Por muy eficaces que sean los cosméticos faciales hidratantes, nutritivos, antiedad y demás, y por muy potentes y vanguardistas que sean sus ingredientes, poco pueden hacer sobre una piel llena de restos de impurezas. De ahí que la limpieza y la exfoliación sean dos gestos básicos e imprescindibles para todos los tipos y edades de la piel.

Durante todo el año, la piel del rostro está expuesta a factores internos, como el sudor o la hiperproducción de sebo, y externos (principalmente la polución) que la ensucian e impiden que muchas de sus funciones (hidratación, renovación celular…) se realicen adecuadamente. A ello hay que unir los restos que dejan los productos que habitualmente se aplican sobre ella –maquillaje, hidratantes con color, cremas solares- y que pueden obstruir los poros, auténticos “respiraderos” cutáneos. Por tanto, es muy importante seguir escrupulosamente una rutina de limpieza facial diaria complementada de forma regular con la exfoliación.

Objetivo, cero impurezas
Dermatólogos, cosmetólogos y expertos en belleza coinciden en atribuir un papel relevante a la limpieza facial no sólo en el mantenimiento del buen estado de la piel sino también en la lucha frente al envejecimiento. Y es que en una epidermis libre de impurezas y células muertas, las arrugas y líneas de expresión tardan más en salir y, cuando lo hacen, son menos evidentes. Además, sólo con una piel perfectamente limpia se puede asegurar la efectividad al 100 por cien del resto de los productos cosméticos.

“El paso fundamental por el que hay que empezar en todo cuidado cosmético es la limpieza, tanto por el día como la noche. Este gesto siempre ha de realizarse con productos adaptados a cada tipo de piel. Por ejemplo, para las pieles mixtas y grasas, lo mejor es optar por productos que se retiren con agua, y en el caso de las pieles secas recomiendo las texturas en leche limpiadora. Por otro lado, es importante que los productos que se emplean para la limpieza facial sean respetuosos con la piel, es decir, que no incluyan detergentes agresivos y con un pH adaptado a la piel, de 4,5”, explica la farmacéutica inmaculada canteriaInmaculada Canterla, especialista en Dermocosmética y Medicina Antiaging y directora de Cosmeceutical Center.

El repertorio de cosméticos limpiadores que hay actualmente en el mercado es muy amplio y variado, lo que puede hacer difícil de elección de uno u otro producto. La experta ofrece las pautas para acertar: “Según las necesidades de cada piel puede ser aconsejable un tipo de textura u otra». Así, en las pieles mixtas son más cómodas las texturas en gel o mousse que puedan retirarse después con agua. En el caso de las pieles muy secas se recomiendan texturas más lipídicas. La pastilla de jabón, por ejemplo, es una opción muy popular, pero en general resulta menos higiénica que otras, aunque hay jabones más preparados para que no haya una contaminación bacteriana fácil. En cuanto a las toallitas desmaquillantes, están desaconsejadas al ser sintéticas y no proporcionar una limpieza efectiva. Sólo las recomiendo de forma ocasional, ya que el mejor protocolo de limpieza consiste siempre en elegir el limpiador en gel o mousse y retirarlo con una gamuza o toalla de algodón (limpia) para que arrastre el sebo, la polución y demás impurezas”.

Exfoliación: adiós a las células muertas
La piel está siempre mudando y regenerándose de forma totalmente espontánea. Las células que se encuentran en su capa más externa, la epidermis, envejecen, mueren y se desprenden continuamente, dando lugar a un proceso de descamación natural. Pero éste no siempre se realiza correctamente: las células pueden desprenderse de forma más lenta e irregular, dando como resultado una capa de células muertas que proporcionan a la piel un aspecto áspero y desvitalizado. Y ese es el cometido de los productos exfoliantes: favorecer este proceso de regeneración natural de la piel. ¿Cuándo aplicar la exfoliante? “Una vez la piel está limpia”, señala la farmacéutica. “Aunque se puede hacer una exfoliación en el paso de la limpieza, ya que hay productos limpiadores que pueden tener una acción exfoliante al disponer de determinados ingredientes (por ejemplo, ácido glicólico o ácido mandélico), lo más recomendable es hacer una exfoliación aparte, mucho más específica (al estar usando un producto especialmente formulado para ello), que irá después de la limpieza. Si se utiliza el limpiador con exfoliación de forma diaria, tiene que ser a dosis no muy altas”.

