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Lo suyo era el baile, pero comenzó a dar clases de interpretación en busca de nuevos horizontes y, cosas del destino, sólo había transcurrido un mes cuando le ofrecieron su primer papel protagonista. Siete años después, con Retrato de mujer con hombre al fondo le llego una nominación a los Goya y muchas puertas se le abrieron. Ahora la hemos podido ver en la exitosa serie La Embajada en la que interpreta a Verónica, una mujer que siempre antepone la lealtad y la ética en un mundo marcado por la corrupción.
Comenzaste siendo bailarina profesional de flamenco junto a grandes como Carmen Cortés y Joaquín Cortés, ¿cómo fueron esos inicios?
Formé parte de la compañía de Carmen Cortés con quien aprendí mucho y donde Joaquín bailó como solista. Los comienzos siempre son difíciles, supongo, pero yo los vivía con tanta ilusión y alegría que eso hacía que superara todas las dificultades. Me encantaba bailar y además tuve la oportunidad de conocer a maravillosos artistas en sus inicios como a Ray Heredia, Dieguito el Cigala, Sorderita, Antonio Canales… Sí, la verdad es que fue una época maravillosa.
Y tu paso a la interpretación, ¿cuándo llegó y cómo se produjo?
Buscando mi camino me metí en clases con Cristina Rota. Un amigo mío, también actor, Manuel de Benito, me animó. No se por qué pero confiaba en que podía ser actriz y vivir de ello más que yo misma. Al mes de entrar en las clases conseguí el papel protagonista de una película junto a Alfredo Landa, quien me dio el mejor consejo: “Esta es una carrera de fondo, hay que tener paciencia”. A partir de ahí todo ha sido seguir haciendo audiciones para papeles y consiguiendo algunos y la mayoría no. Hay que ser muy deportiva para estar en esta profesión y ponerte a prueba en cada papel que haces.
Tus inicios como actriz fueron muy buenos, conseguiste una nominación a los Goya con ‘Retrato de mujer con hombre al fondo’. Supongo que significaría un fuerte impulso a tu carrera…
Fue mi carta de presentación en el gremio gracias a que su directora, Manane Rodríguez, se atrevió a contratarme y regalarme un personaje lleno de recovecos. En esos años era difícil conseguir los papeles protagonistas ya que se les solían dar a las actrices consolidadas. A partir de ese momento llegaron muy buenos papeles y gente interesante a mi vida. He tenido mucha suerte, muchas oportunidades.
Has hecho mucho cine, ¿qué títulos citarías? ¿De qué películas guardas mejor recuerdo?
Todas y cada una han dejado su poso, hasta las que no han salido bien o ni siquiera han llegado a estrenarse… Pero quizá además de ‘Retrato de mujer’, ‘Kosh ba Kosh’ me marcó mucho. Fue una pequeña película que hicimos en Tadjikistan dirigida por Bakhtiyar Khudjnazarov. Con él descubrí una forma de hacer cine fascinante. Había una estructura de guión y la cámara se adecuaba a lo que surgía en cada escena a partir de improvisaciones. Ganamos el León de plata en Venecia por esa pequeña joya.
Has trabajado bastante fuera de España, tanto en cine como en televisión, ¿con qué te quedarías de estas experiencias?
Trabajar fuera es un vicio porque es como si me regalaran un pedazo de vida prestada en los lugares que voy. Cuando viajas trabajando estás algo más cerca de la realidad de esos paisajes y sus gentes. Más que “turisteando”, desde luego.
Y ahora La Embajada, una serie donde has interpretado a Verónica, una diplomática inmersa en una trama de corrupción e infidelidades, ¿cómo es tu papel?
Una mujer que antepone su forma de entender la lealtad y la ética a todo. Es un personaje contradictorio. Eso es algo que adoro del guión de la serie: las cosas no son totalmente blancas o negras. Todos los personajes en algún momento se ven en una encrucijada que puede afectar a su vida y a la de los que quieren y deben decidir qué es lo menos malo…Está siendo un placer enorme interpretar a Verónica.
¿Te sientes cómoda con el equipo?, ¿cómo te han acogido?
Es un equipazo, y lo mejor es que se trabaja con muy buen humor a pesar de las horas que se comparten. A algunos ya los conocía, pero a la mayoría no. Descubrí dos directores interesantísimos, Carlos Sedes y Eduardo Chapero-Jackson, y unos compañeros actores generosos y talentosos. Lo dicho… ¡un placer!
La serie ha tenido mucha aceptación, ¿qué crees que ha enganchado al espectador?
La parte sentimental es atractiva siempre, pero siento que lo sorprendente ha venido al mostrar los entresijos de cómo se cuecen las corrupciones. El saber cómo “se lo montan” ha sorprendido a más de uno.
También has creado tu propia compañía de teatro, ¿este proyecto sigue en pie?
Cuando el trabajo flaquea no soy de las que se quedan esperando y me genero trabajo en teatro a través de ella. He estrenado dos obras y estoy en gestiones para traer la última que tuvo mucho éxito en América Nadie te conoce como yo a Madrid. Sigo dando guerra.
El aspecto físico es importante para una actriz, ¿cómo te cuidas?, ¿haces deporte, sigues alguna dieta?
Hago alguna actividad física al menos tres veces por semana (pilates, yoga o baile son mis favoritas) y como bastante variado y sano. Desde hace años me eduqué para encontrar placer mientras me cuido. No concibo la vida sin placer y no me cuesta demasiado encontrarlo, la verdad.
Y en cuanto a salud, ¿te preocupa bastante o sólo lo justo?
Lo justo. Tengo la suerte de no enfermarme casi nunca y de tener una familia saludable. Solo aplico sentido común y escucho a mi cuerpo para sanar cosas menores.
¿Acudes a la farmacia con frecuencia?, ¿qué tipo de productos sueles adquirir?
Suelo comprar refuerzos vitamínicos o inmunológicos para prevenir los resfriados. De vez en cuando también apuesto por las cremas del rostro y, eso sí, siempre compro en la farmacia los bronceadores solares.
Recientemente has rodado dos largometrajes: Secuestro, de Mar Tarragona y El Collar de Sal, dirigida por Vicente Pérez Herrero. Cuéntanos algo de ellas… ¿por qué ir a verlas?
En Secuestro hago una colaboración pero es un guión espectacular de Oriol Paulo protagonizado por Blanca Portillo. Estoy segura que será un peliculón. En El collar de sal, de Vicente Pérez Herrero, interpreto un personaje precioso, Lola. Es la historia de una niña que sufre abandonos emocionales contada a través de una pequeña gran actriz, Celia Lopera, de 8 añitos. Solo por su mirada vale la pena verla.
¿Cuáles son tus proyectos más inmediatos?
En la televisión nunca se sabe si tienes trabajo para un capítulo o para cien, así que quiero poner todas mis energías en traer la obra de teatro Nadie te conoce como yo a Madrid. Espero que en noviembre podamos estar disfrutando de ella. Y, mirándolo de otro modo, otro de mis proyectos más cercanos es irme de vacaciones con mis hijos unos días (se ríe).