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Con la llegada del verano y de las vacaciones, es habitual que la rutina y los hábitos de muchas familias sufran cambios y modificaciones. Consientes que esta alteración puede afectar directamente a los enfermos de Alzheimer, los expertos de Fundació ACE– Barcelona Alzheimer Treatment & Research han elaborado un decálogo con recomendaciones y pautas para facilitar la tarea del entorno del paciente, con el objetivo que tanto los pacientes como sus cuidadores también puedan disfrutar del verano.
El objetivo es ayudar a las familias que tienen a alguien afectado por la demencia a enfocarlo de manera sencilla. Por un lado, el cuidador debe poder descansar y aprovechar para reponer fuerzas y, por otro, la persona con Alzheimer debe poder mantener una rutina que la haga sentir segura y confiada, para evitar cambios de humor o alteraciones emocionales.
La persona con Alzheimer, en el transcurso de la enfermedad, pierde capacidades cognitivas pero no emocionales. Es capaz de disfrutar, sentir y sufrir como cualquier otra. Hacerla sentir amada, respetada, ser parte de la familia o del grupo es el mejor regalo que le podríamos hacer: unas vacaciones que sean tiempo de confort, descanso y felicidad para todos.
1. Es preferible visitar entornos conocidos mientras la experiencia sea buena. Es importante tener en cuenta que una cosa es el recuerdo de la persona afectada y otra la realidad. Si el paciente recuerda el pueblo como estaba hace años, es necesario explicárselo. Hay que hacer saber a los conocidos y a la familia las capacidades y limitaciones de las personas con Alzheimer. No hacerlo puede generar situaciones de peligro y de desorientación para la persona afectada de Alzheimer. Debemos procurar que los ambientes sean relajados. Si hay niños lo más recomendable es explicarles la situación de manera comprensible y serena pero en todo caso, se debe vigilar que la persona con demencia no se vea afectada por el ruido o los juegos de los niños; que para ellos, son ruidos sin sentido.
2. Dosificar la información reduce la ansiedad. Si no es imprescindible, es preferible recordarle la planificación del día: dónde y con quién almorzará, a quién verá hoy, donde irá. Si la ubicación cambia con frecuencia tenemos que procurar que la persona con Alzheimer se sienta relajada. También sería recomendable evitar los temas de conversación que la puedan excitar excesivamente.
3. Es una buena idea hacerles partícipes de las tareas cotidianas, según la capacidad de cada uno. Con tareas sencillas (supervisadas, si es necesario) como, por ejemplo, poner las servilletas en la mesa, podemos hacerlas sentir que son una pieza clave de nuestro hogar. Es importante no regañarlos si no hacen bien alguna de estas tareas.
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