como tener un pelo precioso

Consejos expertos para un cabello sano y sedoso

La importancia de la nutrición capilar, la elección adecuada de champú y acondicionador, y los pasos esenciales para un lavado y secado óptimos.

Al igual que la seda es el tejido más suave y al mismo tiempo resistente que existe, una melena sedosa y suave es sinónimo de pelo fuerte y bien nutrido. De ahí que todos los cuidados se centren en este resultado. Así lo explica Helena Rodero, farmacéutica especialista en cuidado capilar, quien nos cuenta los secretos más elementales para el correcto manejo de nuestra cabellera.

La suavidad del pelo nos da la medida de lo bien o mal cuidada que esté nuestra melena. Así lo explica Helena Rodero, farmacéutica especialista en cuidado capilar, quien nos invita a aplicar al cabello en su zona “viva” los mismos consejos que damos a la piel. “El pelo es un material biológico que se compone de zonas “vivas”, como el folículo, en constante crecimiento y por lo tanto muy demandante de cuidados, y de zonas que no se regeneran, como la fibra capilar, cuyos cuidados básicos deben ir dirigidos a no dañarla ni maltratarla protegiendo la cutícula, que es la armadura de cada una de nuestras fibras capilares, la estructura que le da protección al cabello”, explica. “Está formada por varias capas de células cuticulares (normalmente de 6 a 8) unidas a través del cemento cuticular que actúa como un pegamento que le da cohesión, por lo que una cutícula resistente será la clave de la protección de nuestra fibra capilar, siendo fundamental que el cabello siempre esté suave, porque eso significa que la cutícula no se va a levantar ni a romper”. 

¿Y qué es lo que daña la cutícula? El exceso de calor, el sol, agentes químicos como los tintes, las decoloraciones, los alisados, las permanentes y las aguas alcalinas, cloradas y marinas, entre otros agentes. “Por ello, para conseguir un cabello más bonito y brillante debemos mantener la cutícula intacta y evitar que los tratamientos la dañen, puesto que, además, se trata de un tejido que no se regenera”, explica la experta.

Fino/grueso/rizado/liso… Cuidados a demanda

Helena Rodero explica cómo la forma del cabello está definida genéticamente. “El folículo del cabello liso es simétrico, al contrario que el rizado que tiene forma de palo de golf y a lo largo de su longitud va variando su número de capas de cutícula, lo que favorece la formación de las ondas y rizos”, afirma. Todo esto hay que tenerlo en cuenta a la hora de establecer una rutina capilar personalizada en cuanto al lavado, desenredado y secado, teniendo en cuenta el tipo de pelo que se tenga. “El cabello grueso es más resistente que el fino y necesita más ingredientes acondicionadores. El cabello rizado es más delicado que el liso porque la cutícula se abre a medida que forma la onda y eso hace que se encrespe y se dañe con más facilidad. El cabello virgen es más resistente que el procesado con decoloraciones, tintes, alisadosporque esos procesos dañan de manera irreversible la fibra. El cabello afro es el más delicado de todos y el cabello asiático el más resistente a la radiación solar. En definitiva, hay multitud de variables a considerar y no es tan sencillo hacerlo. Por eso un farmacéutico que se especializa en belleza capilar supone un plus para el paciente”, explica la experta. 

Alimentar el folículo: fundamental para evitar su caída

Para que el folículo trabaje de manera adecuada, el descanso, una buena alimentación y una vida tranquila y sin estrés constituyen el trío de ases que esta experta recomienda para tener un cabello sano y fuerte. “Con ello le damos al pelo los nutrientes que necesita y evitamos las causas que inducen a su caída. También es importante tomar proteínas en las tres comidas principales del día, puesto que el cabello es queratina fundamentalmente, y la queratina es proteína”. En caso de caída, hay momentos en los que puede haber un déficit de vitamina D, hierro, magnesio y zinc. En estos casos, según Rodero, puede ser conveniente dar al cabello un “extra” en forma de complementos, y si el déficit se mantiene en el tiempo, acudir al dermatólogo-tricólogo para descartar una posible enfermedad. “En cuanto a los complementos de biotina no los recomiendo, aunque si se tiene la microbiota intestinal afectada, no estaría de más tomarlos. En definitiva, mantener una vida sana y acudir a un profesional dermatólogo si la caída del pelo se prolonga más allá de tres meses, es básico para evitar males mayores”, explica. 

