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Jornadas festivas prolongadas, bailes, uso “intensivo” de zapatos de tacón o modelos tipo stiletto… Sí, los pies, literalmente, se estresan –y mucho- en esta época del año. Vigilar el tipo de calzado, siendo sobre todo muy selectivos con las características y altura del tacón; preparar adecuadamente los pies para el sobreesfuerzo que se les viene encima y “mimarlos” y repararlos los días post-fiesta, son las mejores estrategias para danzar, celebrar y disfrutar de la Navidad, sin “daños colaterales”.
Según datos de la firma Eucerin, el 70% de los españoles sufren problemas de pies. Este porcentaje, aunque elevado, está perfectamente justificado si se tienen en cuenta las peculiaridades que presenta esta zona corporal: aunque no nos demos cuenta, está sometida a una presión constante ya que soporta nuestro peso cuando caminamos, hacemos ejercicio o simplemente al estar de pie. A ello hay que unir las características de su piel, carente de glándulas sebáceas y más gruesa y dura en la planta, lo que hace que los pies sean particularmente sensibles a la sequedad y, por tanto, más proclives a la aparición de durezas, grietas, rozaduras y callos.
Todo este “escenario” favorece que, cuando se les somete a un sobreesfuerzo en forma de tacones altos, determinado estilo de calzado y muchas horas de intensa actividad (ya sea bailando o simplemente estando de pie), los pies “protesten”, dando lugar a molestias que pueden llegar a arruinar una noche de fiesta e incluso tener consecuencias mas serias. “El caminar sobre tacones altos desplaza el cuerpo hacia adelante y obliga a los dedos y al antepié a soportar todo el peso, provocando dolor y daño en estas extremidades. Además, los modelos de zapato estrechos y con tacón alto producen inestabilidad y pueden acabar afectando a la columna vertebral”, señala Maite García, presidenta del Colegio de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPCV).
Cosmética para aliviar tus pies
Metatarsalgias y otros “gajes” molestos
Según datos del ICOPCV, el 80% de las personas padece a lo largo de su vida una metatarsalgia, un problema que suele alcanzar su “momento pico” en épocas como la navideña, ya que está directamente relacionado con el tipo de calzado, como explica Maite García: “se trata de un dolor en la parte de la almohadilla plantar, cuyo origen puede ser el uso de zapatos estrechos que cuentan con suela fina y tacón elevado (lo que hace que sea más frecuente en mujeres). También puede aparecer como consecuencia de microtraumatismos continuos que se repiten en el tiempo o alteraciones biomecámicas de la pisada, entre otros”.
La parte afectada del pie es el metatarso, que está situado entre la zona media del pie y el inicio de los dedos. “Es una de las patologías más comunes, ya que produce inflamación en la zona, generando molestias al caminar. Resulta muy incómoda y puede dificultar la marcha, porque el dolor aparece a cada paso”, señala García. En caso de que se presente este dolor, la presidenta del ICOPCV insiste en la importancia de consultar cuanto antes al especialista, “ya que la rapidez en el diagnóstico y el tratamiento son clave. Pueden utilizarse soluciones como las plantillas, que repartan la fuerza de comprensión que se ejerce sobre el metatarso y equilibran la tensión de la zona”.
Pero este no es el único problema podológico relacionado con el uso de zapato inadecuado en general y con los tacones en particular, ya que también tiene bastante que ver con la aparición de juanetes -o hallux valgus-, una protuberancia ósea localizada en la cabeza del primer metatarsiano y que se proyecta, dando lugar a un característico bulto. “Si bien se trata de una patología con un elevado porcentaje de factor hereditario, hay dos errores muy comunes que predisponen a padecerlos: el uso de un calzado muy estrecho (como el acabado en punta) y el de un zapato con un tacón muy elevado e inestable (del tipo de los conocidos como stilettos”, afirma Maite García quien, en el caso de los juanetes, destaca la importancia de utilizar un modelo de zapato que se adapte al ancho del pie, esto es, a la distancia que va desde el dedo pequeño al gordo
Extra de cuidados pre-tacón
Teniendo ya claro que los pies van a ser los principales “sufridores” del estilo de vida típico de las fiestas, es necesario esmerarse más que nunca en su cuidado y puesta a punto, para minimizar en la medida de lo posible los efectos secundarios de las celebraciones:
-Someterlos a la ITV. Hay que comprobar que tanto la piel como las uñas estén en buen estado, y en caso de que existan problemas como callos, durezas excesivas o uñas encarnadas, acudir al podólogo.
-Hidratación, hidratación y más hidratación. La sequedad a la que tiende esta zona no sólo arruina el efecto glamouroso que se persigue con el zapato festivo (sobre todo si se opta por sandalias o modelos que dejan el talón al aire) sino que es el origen de otros problemas como las grietas y las durezas. El “antídoto” consiste en someter a los pies a un extra de hidratación-reparación-nutrición los días previos, preferiblemente con productos específicos y realizando un suave masaje. Lo ideal es aplicarlos dos veces al día (por la mañana y por la noche) y, si es posible, más veces, sobre todo en el caso de los talones agrietados, por ejemplo.