Respecto a la edad a la que hay que empezar a incluir la exfoliación en el ritual habitual de belleza, Inmaculada Canterla señala que “desde la adolescencia, cuando se empiezan a adquirir unos hábitos cosméticos saludables, hay que incluir la exfoliación en los cuidados diarios. Ya desde ese momento es muy importante ayudar a la piel en su proceso de exfoliación natural para conseguir luego una buena absorción y penetración de los principios activos que se van a aplicar a continuación”.

Sin embargo, y al igual que ocurre con otros gestos cosméticos, hay que ir adaptando la exfoliación a las circunstancias. “Dependiendo de la edad, la exfoliación variará. Tanto los principios activos como la exfoliación será más o menos potente según el estado y tipo de piel. En cada caso, el especialista recomendará qué forma de exfoliación es la más aconsejable, pudiendo escoger entre tres tipos: física, química y enzimática”.

En cuanto a las formulaciones y texturas, hay varias entre las que elegir, dependiendo de los gustos personales y, sobre todo, del tipo de piel. Las cremas y mascarillas son ideales para las pieles secas y normales; los geles funcionan bien en las pieles grasas y con tendencia acnéica y las lociones son la versión más ligera cuando la piel es sensible o reactiva. Otra opción son las toallitas exfoliantes y las que son limpiadoras y exfoliantes a la vez. Suelen estar recomendadas para las pieles grasas o mixtas, aunque también están disponibles para el resto de las tipologías, y suponen la forma más rápida de acceder a este gesto cosmético.

Inmaculada Canterla explica cuál es el “manual de uso” de los productos exfoliantes:
“Ante todo, es imprescindible limpiar la piel con un producto adecuado. Después, y según la textura del exfoliante, será necesario humedecer la piel o no. En cuanto al tiempo de aplicación, depende de la composición del producto. Algunos ni siquiera hay que dejarlos actuar, mientras que en otros con 3 minutos es suficiente, aunque por lo general, los productos exfoliantes no necesitan demasiado tiempo de permanencia sobre la piel. La forma de aplicación también variará dependiendo de si es un producto mecánico, esto es, con el que hay que frotar la piel y después retirar; un exfoliante químico, que necesita algo más de permanencia en la piel, o un exfoliante enzimático, que incluso en alguna ocasión es tan suave que no necesita aclarado”.
En todos los casos, se recomienda aplicar el producto con masajes circulares suaves y evitar las zonas sensibles, como el contorno de ojos y los labios.
También se aconseja realizar la exfoliación después de la limpieza facial nocturna, ya que por la noche, durante el sueño, se acelera la renovación natural de la piel, lo que favorece la aparición de células nuevas, un efecto que puede potenciar la exfoliación nocturna.

Tipos de exfoliantes

  • Mecánicos: Son productos que en su formulación incluyen gránulos, partículas o moléculas sintéticas, las cuales ayudan a, literalmente, eliminar las células muertas. Pueden emplearse junto a aparatos eléctricos o cepillitos específicos con los que, mediante movimientos circulares, se facilita la aplicación del producto. Este tipo de exfoliantes están especialmente indicadas para las pieles normales (hay que asegurarse de que se aplican correctamente y, sobre todo, que se eliminan de la forma adecuada).
  • Químicos: Incluyen sustancias y principios activos como los ácidos glicólico, láctico, y el ácido salicílico que ayudan a los células muertas a disolverse mediante un procedimiento químico. Concretamente, estas sustancias deshacen el cemento intracelular, que une unas células con otras. Este tipo de exfoliación está especialmente indicada para las pieles grasas y mixtas. Aunque la dosis utilizada en cosmética para uso en casa suele ser baja, podría tener efectos adversos en pieles sensibles o con dermatitis: rojeces, irritaciones, etc.
  • Enzimáticos: Son exfoliantes que incluyen enzimas, un ingrediente capaz de disolver las células muertas (se separan por disgregación) sin necesidad de friccionar, dejando la piel sana intacta y minimizando el riesgo de inflamación, por lo que resultan las más adecuadas en los casos de las pieles sensibles, ya que son la opción más suave.