El pelo NO debe hidratarse

Un mito muy habitual es el que afirma que un cabello debe estar hidratado. “Esto es erróneo, ya que hidratar el cabello significa que metemos agua dentro y esto hace que la cutícula se despegue. Cuando hablamos de cabello debemos hablar de nutrición y acondicionado, no de hidratación”, explica Helena. Entonces, si el cabello no necesita hidratación, ¿por qué existe ahora una tendencia de productos capilares con ácido hialurónico? “El ácido hialurónico es una molécula que retiene el agua consigo. Cuanto más penetre más agua retiene dentro y esto no va a ser beneficioso para el pelo. El secreto está en elegir moléculas que capten agua y formen films/geles sobre la superficie de la fibra capilar para mejorar la suavidad y proteger la fibra del calor y de la fricción. Mi teoría es que el ácido hialurónico que no penetra a través de la cutícula, que es el de bajo peso molecular, tiene la capacidad de formar ese film protector externo suavizante. Pelo más brillante, con más cuerpo, más suave y más protegido es lo que proporciona este activo”, concluye la experta. 

Uno de los hábitos que debemos abandonar es utilizar aceite de ricino, parafina o vaselina en las pestañas. Tampoco debemos usar maquillaje waterproof, muy difícil de desmaquillar ni acostarnos con el maquillaje. Las pestañas deben estar siempre limpias para evitar blefaritis.

Champú y acondicionador
Lo que tienen que tener

Según explica Helena Rodero, a la hora de elegir un champú, debemos poner el foco tanto en las necesidades del cuero cabelludo como de la fibra capilar. “Un error muy habitual en las mujeres es que escogemos el champú teniendo en cuenta sólo las necesidades del cabello y no del cuero cabelludo, pero si lo hacemos así debemos utilizar varios champús, ya que lo ideal es que el champú aporte ingredientes con diferentes mecanismos de acción y propiedades”, explica.

  1. En primer lugar, un buen champú debe limpiar bien y no dejar apenas residuo. Una higiene adecuada del cuero cabelludo es sinónimo de cabello bonito y sano. En este sentido, “los sulfatos son los tensioactivos más potentes, los que tienen mayor poder de limpieza y por lo tanto los más desengrasantes. Son un tipo de detergentes aniónicos que aseguran su limpieza y pueden usarse en todos los tipos de cabello, con más o menos frecuencia. Ahora bien, si tu pelo es demasiado seco y encrespado y no quieres que te limpie en exceso, puedes escoger detergentes aniónicos con un poder de limpieza medio, que no sean irritantes del cuero cabelludo. También puedes elegir un champú que contenga en su formulación, además de sulfatos, sarcosinas (Lauryl Sarcosine o Sodium Lauryl Sarcosinato) para evitar el crecimiento en exceso de Malasezzia furfur (un hongo que no nos conviene que esté alterado)”. Utilizar el sulfato inadecuado, con la frecuencia incorrecta o frotar en exceso el producto sobre el cuero cabelludo, puede provocar irritación, caspa, más grasa y sequedad en la fibra capilar, mientras que no usarlo para higienizar, puede incluso desencadenar una dermatitis seborreica. “Los sulfatos que me preocupan más son los co-wash que son champús con base de detergentes catiónicos que nunca van a limpiar bien el cuero cabelludo” aclara. “Como norma general debe buscarse una fórmula que incluya Laureth con otros detergentes más suaves e intercalar su uso con otro champú que no contenga sulfatos”, concluye. 
  2. En cuanto al acondicionador, Helena Rodero aconseja las siliconas, muy eficaces como acondicionadores, específicamente la amodimeticona, que es fácil de encontrar en cosméticos y protege las zonas más dañadas del cabello. “La clave está en notar suave el pelo, y ello se consigue tratándolo bien para que la cutícula esté pegada y el cabello sea menos permeable al agua. Para evitar el encrespamiento hay que tratar bien la cutícula, usar acondicionador y hacer unas buenas prácticas de cuidado diario. Si lo que queremos es dar volumen, debemos secar boca abajo la raíz, usar champús que limpien bien el cuero cabelludo y acondicionadores que contengan activos engrosadores”, aclara.

