Por suerte, la cosmética aporta soluciones para el rostro cansado cuyos efectos son, además, exprés. Y es que la jornada intensiva no es solo patrimonio de los meses de verano porque, ¿hay algo más intensivo que la sucesión de compras, prisas, celebraciones familiares, compromisos laborales y desajuste de horarios, todo ello sin dejar de lado las obligaciones habituales, que caracteriza a los últimos días del año? El reto no es fácil: conseguir un look festivo con una piel –y una energía– bajo mínimos. 

Además de la superposición de actividades extra –que por muy lúdicas, entrañables y gratificantes que éstas sean, pueden resultar agotadoras– es habitual que en esta época se duerma menos de lo habitual o que, debido a ese “desbarajuste” de la rutina, aparezcan o se agraven problemas de sueño como el insomnio. Lo explica la doctora Mar Mira, directora de la Clínica de Medicina Estética Mira + Cueto, de Madrid: “Prisas, estrés, falta de tiempo, preocupaciones varias… son muchos los asuntos que nos alteran y que se convierten en nuestra ‘peor pesadilla’ a la hora de irnos a la cama, haciendo que durmamos menos horas y, por lo tanto, alterando nuestro organismo por completo: vista cansada, hipersensibilidad a los estímulos de luz, reducción de la capacidad de concentración, sensación de cansancio constante, estado de ánimo depresivo… Y es que dormir bien no solo es esencial para reponer fuerzas sino que también afecta al funcionamiento interno, regenerando y oxigenando las células”.

La doctora Mira da otra razón, “de peso”, además, para intentar compaginar el ritmo festivo con el descanso adecuado: “Ocho horas de sueño reparador ayudan a mantener el peso adecuado, ya que cuando se duerme mal o poco se tiende a tener más hambre y ansiedad, a lo que hay que unir que el cuerpo acumula grasas que son más complicadas de eliminar”. Por lo tanto, el primer gesto beauty que hay que asegurarse para “brillar” en estas fiestas con todo esplendor es intentar no robarle horas a nuestra rutina de sueño.

Contorno de ojos: el “delator” número uno

El segundo es “no perder de vista” nuestro contorno de ojos. Tal y como explica Lotte Tisenkopfa, CEO de la firma Mádara, la piel de esta zona es cuatro veces más fina que la del resto del cuerpo, de ahí que sea la primera en reaccionar ante el estrés y la irritación. “El estilo de vida frenético, la falta de sueño, el tabaco (propio o ajeno), el uso de dispositivos electrónicos, viajar frecuentemente, el estrés emocional… todo esto contribuye a la falta de confort periocular. El envejecimiento y los factores ambientales causan aún más daños: la piel del contorno de ojos se afina y oscurece, los párpados se hunden y aparecen las arrugas”.

Una vez conocida esa especial vulnerabilidad que justifica que esta zona acuse especialmente los signos de cansancio, es importante saber qué consecuencias concretas va a tener en nuestro aspecto. Son lo que los expertos de Filorga denominan “los cinco los principales enemigos del contorno de ojos”, en los que hay que centrar todos los esfuerzos reparadores de cara a las jornadas intensivas festivas:

-Arrugas: aparecen cuando la piel ya no resiste el ritmo de las contracciones musculares, dando como resultado las famosas patas de gallo.

-Pérdida de firmeza: surge cuando las fibras de colágeno y elastina empiezan a escasear y se refleja especialmente en el párpado.

-Falta de luminosidad: se debe a lo fina que es la piel en esta parte del rostro. La falta de sueño, el estrés o incluso la contaminación son las principales causas de un contorno de ojos opaco y con falta de luminosidad.

-Ojeras: esas zonas oscuras que transmiten un aspecto de cansancio se deben a la pérdida de permeabilidad vascular y a una acumulación pigmentaria. Las ojeras, que pueden ser ocasionales o duraderas, se agravan cuando, además, se padece falta de sueño, picos de estrés o un consumo excesivo de alcohol o tabaco (situaciones no poco frecuentes en estas fechas…).

-Bolsas: acuosas (por la retención de líquidos) o adiposas (debidas a los acúmulos de grasa), se deben a una microcirculación linfática debilitada y, también, al desplazamiento de la grasa orbitaria que se acumula bajo el ojo, formando así bolsas visibles en la superficie.

Soluciones para el rostro cansado

Parches e iluminadores, tus aliados

Teniendo en cuenta todo esto, no hay duda de que los principales esfuerzos deben focalizarse en esta zona, utilizando para ello, además del producto específico habitual, soluciones exprés, como los parches. Se trata de fórmulas a base de concentrados de activos con intenso poder calmante, hidratante y reparador que se traducen en un efecto lifting y alisador, muy visible y duradero. Estos productos deben aplicarse siempre sobre la piel del contorno de ojos, previamente limpia y desmaquillada, dejándolos actuar alrededor de 15 minutos y eliminándolos después. En caso de que quede exceso de producto, hay que favorecer su penetración dando ligeros golpecitos con las yemas de los dedos (¡nunca frotando!).