-Exfoliación: también para los pies. Hay exfoliantes específicos para esta zona del cuerpo, formulados con ingredientes específicos que, además de eliminar las células muertas de la epidermis, ayudan a reducir los callos, grietas y durezas y aportan un plus de suavidad. Se utilizan igual que el resto de los exfoliantes corporales: sobre la piel húmeda, dando un suave masaje circular y aclarando después con agua tibia hasta la eliminación del producto. En cuanto a la periodicidad, lo ideal es una o dos veces por semana, en función del estado de los pies.
-Fundamental: la elección del calzado. Maite García ofrece las “coordenadas” a seguir para elegir un zapato de fiesta que minimice el riesgo de “daños colaterales”: “la altura ideal del tacón debe ser de entre 3 y 5 cm y, además, hay que intentar que este sea ancho y recto, para que la pisada tenga más superficie de apoyo, aportando más estabilidad. No hay que olvidar que los tacones de aguja son los más inestables y perjudiciales. En cuanto a la horma, debe adaptarse al ancho natural del pie, para no presionarlo”. La experta señala como una opción adecuada los modelos de tacón ancho y plataforma elevada, ya que no tienen tanto desnivel, “por lo que producen menos lesiones, siempre y cuando pesen poco y sean estables”. Un consejo importante: intentar no estrenar los zapatos el mismo día de la fiesta o evento, sino usarlos los días previos y caminar con ellos unos minutos.
4 básicos que alivian para “el día después”
- “Tras el uso de zapatos de tacón es aconsejable realizar ejercicios de relajación del pie con una pelota, para así descomprimir la fascia plantar y aliviar la presión”, señala la presidenta del ICOPCV.
- Otra forma de “compensar” el estrés al que se somete a los pies en esta época es caminar descalza o con unos calcetines en casa. Este gesto tan sencillo proporciona un alivio importante tanto a los pies como al resto de las piernas.
- Las sales de baño específicas para los pies son una excelente opción que aúna cuidado y relax. Estos productos se añaden al agua caliente, en la que se aconseja sumergir los pies durante aproximadamente 10 minutos.
- Todo lo que favorezca la circulación sanguínea contribuye al descanso y alivio de los pies. Por eso, poner las piernas en alto y usar cremas de efecto frío son estrategias más que recomendables en este sentido.
Pedicura en casa, paso a paso
Los especialistas de Beter ofrecen el “guión” a seguir en casa para hacerse una pedicura 10 con resultados 100% profesionales. Lo primero es tener a mano todo lo necesario:
- Quitaesmalte (mejor, sin acetona) y algodón.
- Productos para eliminar las durezas: piedra pómez, lima de pedicura eléctrica, cortacallos… la opción que mejor se adapte a los gustos y necesidades individuales y con las que se tenga más habilidad en su uso.
- Tijeras, alicate o cortauñas de pedicura.
- Lima y cepillo de uñas.
- Ablandador de cutículas.
- Palito de naranjo.
- Separador de dedos.
- Base, esmalte, top coat y secante.
Paso 1: Eliminar durezas y demás “sobrantes”. “Las durezas son un engrosamiento de la piel causado por la presión o fricción del calzado, que suelen aparecer en los talones, los dedos o la planta del pie”, explican desde Beter, quienes aconsejan elegir el instrumento más adecuado para retirarlas en función del grosor de las durezas (ligeras, medias o severas). En todos los casos, el procedimiento es el mismo: sumergir los pies en un recipiente con agua tibia durante unos cinco minutos, para ayudar a reblandecer las durezas y las cutículas. Antes hay que quitar todo resto de esmalte de las uñas si se llevan pintadas y limpiarlas con un cepillo. Secar bien los pies y, después, “pulir” los talones (con piedra pómez o lima eléctrica) y las zonas en las que la piel esté más seca, retirando las pieles muertas. “Para mantener la piel más tersa e hidratada, dar un suave masaje con una crema antidurezas”.
-Paso 2: Cortar y dar forma. Una curiosidad a tener en cuenta: las uñas de los pies son más gruesas y crecen a un ritmo más lento que las de las manos, por eso, para cortarlas y darles forma, hay que utilizar herramientas específicas para la pedicura. Para cortarlas, se puede optar por tijera, cortaúñas o alicate, la elección es personal. La premisa que hay respetar siempre es cortarlas rectas (no redondeadas) y no muy apuradas por los bordes, para evitar que se claven. “Si las uñas son muy gruesas, se debe utilizar la tijera de pedicura con lama corta, un diseño especial que permite darles forma de manera más eficaz”. Los expertos aconsejan utilizar una lima de fibra de vidrio por el lado de grano más grueso para acortar, y usar el lado más fino para acabar de perfilarlas. Hay que limar con forma recta, sin apurar por los lados y siempre en la misma dirección. Después, eliminar los restos del limado con la ayuda de un cepillito de uñas para retirar cualquier tipo de impureza.
