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Entre los propósitos para el nuevo año no estaría de más incluir una lista de determinaciones para mejorar, optimizar o cambiar el plan de cuidados beauty. El primer paso es conocer cuáles son los errores más frecuentes o los gestos y/o cuidados que hay que incluir en la rutina. El segundo, saber cómo poner remedio a esas “asignaturas pendientes”.
Nada mejor que el inicio de un nuevo año para hacer “propósito de enmienda” y subsanar los errores que se suelen cometer en los cuidados cosméticos, ya sea por despiste, desconocimiento o dejadez. Estas son algunas de las “áreas de mejora” más frecuentes y las pautas de los expertos para solucionarlas:
1-Usar SPF solo en verano
Los expertos lo repiten por activa y por pasiva, casi a modo de mantra: hay que utilizar protección solar siempre y no sólo cuando estamos en la playa: previene el cáncer de piel, la aparición de manchas y arrugas y la flacidez cutánea (la exposición solar acelera la pérdida de colágeno que se produce a partir de los 30 años).
“Toda protección es poca para evitar o disminuir el impacto de los agentes externos de nuestra piel”, apunta el doctor Emili Masferrer, dermatólogo de la Clínica Diagonal, de Barcelona, y asesor de Masderm, quien recomienda aplicar a diario en el rostro un protector solar de amplio espectro. “Es importante llevar a cabo este gesto cada día y desde una edad muy temprana. De esta forma, el protector solar debe pasar a ser un imprescindible en la rutina facial diaria. Asimismo, se debe aplicar un producto solar en la piel del cuerpo en las épocas en las que ésta está más expuesta. No hay que esperar al mes de julio, cuando vamos a la playa o la piscina, sino que debemos utilizarlo desde el momento en que empezamos a descubrir la piel con el cambio de armario”, dice el experto, quien hace hincapié en la importancia de no olvidarse de cubrir con el fotoprotector zonas como el empeine, la nuca, los brazos o el escote.
2-No desmaquillarse (o hacerlo mal)
Tal y como recuerdan los expertos de Naturadika, todos los tipos de piel (seca, grasa o mixta) se benefician de la higiene y el desmaquillado diarios, de ahí que sea tan importante empezar siempre la rutina de belleza con la limpieza del rostro, para que el tratamiento de hidratación (y el resto de los productos que se apliquen posteriormente), penetren y actúen correctamente. Y si siempre es importante tener el cutis limpio de todo resto de maquillaje y suciedad, cuando se trata de la rutina nocturna este gesto es absolutamente obligatorio. “Dormir con maquillaje puede suponer un gran daño para la piel. Los poros se tapan y obstruyen debido a las impurezas y a las sustancias grasas contenidas en estos productos y, como resultado, pueden aparecer granitos y puntos negros. Por tanto, el paso de eliminar el maquillaje es un must dentro de la rutina de belleza”, dicen estos especialistas.
3-Conservar los productos de belleza de forma inadecuada
Dedicamos tiempo a elegir y utilizar los productos cosméticos, pero habitualmente, no les damos el “trato” que merecen, esto es, guardarlos y conservarlos de la manera adecuada, algo que, como explica la farmacéutica Belén Acero, titular de Farmacia Avenida de América, de Madrid, es esencial para que no pierdan eficacia y, también, para evitar el riesgo de irritaciones cutáneas. Por eso es importante tener en cuenta una serie de aspectos en este sentido:
–El tipo de ingredientes: Por sus características, algunos activos que forman parte de la composición de los productos cosméticos son especialmente sensibles e inestables y pueden estropearse fácilmente, reduciendo o perdiendo su capacidad de acción. “Entre ellos destaca la vitamina C, un ingrediente habitual en la rutina cosmética, que tiene la peculiaridad de que se puede oxidar. Si esto ocurre, pierde su eficacia. Para evitar que se oxide, hay que guardar el producto en un lugar seco y oscuro, asegurándose de cerrar siempre bien el envase después de cada uso”.
–La fecha de caducidad: Los cosméticos nacen, se aplican… y caducan. “Todos los productos incluyen en el envase el PAO (Period After Opening), que indica su vida útil desde el momento en que se abre. Este dato viene reflejado con un número seguido de la letra M dentro de un tarro abierto. Lo más aconsejable es apuntar la fecha en la que se ha abierto cada producto para acordarnos. Utilizar una crema que ya está caducada puede tener consecuencias negativas para la piel en forma de irritaciones o alergias y, por otra parte, habrá perdido eficacia”, dice Acero.