¿Y qué pasa con el sol y las canas?

“El daño que el sol hace al cabello (independientemente del cuero cabelludo) es múltiple: rotura, cambio de color, cambio de textura… Sin embargo, no existe un protector solar para el cabello tal y como existe para la piel. Para protegerlo de la radiación, se suelen usar moléculas de varios tipos y formatos. Pero siempre es mejor usar gorro y cuando no podamos localizar o recomendar un producto de este tipo adaptado a las necesidades de cada persona”, explica Rodero.

Respecto a las canas, Helena nos explica que “sí se pueden frenar y existen dos productos comerciales para ello, pero sólo tiene sentido usarlos cuando están saliendo”, afirma Rodero. La aparición de cana es algo genético y se acelera con el estilo de vida, justo esa parte es reversible. Y las canas amarillean sobre todo por el efecto del sol y de las aguas por residuos metálicos. En cuanto a los tintes para cubrir canas, “todos los tintes que cubren cana dañan en alguna medida el cabello. Y si son de agua oxigenada o de muchos volúmenes, peor. Los tintes comerciales trabajan a 20VV mínimo. A veces no hace falta llegar a 20 y usando 10 VV como yo, cubrimos cana también y dañamos menos el cabello”, explica Rodero.

Los tratamientos de queratina deshacen parte de los puentes disulfuro, por lo que debilitan mucho el cabello y yo los desaconsejo.

Pasos para una buena técnica de lavado y secado

*Por Helena Rodero, farmacéutica especialista en belleza capilar

  1. Antes de entrar en la ducha, desenrédate en seco con un cepillo de cerdas de jabalí, el mejor cepillo del mercado. Recuerda que un cabello mojado es mucho más delicado y se puede romper al desenredarse. Desenreda de arriba abajo y date un masaje en el cuero cabelludo. Así será más fácil lavarlo. 
  2. Ahora, aplica el acondicionador en seco, de medios a puntas, lo que se conoce como prelavado
  3. A continuación, puedes empezar a mojarte la cabeza, mientras emulsionas el champú en las manos con un poco de agua. 
  4. Introduce las yemas de los dedos en el cuero cabelludo frotándote todo el cuero siempre en la misma dirección y alrededor de toda la cabeza. No debes hacer una gran maraña de espuma, ya que eso daña la fibra capilar y lo encrespa, haciendo que el pelo se rompa fácilmente y quede sin brillo. Recuerda que, si tienes el cuero cabelludo graso, debes hacer dos pasadas con el champú.
  5. Una vez aclarado, te escurres el pelo bien y vuelves a aplicar el acondicionador de medios a puntas. Esperamos un minuto o dos de rigor, y aclaramos, volviendo a escurrir y poniéndonos la toalla, esperando cinco o diez minutos a que se retire el máximo de humedad. Recuerda que nunca debes enrollar la toalla retorciendo el pelo. 
  6. El secado con secador debe hacerse a temperatura media, siempre a unos 15 cm de distancia y secando por este orden: desde las capas internas a las externas y dirigiendo el secador hacia las puntas.

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Paula Rivero

Soy de la primera promoción de Periodismo que salía del "horno" de Sevilla (en todos los sentidos), allá por el año 94, estudios que completé con los de Historia Contemporánea, licenciándome en...