Hidratar: el broche final
“A la exfoliación siempre debe seguirle un tercer paso básico para cuidar la piel, que es la hidratación”, señala Inmaculada Canterla. Hidratar la piel en este momento es fundamental para devolverle los aceites naturales y las grasas que se han podido eliminar con la limpieza y reconstruir el manto hidrolipídico, principal protector de la superficie cutánea. Para ello, basta con utilizar la hidratante de día o de noche, según el momento del día en que se realice la exfoliación. En los casos en los que la piel queda tirante después de la limpieza y exfoliación o si se quiere añadir un plus de luminosidad al rostro, se puede acabar el proceso con una mascarilla hidratante.

La farmacéutica hace hincapié en la utilización de productos específicos para realizar cada uno de estos gestos de limpieza y, en este sentido, señala que “es importante aclarar que los productos multiusos pueden ser más o menos cómodos y prácticos, pero solo los aconsejo para ocasiones especiales (cuando se está de viaje, por ejemplo), ya que la limpiadora es la limpiadora, y cada producto (limpiador, exfoliante o hidratante) va a tener más alcance por separado. Por ejemplo, usar una limpiadora con efecto hidratante puede ser práctico, pero que nadie pretenda hidratarse con una limpiadora de forma habitual”.

Pieles sensibles: mimos específicos
En principio, la exfoliación podría parecer un gesto potencialmente agresivo para las pieles sensibles, pero tal y como explica Inmaculada Canterla, “es un mito la creencia de que este tipo de pieles no pueden exfoliarse. Todas las pieles deben someterse a este gesto cosmético, siempre que se realice con los productos adecuados, que están especialmente indicados para este tipo de pieles y aplicados siempre con más cuidado y suavidad”.

La piel grasa y acneica también merece una atención especial. Es un error pensar que cuanto más se exfolie este tipo de piel, mejores resultados se obtendrán: en ocasiones podría ofrecer un efecto rebote y producir más grasa. Sin embargo, por norma general, las zonas centrales sí pueden recibir un producto exfoliante diariamente (a menos que posea altas concentraciones químicas). Es más, a menudo la exfoliación en casa es un tratamiento complementario al recetado por el dermatólogo.

Seis errores típicos que no hay que cometer

  1. Exagerar con la limpieza facial. Abusar de este gesto puede producir justo el efecto contrario al que se busca: dañar a la piel y añadirle años. Con dos veces al día es suficiente, aunque se puede aplicar una limpieza extra puntualmente (por ejemplo, antes o después de hacer ejercicio o ir al gimnasio).
  2. Utilizar un producto limpiador demasiado agresivo para el tipo de piel. Las epidermis sensibles y las de más edad deberían evitar sistemáticamente los jabones faciales (contienen aceites y otros ingredientes que pueden causar irritación). Es recomendable también utilizar limpiadores que contengan ingredientes calmantes como el té verde, que alivia las pieles más sensibles. En los casos de las pieles muy grasas y propensas al acné, la mejor solución son los productos que contienen ácido salicílico.
  3. Optar por la “sobre-exfoliación”… o no recurrir nunca a este gesto. Aunque los productos exfoliantes formulados para ser aplicados en casa contienen muy pocos ingredientes irritantes, abusar de este gesto, aunque sea con un producto suave y adaptado al tipo de piel, puede llegar a irritar la epidermis. De la misma manera, es un error no recurrir nunca a la exfoliación, especialmente en el caso de las pieles maduras: a medida que vamos cumpliendo años, las enzimas que están presentes en la piel que se encargan de realizar el proceso de exfoliación de forma natural van perdiendo efectividad. El resultado es una piel si vida, en la que las arrugas son mucho más evidentes.
  4. No desmaquillarse antes de acostarse. Olvidarse de eliminar el maquillaje puede tener consecuencias importantes sobre la piel, ya que favorece la obstrucción de los poros e impide que el sebo (una sustancia lubricante presente de forma natural en la piel, encargada de mantener los niveles de hidratación de la epidermis y de eliminar las células muertas) cumpla eficazmente con su cometido, ya sea con gel, agua micelar o leche limpiadora. Y, al desmaquillarse, no hay que olvidarse de los ojos, ya que cualquier resto en esta zona puede producir infección o irritación.
  5. Eliminar la limpiadora o exfoliante con agua demasiado caliente. Es cierto que muchos productos se eliminan mejor con agua caliente, pero hay que evitar utilizar temperaturas muy altas, especialmente durante el invierno, cuando la piel tiende a resecarse como consecuencia de los cambios bruscos de temperatura y por los efectos de los ambientes cerrados y el calor de la calefacción
  6. Abusar de las toallitas limpiadoras. Estas toallitas son muy útiles para eliminar los restos de maquillaje y como opción rápida de limpieza facial, pero no deben sustituir de forma habitual al cosmético limpiador. Siempre que se recurra a ellas, hay que usar después una limpiadora específica que elimine de forma eficaz cualquier resto de impureza en los poros.

