eliminar el doble menton
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Cómo eliminar el doble mentón

A los 40 llega un día en el que, de repente, miramos más allá del mentón y ¡oh, sorpresa!, comprobamos que el cuello y el escote se han convertido en chivatos de nuestra edad y, lo que es peor, que un nuevo inquilino, la papada, comienza a hacer acto de presencia. Tranquilidad: incluso los cuellos ignorados durante años pueden entrar en talleres y recuperar la juventud perdida.

La genética, el sobrepeso, los cuidados inadecuados (sobre todo en lo que se refiere a la fotoprotección) y el paso del tiempo son los principales culpables de que la zona que va desde el mentón hasta el pecho –cuello y escote- no luzca el mejor de los aspectos. Y a ello hay que unir el que probablemente sea el enemigo número uno de esta parte de nuestra anatomía: la papada, un problema que preocupa al 67% de la población y que está producido fundamentalmente por un acúmulo de grasa.

“La piel del cuello y el escote es una de las más finas del cuerpo y al estar más expuesta que otras zonas a los agentes externos (sol, viento, contaminación), pueden presentar desde edades tempranas manchas, rojeces, arrugas y una mayor tendencia a la flacidez. Por eso necesita unos cuidados específicos que muchas veces pasan desapercibidos”, explica la farmacéutica Inmaculada Canterla, miembro de la SEMAL y directora de Cosmeceutical Center, en Sevilla.

Cuidados cosméticos aparte, la especial vulnerabilidad que presenta esta zona tiene su “justificación” en unas peculiares señas de identidad: “Es pobre en glándulas sebáceas y colágeno, por lo que envejece más deprisa. Además, con la edad, se produce una pérdida del ángulo cérvico-mentoniano que implica un descenso de los tejidos faciales y que produce pliegues, el desdibujamiento de la zona del borde mandibular, la formación de la papada o doble mentón, acúmulos de tejido lateral (orejas mandibulares), arrugas horizontales (conocidas como “anillos de venus”), etc.”, explica Canterla.

Por si estos factores no fueran suficientes para “sabotear” el estado de esta zona corporal, en los últimos tiempos hay que añadir un nuevo enemigo: la tecnología, ya que la postura que se adopta al pasar mucho tiempo delante del ordenador y el gesto característico que se realiza al hablar por el móvil favorecen la pérdida de flacidez de esta zona y la formación de doble mentón, dando lugar a lo que se conoce como “tech neck (algo así como “cuello tecnológico”).

Cómo combatir el doble mentón

La puesta a punto de esta zona pasa por introducir cambios en el estilo de vida y aplicar en ella los cuidados cosméticos adecuados. Hay cremas específicamente formuladas para tratar el cuello, que suelen ser más concentradas que las que están diseñadas para la cara y que tienen como finalidad principal “reponer” la firmeza perdida y remodelar tanto el cuello como el escote. Algunas tienen textura en gel, proporcionando un ligero efecto tensor. Son ideales para las personas de más edad y también en aquellos casos en los que las arrugas y la flacidez son muy notorias. Sin embargo, en la mayoría de los casos el cuello puede compartir tanto los cosméticos como los gestos o rituales que se utilizan en el rostro:

Exfoliar semanalmente, para mejorar el aspecto de la piel y estimular la renovación de las células cutáneas.

Utilizar un protector solar de amplio espectro de con SPF 30 como mínimo. Aplicarlo siempre antes de salir a calle, durante todo el año. Este gesto es clave para prevenir la pérdida de colágeno y, sobre todo, evitar la formación de manchas de pigmentación. Si tienes el pelo corto, acuérdate de aplicar el fotoprotector en la parte posterior y a ambos lados del cuello.

⊕ En cuanto a la hidratante, es importante que sea un producto con activos reafirmantes y antiedad, como el retinol (usarlo por la noche), muy eficaz para atenuar la apariencia de las arrugas y aumentar la firmeza de la piel. El ácido hialurónico es otro ingrediente muy recomendable para tratar el cuello, debido a su elevado poder hidratante.

⊕ Independientemente del producto cosmético empleado, es muy importante la forma de aplicarlo en esta zona: hay que hacerlo con mucha suavidad, con las palmas de las manos extendidas, deslizando una tras otra, varias veces, hacia abajo, desde la barbilla hasta el escote primero (sin olvidar ambos lados del cuello) y, después, haciendo movimientos circulares desde la garganta hasta las vértebras.

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Redacción Consejos

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