–El lugar donde se almacenan: No todo el mundo –casi nadie– tiene muy claro dónde y cómo se deben conservar los cosméticos, sobre todo cuando las temperaturas son muy elevadas. “Generalmente se suelen guardar en el cuarto de baño, un lugar en el que estos productos están sometidos a cambios de temperatura y, sobre todo, a mucha humedad ambiental”, señala la farmacéutica. “Para protegerlos es necesario cerrar correctamente los envases y, si es posible, guardarlos dentro de su caja y lo más alejados posible de la ducha. Algunos cosméticos se pueden guardar en la nevera; de hecho, en ocasiones es recomendable hacerlo”. Es el caso, por ejemplo, de algunos contornos de ojos, para aumentar sus propiedades descongestivas, o de determinadas cremas corporales (sobre todo las formuladas para la mejora de la circulación, tipo “piernas ligeras”) o los aftersun, para aliviar la piel y potenciar el efecto frescor después de la exposición solar.
4-Aplicar mal el eyeliner
El eyeliner ha vuelto con toda su fuerza y todo apunta a que lo ha hecho para quedarse por mucho tiempo. Se trata de uno de los productos de maquillaje que más juego da a la hora de resaltar la mirada, pero a menudo no se utiliza adecuadamente, sobre todo cuando se trata del eyeliner líquido. Los expertos de Geoderm explican cómo sacar todo el partido a este producto y evitar los errores más frecuentes en su aplicación: “El delineador de ojos puede dibujarse por encima de las pestañas superiores, por debajo de las inferiores o en ambas. Su objetivo principal es hacer que las pestañas parezcan exuberantes, pero también llamar la atención sobre el ojo y puede incluso cambiar su forma”.
En el caso del delineador líquido, los pasos a seguir para lograr un resultado óptimo son los siguientes:
- Agitar el producto para asegurar que el eyeliner está bien mezclado. “Hay que comprobar que la tapa está bien cerrada y luego agitar el eyeliner líquido durante unos segundos. Una vez realizado este paso, desenroscar el tapón y sacar el pincel del recipiente. En caso de haber recogido exceso de producto en el pincel (algo habitual), pasarlo por el borde del recipiente, eliminando así el sobrante”.
- Empezar por el centro: “Colocar el pincel en la línea de las pestañas superiores de forma que esté lo más cerca posible de éstas. Después, empezar a aplicar el eyeliner, desplazando el pincel hacia el borde exterior de la línea de las pestañas. Si se quiere conseguir un trazo uniforme, se puede delinear primero la línea de las pestañas superiores con un lápiz y luego repasar esa línea con un delineador líquido”.
- Rellenar los huecos. Después de delinear la esquina exterior, se pasa a delinear el borde interior de la línea de las pestañas superiores, hasta conectarla con el trazo previo. “Es importante hacer pequeños trazos para conectar ambas líneas y rellenarlas”.
- Reparar errores. Si el trazo se desvía o se hace un “borrón”, los expertos recomiendan mojar un bastoncillo de algodón con un poco de aceite líquido o producto desmaquillante, y utilizar la punta del bastoncillo para arreglar el trazo.
5-Pasar olímpicamente de la crema corporal
Las prisas y la falta de hábito son las principales razones por las que un gesto tan importante como aplicar a diario la crema de cuerpo (hidratante, nutritiva, reafirmante…) no suele ser un “fijo/indispensable” en la rutina de muchas personas. Los argumentos para subsanar este error (sin esperar a que la piel esté tirante o se descame, que suele ser el momento en el que se “redescubren” estos productos) son muchos y contundentes: suponen el mejor refuerzo de la barrera cutánea frente a la agresión de agentes externos; aseguran el nivel de hidratación adecuado (la mayoría incluyen ácido hialurónico, un ingrediente que es capaz de retener hasta mil veces su peso en agua) y, además, ofrecen un plus de cuidados, con activos cada vez más adaptados al comportamiento y necesidades de la piel corporal.
Tienen la ventaja de que hay opciones para todos los gustos: desde la tradicional body milk (crema, leche, bálsamo, gel, loción…) a fórmulas más ligeras (muy recomendables las presentaciones en spray). Asimismo, existen en el mercado formulaciones específicas para todos los problemas y situaciones (por ejemplo, hay productos para las pieles tatuadas o las que han sido sometidas a algún tratamiento dermatológico).
Los expertos aconsejan aplicar la crema corporal siempre después de la ducha diaria. Es importante extenderla por el cuerpo, prestando especial atención a zonas como los pies (especialmente los talones), los codos y las rodillas, que se suelen olvidar y son especialmente vulnerables a la aparición de sequedad.