Buenas razones para usar un exfoliante

  1. Prepara la piel. La exfoliación supone el mejor preámbulo para aplicar cualquier otro tratamiento cosmético, ya que deja a la piel en las condiciones óptimas para absorber cualquier sustancia.
  2. Activa la circulación local. El hecho de que estos productos se apliquen mediante un masaje aumenta el flujo sanguíneo en la zona en la que éste se realiza y, además, permite una mejor organización de las células, actuando a su vez como un estupendo gesto preventivo frente al envejecimiento.
  3. Restaura y tonifica. Los productos exfoliantes aportan a la piel sales minerales y vitaminas, aceites esenciales y oligoelementos que la hacen parecer más firme, joven y luminosa.
  4. Combate a los granos. Para las pieles grasas, supone el mejor aliado para mantener los poros limpios, evitando que éstos se obstruyan a causa de la grasa y que den lugar a la formación de puntos negros, espinillas y granitos.
  5. Tratamiento pre-sol. La exfoliación es ese gesto imprescindible antes de la exposición solar, ya que favorece un bronceado uniforme y evita el riesgo de que la piel se pele.
  6. Facilita el autobronceado. Los resultados del autobronceador siempre son mejores si éste se aplica inmediatamente después de exfoliar la piel, ya que la eliminación de células muertas evita que se acumule el producto en determinadas zonas y el moreno quede “parcheado”.
  7. Prolonga el moreno en la piel. Contrariamente a lo que se cree, la exfoliante no “barre” el moreno sino que una vez que la piel se ha bronceado, permite eliminar las células que están más afectadas por la exposición solar, reavivando el tono dorado.
  8. Preámbulo del color. Exfoliar la piel antes de aplicar el maquillaje optimiza los resultados, ya que favorece que éste se adhiera mejor y se mantenga inalterable durante más tiempo.

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Redacción Consejos

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3 respuestas a “LIMPIEZA + EXFOLIACIÓN Fórmula ganadora”

  1. Buenas tardes.
    Llevo unos meses loca 😬 Lo mismo me dicen que tengo la piel grasa deshidratada que mixta. Pero desidratada fijo, porque me pasa mucho. El caso es que me dicen que no me limpie con gel limpiador porque me estoy eliminando el mando hidrolipídico es cierto? Suelo aplicarme luego un tónico con ph neutro y que es de los que más me hidrata, de los que he probado claro, y aún así pierdo hidratación y mal lo del gel limpiador, que estaba con el de APIVITA pieles grasas/mixtas y NEOGEN te verde, que es espuma limpiadora. Usted qué opina? Muchas gracias por su tiempo
    Un saludo,
    Inés

    1. Las aguas micelares van muy bien para limpiar la piel. Son muy agradables y no dañan el manto hidrolipídico. Pregunte a su farmacéutico cuál es la que más le conviene según su tipo de piel.
      Un saludo.

  2. que gran artículo, siempre estoy investigando cada dia la mejor forma de limpiar y cuidar la piel de mi rostro, como un consejito extra para seguir cuidando nuestros rostro aun cuando estemos durmiendo, una buena funda de almohada de seda ayuda bastante a disminuir las manchas en nuestro rostro, no lo creí hasta que decidí comprar una, me ha ayudado muchísimo, Yo compre la de Luxybear y me ha encantado!

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