debe dejar claro de su falsedad y perjuicio para la salud, tanto al paciente como a familiares, para conseguir que el ambiente en el que se vaya a estar es el adecuado y se puedan desarrollar patrones alimentarios saludables.
Ortorexia: dar la vida por la comida sana
Más allá de la anorexia y bulimia existen otros trastornos, de aparición más reciente en el tiempo, relacionados con la alimentación, y que aún no tienen una clasificación y diagnóstico tan detallado. Es el caso de la ortorexia u obsesión por la comida sana. En este trastorno, que cada día tiene más adeptos, toda la preocupación gira en torno a la calidad de la comida, y no tanto en la cantidad.
La planificación excesiva, el hecho de comprar sólo alimentos específicos de una convicción dietética personal, los sentimientos de culpabilidad y malestar general por no comer sano o como se cree que se debe comer en determinado momento, así como el aislamiento para evitar una mala alimentación, son características de este tipo de trastorno. Al igual que con la anorexia o la bulimia, se necesita un abordaje multidisciplinar para poder corregirlo, jugando la figura del dietista-nutricionista un papel muy importante en la educación nutricional.
Influencia de las RRSS y factores de riesgo:
Este año, el Día Internacional de la lucha contra los TCA coincide con el Día Mundial del Influencer. A primera vista, ambos eventos podrían parecer no relacionados, pero las redes sociales y los ideales que promueven a menudo actúan como fuentes de complejos que amenazan las conductas saludables de alimentación. Tatiana Lacruz Gascón, directora del Máster Universitario en Trastornos de la Conducta Alimentaria de la Universidad Europea, destaca que los influencers son modelos a seguir para los jóvenes, representando la cultura del éxito, la atracción física y la admiración.
Los Trastornos de la Conducta Alimentaria son trastornos mentales que involucran insatisfacción con el cuerpo y comportamientos extremos y poco saludables relacionados con el peso y la alimentación. Aunque los más conocidos son la anorexia y la bulimia nerviosas, el trastorno por atracón es el más prevalente. Quienes padecen TCA experimentan consecuencias físicas, psicológicas y sociales.
Tatiana Lacruz destaca factores de riesgo, incluyendo ser mujer, altos niveles de perfeccionismo y autoexigencia, dificultades para regular emociones y presión social para cumplir con estándares de belleza. La directora enfatiza que vivimos en una sociedad que valora el aspecto físico, contribuyendo a la internalización de ideales estéticos y la presión social.
Cánones de Belleza Irreales en RRSS:
En un mundo donde las redes sociales son omnipresentes y los estándares de belleza son inalcanzables, es crucial desarrollar una mirada crítica. Lacruz advierte sobre estrategias no saludables para modificar el aspecto físico y aconseja una relación saludable con la alimentación, dando al cuerpo los nutrientes necesarios y prestando atención a las sensaciones de hambre y saciedad.
La directora insta a entender las motivaciones económicas detrás de ciertos mensajes relacionados con la alimentación, físico y belleza en RRSS. Destaca la importancia de la confianza y respeto en relaciones familiares y educativas como factores de protección ante los TCA. Subraya que la concienciación sobre la gravedad de los trastornos alimentarios es crucial, ya que el tratamiento a menudo comienza después de meses o años de síntomas.