-Paso 3: Cutículas: manual de uso. Mantener las cutículas hidratadas es clave para lucir unas uñas bonitas y con aspecto saludable, “pero, cuidado: no es recomendable retirar las cutículas por completo, ya que su fina piel protege la matriz de las uñas”, advierten desde Beter. Para hidratarlas lo mejor es utilizar un producto específico para las cutículas, que están formulados de forma que, manteniéndolos aplicados durante aproximadamente un minuto, facilitan el proceso de “despejar” esta zona de la uña. Para realizar este proceso, hay que ayudarse de un palito de naranjo o de vidrio templado, con la finalidad de empujar hacia atrás la piel del contorno de cada uña con suavidad. En caso necesario, los expertos de Beter aconsejan eliminar la piel sobrante (o “padrastros”) con un alicate o la tijera de pieles.
-Paso 4: Pintura y acabado. Dar color a las uñas es el toque final de toda pedicura y además, en estas fechas, aporta un toque festivo y/o de glamour a todo el look. Lo primero es preparar la uña para que luzca el esmalte en condiciones. “Si las uñas están estriadas o tienen rugosidades, aplicar una capa de base alisadora, que permite obtener una superficie uniforme al instante”. Resulta muy útil utilizar un separador de dedos para que resulte más fácil distribuir el esmalte sin “salirse” del límite de la uña. Para conseguir un acabado profesional, los expertos aconsejan aplicar una capa de top coat con efecto gel “que, además, prolonga el tiempo de duración del esmalte y aporta brillo y volumen a las uñas”.
Esmaltes permanentes: mucha precaución
Las mani-pedi permanentes parecen haber llegado para quedarse, pero es una opción que no está exenta de riesgos, tal y como advierte Maite García: “Las lacas ungueales y geles cada día son más duraderos y, por lo tanto, más duros. Cuando los aplicamos, creamos una capa cerrada sobre la uña, limitando el curso natural de su crecimiento. Con el calor y la humedad (derivadas de permanecer mucho tiempo con un modelo de zapato cerrado) favorece la creación de una humedad entre la laca y la uña que provoca la aparición de hongos. Además, estos productos son químicos que se usan con adhesivos para prolongar su duración y que no resultan adecuados para las uñas que están alteradas”.
La presidenta del ICOPCV ofrece una serie de consejos si se opta por esta modalidad de pedicura: “En primer lugar, si se tienen problemas en las uñas, evitar el uso de las lacas más potentes, como los esmaltes permanentes, y cambiarlas cada 15 días como máximo”. También advierte de los riesgos de otras técnicas populares, como las uñas de porcelana o derivados: “con ellas estamos alargando nuestras uñas de forma no real, poniendo más peso a la lámina ungueal. Evidentemente, esto no es natural, por lo que su uso prolongado puede cuartear la uña e, incluso, estresar la raíz”.
Asimismo, desde el ICOPCV también se aconseja tener cuidado con otras técnicas habituales en las pedicuras, como la retirada de las cutículas: “Una de las principales causas de las paroniquias (infecciones cutáneas alrededor de la uña) es eliminar en exceso las cutículas de las uñas de los pies. Estas infecciones tienen que ser tratadas con antibióticos”, afirma Maite García. “Otros problemas que nos encontramos los podólogos en las consultas son pacientes que vienen con patologías por un abuso del limado en talones agrietados, cuando éstos deberían haber sido intervenidos por un tratamiento específico indicado por el especialista; u otro tipo de alteraciones de la piel que deben ser tratadas por un podólogo”, añade.
6 trucos y soluciones exprés para pisar sin “dolor”
- Talones extrasecos. Aplicar antes de dormir una capa densa de crema nutritiva-reparadora, ponerse después unos calcetines de algodón (sin esperar a que penetre el producto) y dejar que actúe durante toda la noche.
- Uñas encarnadas o con tendencia a crecer hacia el interior: En estos casos, los expertos de Beter aconsejan utilizar un alicate especial con ángulo de corte recto, ya que su diseño es el más indicado para cortar con precisión y seguridad.
- Presencia de durezas. Antes de ponerse el zapato de fiesta, se puede proteger la zona en la que aparecen con apósitos y protectores específicos de venta en las farmacias, diseñados para ser colocados en los talones, la planta o los dedos.
- Sin tiempo para que se sequen las uñas. Las gamas de esmaltes de uñas suelen incluir productos de secante rápido que aseguran un acabado perfecto y evitan el paso previo de tener que esperar a que se sequen las uñas antes de calzarse.
- Blindar al pie del “ataque” del zapato. Para prevenir molestias previsibles, se puede aplicar crema hidratante dentro del calzado, incidiendo en las zonas en las que puedan producirse roces.
- Alternativas “naturales” al esmalte. Para las que no les gusta llevar las uñas de los pies pintadas o en esas situaciones en las que no ha dado tiempo a aplicarse el esmalte, los expertos de Beter tienen un “plan B”: pasar por las uñas un pulidor profesional (suelen estar incluidos en los sets de manicura-pedicura). Permite lucir unas uñas de aspecto cuidado y proporciona un acabado brillante.