El maquillaje también puede hacer maravillas a la hora de difuminar los rasgos de cansancio y, de hecho, cada vez hay más opciones formuladas con este fin. Es el caso de los iluminadores, cuyo principal cometido es aportar puntos de luz en aquellas zonas que necesitan una “ayudita”. En el caso de los ojos, se pueden aplicar en tres puntos estratégicos para despertar la mirada: en el hueso de la ceja, para “abrir” los ojos; en el párpado móvil, para iluminar la mirada; y en el lagrimal (en una cantidad muy pequeña) para aportar un plus de viveza. Los expertos de Camaleon explican que estos productos se pueden utilizar sin maquillaje, para disimular el cansancio y la falta de sueño; y con maquillaje, en este caso, siempre después de haber aplicado la base y los correctores y, en las pieles grasas, teniendo cuidado con las cantidades, para no generar brillos indeseables. También resultan muy prácticos en estos momentos los multiusos que aúnan maquillaje, corrección y tratamiento como por ejemplo Eyeshadow Lift, de Talika, una sombra de ojos (disponible en cinco tonos) que proporciona además un efecto lifting y reafirmante.  Se aplica de la forma habitual: sobre el párpado, con las yemas de los dedos o con una brocha, pudiéndose combinar con otros colores.

Ampollas flash: siempre al rescate

Se usan durante todo el año y en cualquier ocasión, pero sin duda, su momento “top” es en las fiestas navideñas, debido al “efecto Cenicienta” que proporcionan. Y es que los beneficios que aportan es lo más parecido a una varita mágica cosmética que uno se pueda encontrar: alisan la piel y suben el tono –que pasa de “mustio” a “sonrosado”-; revitalizan los rasgos más apagados; borran las arrugas y líneas de expresión; aportan una agradable sensación de confort; hacen que el maquillaje se mantenga durante mucho más tiempo…

Aunque los productos originales han evolucionado mucho y actualmente la fórmula de “ampollas flash” presenta versiones de todo tipo – despigmentante, antiedad, con melatonina, con probióticos, con proteoglicanos…- y todas ellas son válidas, cuando se trata de conseguir inmediatez de resultados la clave está en centrarse en las que prometen un “efecto lifting”. Este es posible gracias a la hiperconcentración de principios activos como los péptidos (de efecto tensor), ácido hialurónico (un potente “rellenador” de la epidermis); vitamina C (mejora el tono al instante), nácares y pigmentos (producen un efecto óptico que camufla las arrugas y las líneas de expresión más marcadas)… La “última hora” en cuanto a la formulación de estas ampollas es la incorporación de la DMAE, una molécula microscópica que, como explica la farmacéutica Marta Masi, embajadora de laboratorios Delapiel y ella misma creadora de las mascarillas DO RE MI, “es capaz de penetrar en las capas más profundas de la piel y ayuda a estimular los músculos faciales que se vuelven “perezosos”, dando lugar al descolgamiento, lo que es sinónimo directo de firmeza y resistencia. Además, la DMAE posee un efecto acumulativo, que mejora los resultados con la constancia”. La clave para optimizar esa maravillosa formulación que ofrecen las ampollas flash o de belleza instantánea es utilizarlas correctamente: se aplican siempre sobre la piel limpia, desmaquillada y seca. Si previamente se ha exfoliado, los efectos se potencian aún más. Se echa aproximadamente la mitad del contenido de la ampolla en la palma de la mano, masajeando después con la yema de los dedos el rostro, el cuello y el escote. Después, aplicar directamente el maquillaje.

Mascarillas: con un plus

Otro de los clásicos en esta época del año son las mascarillas, que aúnan al efecto exprés que proporcionan con un extra de calma, confort y bienestar, lo que las convierte en una especie de oasis cosmético entre tanta vorágine festiva. El arsenal de mascarillas es prácticamente ilimitado y actualmente existen opciones no sólo para el rostro sino también para prácticamente todas las zonas del cuerpo, y, entre ellas, hay algunas que aportan un plus que hacen que sean especialmente recomendables en este momento. Es el caso de la mascarilla capilar South Beach, de Nuggela & Sulé, un tratamiento intensivo con “siliconas” naturales y biodegradables que actúa en todos los frentes capilares imaginables: controlan el encrespamiento, restaura y repara el cabello dañado, recupera el brillo, protege la cutícula, suaviza las puntas… Todo ello con solo 5-15 minutos de aplicación (también se puede dejar actuar durante toda la noche).

La mascarilla facial Repleshing Glow, de Apoem, actúa a nivel cutáneo (tiene un efecto revitalizante) y también sensorial, gracias a las notas de aromaterapia que incorpora. Está especialmente formulada para iluminar y recargar de energía a las pieles más secas, sensibles y agotadas. Los especialistas de Apoem dan algunos consejos para sacarle todo el partido: extender una fina capa de mascarilla mediante un suave masaje estimulante en rostro y cuello; dejarla actuar entre 10 y 30 minutos y retirarla con discos de algodón previamente mojados.

Las mascarillas de celulosa son lo más parecido a una cura exprés a nivel cosmético. La versión “MI” mate, de la gama Notas en Clave de M (las únicas mascarillas de celulosa, hasta ahora, desarrolladas por un farmacéutico), de la farmacéutica Marta Massi, contiene colágeno y elastina, componentes mayoritarios del tejido conectivo en su distribución natural, y cuyo uso favorece la restauración de la membrana basal, redensifica la piel, mejora la firmeza y disminuye las arrugas. Entre sus ingredientes figura también la prolina, un aminoácido esencial que participa en muchas funciones celulares metabólicas. Se puede dejar actuar durante 15 minutos y retirarla sin aclarar, aplicando, una vez absorbida, el tratamiento habitual.

Otra opción “instantánea” altamente recomendable son las nuevas Insta-Masque, de Nuxe, formuladas como dosis de belleza exprés y que se pueden usar por separado, de forma sucesiva o en modo multimasking (una mascarilla distinta en diferentes zonas del rostro, en función de las necesidades de la piel). Son tres: mascarilla exfoliante + unificante; mascarilla detoxificante + iluminadora y mascarilla purificante + suavizante.

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Redacción Consejos

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