cuidados en la menopausia

Además de los sofocos y otro “repertorio” de síntomas del que pocas mujeres se libran, la menopausia produce cambios importantes en la piel y, también, en el contorno corporal. Conocer estos cambios (y, en la medida de lo posible, anticiparse a ellos) adoptando cuidados y cosméticos adaptados es la mejor estrategia para recorrer (y disfrutar) esta etapa en todo su esplendor.

Según datos de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia (AEEM), la menopausia se sitúa alrededor de los 51,4 años, con un espectro que va de los 48 a los 54 años, siendo por tanto una etapa de la vida por la cual pasan el 90% de las mujeres.

Los cambios hormonales que se producen en este momento son los responsables de sus síntomas más característicos y de los que la piel no se “escapa”.

La doctora Marta Sánchez-Dehesa, artífice y responsable de la Unidad de Menopausia en el Hospital HM IMI de Toledo, nos explica cuáles son las principales manifestaciones a nivel cutáneo de la menopausia: “La falta de estrógenos produce menos grasa y sudor, así como menor cantidad de barrera cutánea (capas) y una disminución de las fibras de colágeno, lo que da como resultado una piel más seca, escamosa y menos elástica, que a su vez favorece la formación de arrugas. Otras manifestaciones son una piel más apagada, con pérdida de tono y aumento de manchas. Y más allá del rostro, estos cambios también se traducen, por ejemplo, en una mayor fragilidad de las uñas”.

¿Cuándo y cómo reajustar la rutina beauty?

“Desde el inicio de la menopausia o los años previos (perimenopausia) empiezan a notarse estos cambios en la piel. En ese momento se ralentizan los procesos de renovación celular cutánea, la epidermis tiende a hacerse más fina y la dermis se va volviendo menos elástica, menos hidratada y con un aumento de la flacidez. El uso de cosmética específica (productos “50+”, “piel madura”, “menopausia”) en esta etapa ayuda a que el envejecimiento sea más lento”, señala la doctora Sánchez-Dehesa.

La especialista concreta cuáles son los cuidados básicos que hay que incluir en la rutina diaria preferiblemente desde unos años antes de iniciar “oficialmente” esta etapa:

  1. Fotoprotección: absolutamente imprescindible. “No sólo a esta edad sino en todas es totalmente recomendable el uso de protección solar, pero no solo para ir a la playa sino como gesto cosmético diario”.
  2. Activos “maduros”. “Ya desde la perimenopausia, hay que incluir cremas con retinoides, vitaminas y antioxidantes, que son los ingredientes más adecuados en este momento”.
  3. Higiene a raya. “También es recomendable hacerse una limpieza de cutis cada 1-2 meses para mantener la piel libre de impurezas y en el estado adecuado, de forma que estos principios activos hagan su función”.
  4. Ayudas extra. “Técnicas de instituto como la mesoterapia, el láser y el peeling químico pueden mejorar mucho el estado de la piel a esta edad”.

5 signos cutáneos típicos de los 50+

Begoña Gómez, experta en tratamiento de Yves Rocher, describe las principales “señas de identidad” a partir de los 50 años:

-Piel seca y sensible: Ya nos comentó la doctora Sánchez-Dehesa que la pérdida de estrógenos suele traducirse en un aumento de la sequedad cutánea, y en esta línea, Begoña Gómez apunta que “a mayor sequedad, mayor sensibilidad. Durante la perimenopausia, la estructura de la capa córnea cambia y provoca una sequedad extrema. Y, como consecuencia, la piel también se vuelve más sensible a las agresiones ambientales”.

-Firmeza “en peligro de extinción”. El descenso de estrógenos también desencadena un efecto dominó que provoca a su vez una disminución de los niveles de colágeno cutáneo cuyas consecuencias, tal y como señala la experta de Yves Rocher, no se hacen esperar “y se manifiestan principalmente en un agravamiento de la flacidez. Se empieza a notar además un adelgazamiento de la dermis que, progresivamente, hace que se pierda el contorno facial y favorece que se descuelguen los tejidos”.

-Adiós, luminosidad, adiós. “En este momento, la renovación celular se ralentiza, la superficie de la piel es más rugosa e irregular y la microcirculación se vuelve más lenta. Estos son los motivos por los que la piel se muestra más opaca y grisácea”, señala Gómez.