6-No prestar la debida atención a las uñas (más allá de la manicura fashion)
La manicura (en todas sus versiones) se ha convertido en un complemento imprescindible de cualquier outfit. Sin embargo, y más allá del resultado estético, esta tendencia presenta una serie de efectos secundarios sobre las uñas a los que hay que prestar atención. Tal y como apuntan los especialistas de la marca farmacéutica Unglax, además de las consecuencias de los procedimientos realizados en los centros específicos, existen otras posibles causas del deterioro de las uñas: el paso de los años, los cambios bruscos o frecuentes de temperatura, el uso continuado del agua o la utilización de geles hidroalcohólicos.
Sin embargo, y a pesar de todos estos potenciales “agresores”, no siempre prestamos a las uñas los cuidados que necesitan, teniendo en cuenta que además de todos estos factores a los que están expuestas, es una zona especialmente vulnerable: básicamente se trata de una membrana con forma y textura de lámina, de ahí la necesidad de protegerlas y aplicar sobre ellas productos específicos que las preparan para la manicura, tratan los potenciales problemas que pueden presentar (debilidad, estrías) y tengan acción fortalecedora, nutritiva, hidratante, reparadora, etc.
Otros gestos que aseguran unas uñas en perfecto estado son cortarlas de una forma regular, para que tengan un largo adecuado y no se rompan; hidratar las cutículas; utilizar guantes en las tareas del hogar; limarse las uñas correctamente, y evitar el uso de sustancias químicas nocivas.
7-Olvidarse del cuero cabelludo
Son muchas las causas implicadas en el debilitamiento del cabello y en su caída (que no se produce solo en otoño, sino que puede experimentarse en cualquier momento). “Como parte de su ciclo natural de crecimiento, se desprenderá permanentemente una cierta cantidad de cabello a lo largo de las estaciones. Esto no es motivo de preocupación, siempre que el número de pelos que se caen se mantenga relativamente bajo (entre 50 y 100 al día). Pero el número de ciclos de crecimiento del cabello tiene un límite: 25-30 ciclos, cada uno de los cuales dura entre dos y cinco años. En teoría, esto debería ser suficiente para tener una buena cabellera durante toda la vida, pero hay una serie de factores que pueden reducir considerablemente la duración de estos ciclos de crecimiento, dando lugar a que los cabellos individuales se vuelvan cada vez más finos antes de caerse”, explican desde la firma Leonor Greyl.
En relación con esto, los datos revelan que en los últimos años se ha producido un aumento espectacular de la caída difusa del cabello, que ahora afecta a entre el 20 y el 40% de las mujeres. “Por lo general, el cabello es fino y escaso en todo el cuero cabelludo, y suele deberse a factores externos como el estrés, el cansancio, las deficiencias nutricionales o un desequilibrio hormonal”, añaden.
En este contexto, el buen estado del cuero cabelludo juega un papel determinante, de ahí la conveniencia de incluir en los cuidados capilares diarios gestos que activen su circulación. “La circulación lenta deja a la piel del cuero cabelludo debilitada y sin vida, incapaz de nutrir adecuadamente los bulbos pilosos. Para activarla hay que bajar la cabeza y masajear suavemente el cuero cabelludo durante un minuto al día. De esta forma, la epidermis de esta zona se mantiene flexible y se estimula el flujo sanguíneo superficial”.
En la misma línea, los especialistas de Armonía ponen el foco en el microbioma del cuero cabelludo, una parte del microbioma cutáneo que, al igual que ocurre en el aparato digestivo, está poblado de bacterias que tienen una importante función protectora. “En el caso del cuero cabelludo, cuya principal misión es asegurar el correcto crecimiento y mantenimiento del cabello, cuanto más variada sea la población microscópica que vive en él, más saludable estará y, por lo tanto, será menos sensible, seco y/o descamado”. Como señalan desde esta firma, el sudor y el sebo son los principales “alimentos” de estas bacterias, y cualquier alteración como el estrés, la temperatura del agua, el uso de cosméticos capilares agresivos, las herramientas de calor, el sol o la contaminación pueden suponer una amenaza para el cuero cabelludo, produciendo irritación y malestar, que a su vez se traduce en una melena sin volumen, brillo ni fuerza.
Como pautas para cuidar el microbioma capilar, destacan que la principal es lavar el pelo de la manera correcta, para eliminar cualquier rastro de suciedad, pero “respetando” a las bacterias. “También es importante llevar un estilo de vida saludable en cuanto a alimentación, ejercicio y sueño, y usar productos capilares que respeten el manto hidrolipídico”. E igual de importante que los cuidados externos es reforzar la salud del cabello y del cuero cabelludo interiormente, recurriendo complementos alimenticios específicos.