-De líneas a arrugas. “El déficit de producción de colágeno y, también, de ácido hialurónico (el que tiene la piel de forma natural) son los principales responsables, junto con el daño solar, de que las líneas de expresión (que en su mayoría tienen su origen en la gesticulación) se conviertan en arrugas”, comenta Begoña Gómez.

Nueva silueta: la importancia de “resetear” el estilo de vida

La menopausia se relaciona también con cambios metabólicos que suelen producir un incremento en la grasa (y, por tanto, del volumen) corporal: “La grasa corporal, que a los 20 años es del 26%, sube al 33% a los 40 años y al 42% a los 50 años”, explican los expertos de la AEEM.

En esta línea, Marta Sánchez-Dehesa apunta que “la falta de estrógenos no hace engordar como tal, sino que favorece que diferentes áreas de nuestro cuerpo lo hagan: por ejemplo, aumenta el contorno abdominal sin aumentar las piernas y las caderas y también, al disminuir la masa muscular, aumenta la grasa y se ralentiza el metabolismo, lo que propicia que se ganen kilos con más facilidad”.

Si bien, como destaca la ginecóloga, estos efectos no siempre se pueden evitar, sí es posible retrasarlos y atenuar su intensidad adoptando una serie de pautas y realizando reajustes en el estilo de vida. Para Sánchez-Dehesa, estos son los más importantes: “Cambios en la alimentación, con una dieta rica en proteínas (para no perder la masa muscular), y en verduras; evitar el alcohol; hacer ejercicio físico moderado a diario, como caminar, pilates, etc. Y es muy importante asegurar una adecuada hidratación de la piel (tanto a través de la alimentación como de forma tópica), para contrarrestar esa tendencia a resecarse que aumenta en esta etapa”.

Cuello y escote: mimos máximos (ahora más que nunca)

Pasados los 50, hay que prestar mucha atención a lo que los franceses denominan décolleté, o lo que es lo mismo, el área del pecho y el cuello que queda expuesta al llevar una blusa escotada y cuya piel es más delicada y sensible que otras zonas corporales, por lo que acusa más los “efectos secundarios” de la menopausia a nivel cutáneo, de ahí la necesidad de cuidarla con productos específicos. La farmacéutica Belén Acero, titular de Farmacia Avenida de América, describe las peculiaridades de la piel de esta zona:

  1. Es particularmente fina y pobre en glándulas sebáceas, que son las encargadas de segregar lípidos para proteger a la epidermis de las agresiones externas y mantener una buena hidratación.
  2. “Además, la piel del cuello y el escote se pone a prueba a diario: polución, estrés, sol, malas posturas frente a las pantallas y la pulverización del perfume directamente sobre la piel (el alcohol la reseca y puede ser responsable de la aparición de manchas pigmentarias)”.
  3. Por otro lado, es una piel que puede resultar “comprometida” mientras dormimos, y la farmacéutica explica por qué: “Ciertas posturas que adoptamos al dormir, sobre todo si lo hacemos de lado o uniendo ambos brazos, provocan que los pechos se junten dando lugar a la formación de pliegues que, a la larga, derivan en arrugas verticales”, dice Belén Acero.
  4. “Además”, continúa la experta, “se trata de una zona muy expuesta a la acción de los rayos UV, por lo que teniendo en cuenta la sensibilidad de la piel del escote, se quema con más facilidad. Por ello, se recomienda usar crema solar de amplio espectro en esta zona para evitar tanto las quemaduras solares como las manchas y otros problemas cutáneos más graves, de ahí que la aplicación de protector solar deba hacerse durante todo el año, y no solo en verano”.

Plan de acción para un décolleté “atemporal”

La farmacéutica Belén Acero comparte las estrategias más efectivas para luchar contra los signos de la edad en el cuello y el escote:

Vigilar la postura: Adquirir determinados gestos diarios, como intentar mantenerse erguida; realizar ejercicios de estiramiento frente al espejo, y evitar dormir de costado: “Todos ellos ayudan a ralentizar el proceso de envejecimiento”.

Anticipación y prevención. La experta aconseja no descuidar esta zona en la rutina de belleza, especialmente a partir de la treintena, como medida preventiva, sin olvidar hidratar la piel y aplicar tratamientos reafirmantes especialmente diseñados para esta área corporal. “Y, siempre, acordarse de hidratar la piel del cuello y el escote, extendiendo sobre ella la hidratante que se usa en el rostro”.

Sí a los retinoides. “Los retinoides son uno de los principios activos con mayor evidencia científica frente al envejecimiento del rostro. En el caso del escote, al ser su pile tan fina, es habitual que no se toleren a altas concentraciones, como ocurre en el resto de la cara, por lo que lo mejor es optar por retinoides de mejor tolerancia, como los ésteres de retinol o el retinal. Además, si el escote está muy fotoenvejecido o manchado por una excesiva exposición solar, se pueden utilizar tratamientos despigmentantes suaves”.

Otros activos aliados. “También es interesante utilizar para esta zona cremas o sérums que contengan péptidos y DMAE, activos pro-aging que aumentan la firmeza y la elasticidad de la piel pero que, a la vez, son bien tolerados en la zona del escote”.

Sofocos: tips para manejar el sudor excesivo

El sofoco es el síntoma principal de la menopausia: “Al menos el 50% de las pacientes experimentan durante la peri y menopausia esa sensación ‘súbita’ de calor intenso acompañada de rubor y sudoración ‘sofocante’ y aumento de frecuencia cardíaca. Generalmente, los sofocos duran menos de dos minutos, aunque la sudoración acompañante puede llegar a los 30 minutos. Y hay pacientes que pueden tener 2 o 3 al día, frente a otras (pocas) que llegan a los 20 diarios, con una grave afectación de la calidad de vida”, afirman los expertos de la AEEM.

Belén Acero comenta al respecto que esta sudoración excesiva puede interferir con las actividades diarias y producir angustia emocional, volviéndose, además, aún más incapacitante cuando la temperatura ambiental es alta (tanto en verano como en espacios cerrados y calefacciones en invierno).  “El proceso de sudoración es una señal de que el cuerpo está demasiado caliente (en el caso de la menopausia, debido a la fluctuación hormonal) y necesita enfriarse evaporando el agua de la piel para enfriarla”, apunta la farmacéutica, quien ofrece una serie de trucos para mejorar la sudoración excesiva y, en la medida de lo posible, mantener a raya este “efecto secundario” de la menopausia:

  • Hidratación, hidratación y más hidratación. Beber agua es fundamental para mantener el cuerpo fresco e hidratado, además de para aliviar la característica “oleada de fuego” que producen los sofocos.
  • Incorporar un atomizador o vaporizador en la rutina beauty. “Este sencillo truco ayuda al sistema de enfriamiento natural del cuerpo. Basta con rociar una ligera neblina de agua sobre la piel. A medida que el agua se evapora, el cuerpo se va enfriando naturalmente”.
  • Outfit aliado. La farmacéutica recomienda usar prendas sueltas, ligeras y con tejidos naturales y transpirables, para permitir que el sudor de evapore. “Los colores blanco y negro también pueden ayudar a disimular los efectos de la sudoración intensa, y aunque se trata de un recurso puntual, puede hacer que te sientas mejor”.
  • Desodorante: no solo en las axilas. “La higiene es fundamental. Con la piel limpia, se recomienda aplicar dos veces al día, una por la mañana y otra por la noche, un desodorante antitranspirante en las axilas… y en otras áreas también (en el escote, entre los senos, por ejemplo, una zona habitual de sudoración profusa en la menopausia), ya que es la estrategia más eficaz para controlar el exceso de sudor”.
  • Relax y comidas “amables”. “La ansiedad puede aumentar la producción de sudor, así que es importante utilizar técnicas para controlarla (respirar profundamente y concentrarse en la respiración, por ejemplo). Asimismo, las comidas picantes y el exceso de cafeína incrementan el proceso de sudoración, especialmente cuando hace mucho calor”, señala Belén Acero.

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Carla Nieto

Venezolana de nacimiento y gallega de corazón. Me licencié en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid. Desde hace 30 años escribo sobre salud & medicina, nutrición,...